FLANEAR , CONTEMPLAR, CONTAR
El flâneur , aquel que describe WALTER BENJAMIN , es quien deambula, va a la deriva o sin rumbo por las calles, observa la ciudad sin dejarse seducir por las vitrinas. Para éste, caminar es un placer en sí mismo.
Flâneurs fueron BALZAC, BAUDELAIRE – el creador de este arte o esta filosofia- NIETZCHE, ROUSSEAU y artistas como MANET y RENOIR. En palabras de Benjamin, flâneur ve el mundo oculto del mundo; sus sentidos agudos le permiten descubrir, develar lo no dicho de la ciudad y de sus objetos; su ojo abierto y su oído preparado, buscan otra cosa muy distinta a lo que la gente ve, o mejor, ni ve.
El fláneur camina sin afán, contempla sin implicarse en el entorno urbano y según Baudelaire, es un observador, un pintor de la vida moderna.
Hace unos tres años, empecé a caminar, por caminar y descubrí que me sentía plena con mi paso despreocupado y llegaba con muchas maravillas en mi libreta de apuntes y el celular, deleitándome luego con detalles de formas, colores, recordando olores y sonidos que grababa y sin pensarlo resulté leyendo acerca de esto y empecé a encontrar personajes que lo hicieron , descubriendo como lo afirma FREDERIC GROS , que flanear, caminar y contemplar, es toda una filosofía: caminar y vivir despacio , como lo hicieron también RIMBAUD , KAN, PROUST .
Y me animé y continué con mi caminar, contemplar, vivir, sentirme viva y ganar VIVENTUD, porque es alertar los sentidos, detenerme en algo que me llame la atención, ver más allá, descubrir, preguntarme y preguntar, asociar, registrar y puede ser también, detenerme ante alguien, mirarle a los ojos, escucharle , preguntarle para más escuchar, abrazar y por qué no, hasta tomarme un tinto conversado para seguir caminando.
Hoy, emprendí mi caminar sin rumbo después de una cita odontológica; no había caminado dos cuadras , cuando me encontré con un pequeño grupo de la Secretaría de Cultura del municipio y me interesé, por lo cual gentilmente me acogieron y continué caminando, ya con un sentido y el rumbo lo trazaba quien dirigía la guianza, un flâneur pereirano, gran observador, explorador de ciudad, coleccionista, Artista y Magister en Historia, RONALD HOLGUÍN GIL.
Fue una experiencia maravillosa porque mi caminar me fundió en el territorio y pude ver las huellas inscritas en él. Vi en los sitios y monumentos, lo que había pasado desapercibido, pues mi flánear no había sido por la parte céntrica – por allí he pasado de afán – y pude ver placas como la que indica dónde cayó el Doctor JAIME SALAZAR ROBLEDO al ser asesinado, un cáliz en la cerradura de la puerta de la catedral, las tallas en la madera , los restos de los primeros grabados en los andenes – carrera entre 18 y 19 – , la placa que indica dónde están los restos de JESÚS MARÍA ORMAZA en la Catedral – no en la cripta- , el sitio donde quedó la Cápsula del tiempo y otra cantidad de detalles y me deleité con los datos precisos aportados por el historiador, quien complementaba con partes de sus colecciones: estampillas, pines, fotografías, artículos, llaveros, documentos. Caminar para contemplar objetos, monumentos, es apreciar los paisajes que integran el trayecto de la vida, es hacer una lectura de la ciudad, es leer las calles ; es descubrir la ciudad y dialogar con ella.
Esta experiencia me reafirmó la importancia y el placer de caminar y contemplar, de estar fuera, en el espacio público y de manera consciente, ver con otros ojos la ciudad abandonada, erosionada, eclipsada por la tecnología, los afanes, la ceguera , el desinterés por el desconocimiento o desinterés por la historia y el arte; por tanto, al correr afanados y ciegos, no conocemos ni reconocemos, no preguntamos y no nos apropiamos de la ciudad y nos perdemos de lo que señala GROS : del goce de » los últimos paseos – pueden ser muy duraderos aún – que tienen la dulzura del desapego pues nada hay que esperar, nada que aguardar» ; del goce de ese «permitirse vivir, existir» y añado yo, el goce gozar llenarse de VIVENTUD, de ser VIVENTUD. Es la manera en que según REBECA SOLNIT, revestimos de significados particulares, actos universales. Caminaban así JEREMÍAS BENTHAM Y JOHN STWART MILL.
Invito a caminar en solitario o con quien o quienes tengan este mismo interés de hacerlo con el desapego del viajero.
Y termino con estas preguntas: Cuando caminas por el centro de Pereira, has visto siquiera uno de los Cristos donados a la ciudad por JUAN CARLOS JAVIERRE? Sabes dónde está y dónde están los otros? Sabes qué nombre tiene y dónde está la obra del hermano de LUCY TEJADA? Yo tampoco lo sabía. Por eso, en adelante, a flanear: caminar y contemplar para contar .
Pereira tiene muchas cosas para observar, nos la pasamos siempre caminando sin la capacidad de asombro para descubrir tantas cosas de la cotidianidad, del arte y de la cultura. Tantas esculturas, murales, huellas del tiempo y de la historia. El artículo hace reflexiones de caminar pero observando, viendo las cosas lindas de la ciudad. Excelente artículo, gracias.
Buenas tardes, me encantó la historia, me recordó cuando yo repartía aguapanela con pan en las noches por las calles de Pereira
Enriquecedora lectura. Gracias Amelia Restrepo por tanto para escribir y compartír.
Interesante recomendación, a veces solo cruzamos las calles de una ciudad que tiene tanto que enseñarnos, y nosotros tanto por aprender de ella.
Felicitaciones por tanto que enseñas: «el buen maestro siempre dispuesto a compartir lo contemplado y admirado».
Muy interesante artículo. Pude darme cuenta, que llevo muchos años, sin flanear y me propongo desde ahora, ir sin prisa descubriendo y reconociendo cada espacio y personas con ojos abiertos y oídos despiertos, dejándome impregnar por cada ser humano y recuerdo histórico que me encuentre en esta búsqueda.