«Se está acabando el castrochavismo en Venezuela ¡Y aquí aún nos asustan con ´él!» Simpática ocurrencia, emitida por de uno de los miembros de un grupo de politólogos para resumir tanto el colapso de la empresa política que Hugo Chaves bautizó con el pomposo nombre de «socialismo siglo XXI», como el uso acérrimo que de este desastre realizan los escasos partidarios que le quedan a Uribe´
Porque hoy no existen países que presenten un elevado grado de desarrollo económico basándose en principios distintos al mercado capitalista. En China, los dirigentes del partido comunista se enorgullecen de presentar los gigantescos éxitos de sus empresas privadas. En Rusia, el sistema renació, a pesar de la corrupción impuesta por los exmiembros de la policía política comunista o K.G.B. En Vietnam, la llegada del capital extranjero, con fábricas estilo Nike, reconstruye una nación devastada por la guerra. Y hasta en Cuba se propició la llegada de capitales privados para desarrollar la zona industrial de Mariel. Resulta pues innegable que el antiguo dogma del socialismo marxista consistente en expropiar los medios de producción se ha convertido ¡En un legítimo y desprestigiado mito!
Pero, en Venezuela, el chapucero intento de reproducir lo que fue en sus comienzos la revolución cubana: expropiando a los capitalistas y sitiando por física hambre a la numerosa clase media, devino en una colosal e irreparable destrucción del aparato productivo. Y la culpa de esto no residiría tanto en la enorme insolvencia en asuntos económicos demostrada por Chaves y sus sucesores, como en la carencia de nuevas formulaciones teóricas por parte de los economistas que todavía son partidarios del antiguo «socialismo científico», pues, según analistas como Paul Mason, colaborador de medios como The Guardian o New Statesman, tales personajes se encuentran ante problemas imposibles de resolver sin dejar de lado supuestos inmanentes a esa concepción, como el denominado «dogma de la expropiación de los medios de producción», que Marx o Lenin consideraban indispensable para la construcción de su sistema.
Si al fracaso de ese tipo de socialismo en Rusia o China, se unen el desastre de Venezuela y el descalabro de esa «izquierda» nuestra que , después de gobernar a Bogotá durante tres periodos fue derrotada por un personaje neoliberal como Peñalosa; tendríamos que el peligro de implantar electoralmente semejante propuesta en Colombia sería poco menos que insignificante o una especie de chiste. Sin embargo, algunos «ideólogos» la utilizan para infundir miedo entre gentes tan ingenuas, desinformadas o simplemente deschavetadas como aquella parlamentaria que veneraba un cuadro del sagrado corazón ¡Colocando sobre el rostro de Jesús una foto de Uribe!
AGM-30-VII-2024
Me hizo pensar, usted sabe que para escribir soy mala. Pero lo haré muy despacio.
Yo soy de izquierda, el único desliz imperdonable que tuve ,fue Gaviria. a mí me parece mal meter ideologias extranjeras en Colombia. Petro no es
de ese estilo, No apoyaría a Maduro por sus políticas.solo que no pelea con el ,porque son socios comerciales. De resto Venezuela solo sirve para ser un polvorín dónde se iniciarían guerras por recursos naturales . Abrazos recordado Alfonso .