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CulturaLiteraturaGambito de dama en la izquierda colombiana.

Gambito de dama en la izquierda colombiana.

Por MIGUEL ÁNGEL RUBIO OSPINA

En el ajedrez existe una jugada, o mejor dicho, una serie de variables en los movimientos, llamada Gambito de dama.

Esta jugada, consiste en ofrecer una ficha a cambio de un poco de ventaja, para lograr una movida maestra que lleve a la derrota del oponente.  No explicaremos aquí en aras de la brevedad y por mi ignorancia en ese bello juego, en el que apenas si muevo las fichas, las características de esas variables y sus estrategias, y además porque ésta es una columna política y no ajedrecística.

Con los nuevos tiempos que soplan, la elección de Joe Biden como presidente de los Estados Unidos, las reflexiones que suscitan la pandemia y la cuarentena, y lo cuestionadas que quedan todas las ideologías en este momento, donde ni los gobiernos de derecha,  ni de izquierda, pueden garantizar una vacuna, un tratamiento o un manejo adecuado de la salud pública, y ningún país tiene el músculo financiero suficiente para mantener en cuarentena permanente a la población mundial, seguir pensando políticamente como veníamos haciéndolo es un acto de miopía política y de torpeza.

Vamos al caso específico de Colombia, que a finales del próximo año prende motores para las campañas del 2022, en la que la disputa por la presidencia comienza ya a esbozar candidatos en los tres espectros ideológicos. Por un lado la izquierda propone una consulta en la que invitan a jugar a Petro, a Camilo Romero, a Carlos Caicedo, a Rodolfo Hernández, a los liberales, todavía no se sabe quién, a Francia Márquez, a Ángela María  Robledo, y hasta al muy cuestionado Sergio Fajardo,   contando con el recién llegado Roy Barreras y el Senador por el Polo, Alexander López que juega en un partido ya sin la influencia del MOIR, y  sin Jorge Enrique Robledo.  De este grupo, se dice que el que gane la consulta, será el candidato único. En el medio está el llamado Centro, del cual se proponen nombres como los de Alejandro Gaviria, Juan Manuel Galán, De la Calle, Antonio Sanguino, Angélica Lozano, entre otros y  finalmente la derecha en la que juegan personajes del cariz de Tomás Uribe, a quién la Revista Semana en días pasados le dedicó casi 6 páginas, Carlos Holmes Trujillo, o cualquier otro que,  señalado por Uribe,  encarne las políticas actuales del gobierno en curso y  responda, como efectivamente lo hace éste, a los caprichos del expresidente y la élite que lo sigue.

No se sabe a ciencia cierta, si Robledo y su nuevo partido Dignidad, jugaran en el espectro de la izquierda como isla solitaria, o si se pasan al centro a pescar una posibilidad de representar esta vertiente política.

Este es pues el panorama político;  en él incidirán temas cruciales como: El país de la Post pandemia, El desprestigio de la Derecha hegemónica que llega cansada y golpeada a una contienda electoral, nuevas figuras que se debaten entre no estar en los dos extremos, la paz como un tema que a pocos les gusta pero del que todos hablan, y la izquierda con unas propuestas y agendas que, por supuesto, contrarían los del actual gobierno, que intentan recoger las  más sentidas demandas sociales, con posturas de oposición total y con una creciente popularidad entre los abstencionistas y los ciudadanos, que cansados de lo mismo, han empezado a manifestar su intención de voto de castigo a la derecha en las próximas elecciones.

Sin embargo,  para que la izquierda, pueda dar el golpe final y tomar las riendas del país, necesita, como en el ajedrez, hacer un gambito de dama que podría llevarle a apropiarse del discurso de los del centro, que miran con sospecha a la izquierda y con cierta nostalgia a la derecha.

Ese gambito de dama, esa ficha que deben sacrificar para poder darle la vuelta las elecciones y al país una oportunidad de un gobierno distinto, se llama El régimen chavista.

Sí señores, el candidato de la izquierda que sea capaz de separarse diametralmente, ideológicamente y éticamente del régimen de Maduro, Diosdado, Valdimir Padrino, lo condene y pueda mostrar una  diferenciación tajante de su influencia, podrá despejar el principal obstáculo en la búsqueda del poder. Esto por tres razones fundamentales:

  1. Porque al separarse de la influencia y égida del chavismo, le quitará automáticamente a la derecha su principal argumento para ganar las elecciones; pues para nadie es un secreto que el miedo a “volvernos como Venezuela” y las muestras de autoritarismo, totalitarismo y nefastas políticas económicas del vecino, le han facilitado a países de la región como Colombia, Brasil, Perú, Chile, y Ecuador, elegir gobiernos de derecha o de centro derecha, más cercanos a Trump que a Maduro, sin que sus dirigentes tengan que mostrar ideas brillantes o mucho esfuerzo en su forma de gobernar.
  • Porque la ratificación de Joe Biden como próximo presidente de los Estados Unidos, por parte del colegio electoral, y siendo este del partido Demócrata, abre la puerta para que nuevos debates políticos se den en Latinoamérica, donde la atención de la izquierda debe desplazarse a experiencias exitosas como México, Salvador, España, o incluso Bolivia, donde el MAS vuelve a tener mayorías, y Chile, donde el referendo pone una agenda nueva, lo que  obliga a entender que seguir apoyando regímenes que piensan como en los años 60, carece de todo sentido. Con Joe Biden, la influencia militar, aunque no cesará,  será un poco menos relevante y tendremos un imperio más dialogante y menos confrontacionista.
  • Porque simbólicamente, los dirigentes del gobierno chavista, no son la prueba de la inteligencia y la lucidez que ha mostrado la izquierda siempre, con figuras de la talla de Mujica, Correa, Carlos Gaviria, Michelle Bachelet, José Luis Rodríguez Zapatero, Lula Da Silva, o incluso Fidel Castro, y por el contrario, cada declaración, decisión y política de Maduro, demuestran la torpeza, la falta de formación intelectual y la improvisación de un régimen que ha aguantado a fuerza de resistencia, y de apoyos como los de Rusia y China.

Por estas tres razones, es hora de entender que el principal enemigo de la izquierda en Colombia no es Uribe, que está desprestigiado, que ha sido el único expresidente al que han ordenado poner preso, que su poder va en declive, pero que encuentra siempre como reencaucharse. No, el principal enemigo de la izquierda es su incapacidad de autocrítica y su injustificable silencio ante los crasos errores de la izquierda chavista.

Es hora de sacrificar el peón para dar Mate con la Dama.

        MIGUEL ÁNGEL RUBIO O

@rubio_miguel

1 COMENTARIO

  1. Es muy cómico el listado de requisitos que todos los dias salen a colocarle a los candidatos de izquierda.
    Lo otro mas curioso es el apoyo permanente del Uribismo a la oposición Venezolana, desde el circo de Guaidó, hasta las entrevistas en vivo del presidente Duque a lideres de la oposicion en su programa diario.

    No se cansan de hablar de Venezuela

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