Por: JESÚS ALBEIRO ZULUAGA LÓPEZ.
A Santa Rosa de Cabal llegó el tradicional día de las velitas y conjugó bien con el parque principal que ostenta más de 10 árboles de navidad, y con los farolitos llegó la cura al virus que está en todas partes, que se mueve audible por todos los hogares ostentando su aparente inmunidad, que, generalmente cuelga a diario de las orejas igual que el tapabocas, en medio de aglomeraciones dicharacheras, y afecta a todos los habitantes del pueblo, asintomáticos o no. Es así que la navidad nos dio a los santarrosanos el antídoto contra el letal virus, aquel que destruye células en su paso por el cuerpo auditivo y, tan perjudicial como degenerativo, se transmite de unos a otros a ritmo exorbitante (y con ritmo de periódicos golpeteos secuenciales) dejando un panorama devastador en las cifras, con tendencia al aumento, introduciéndonos a una nueva normalidad en la que poco vale la resistencia y termina por olvidarse lo que conocíamos. ¡En Santa Rosa la navidad le plantó resistencia al enemigo!
Si el lector no lo ha adivinado, hablo de tendencias musicales de la actualidad, que es un verdadero virus, tan grave como el chino, este se guarda en las mentes, es psicológico y cultural. Imagine usted una pista básica generada por un computador, sume adornos sonoros periódicos que se repetirán a lo largo de la canción para cambiar las nociones de un primer encuentro, el concepto de la conquista o las tácticas para enamorar. Cambiar, por ejemplo el No dejabas de mirar, estabas sola, completamente bella y sensual, algo me arrastró hacia ti como una ola y fui y te dije «hola, ¿qué tal?» de José José por el perrea, mami perrea de alguno de los impúdicos poetas contemporáneos cuyos llamados a la acción están cargados de aliteración y romanticismo facilista, muy español a decir verdad, por lo despreocupado y machista, pero dejado de los coloquialismos, traidor y desleal al género, entonces. Es el reguetón, o reggaeton, es una nueva corriente que al igual que su escritura, no logro comprender.
¿Que no es ese un virus que pasa de persona a persona? Desde el legado del Papá Yanqui (paradójicamente puertorriqueño) muchos jóvenes y no tan jóvenes han sucumbido ante esta patología, pero, por fortuna de los pocos sanos, como ya mencioné, llegó la cura de este año, la época del compartimiento donde, al menos por peso cultural, los villancicos opacan el ritmo pegajoso de las letras denigrantes, y no pretendo polarizar como lo hacemos quienes nos oponemos a cualquier cosa impuesta. Santa Rosa de Cabal se viste de rojo y verde y nuevamente en los hogares revive esa luz de la esperanza, y en las calles se han escuchado las voces de los niños en coro, y de la artista Isabella Ayala entonando canciones alusivas a la figura de la natividad, combatiendo contra el restregón y suscitando a sus adeptos a mudar las vocales a mejores puertos, con bases en la tradición y la sublimidad de la memoria. Me explico con Charles Dickens: “¡Feliz, feliz Navidad, la que hace que nos acordemos de las ilusiones de nuestra infancia, le recuerde al abuelo las alegrías de su juventud, y le transporte al viajero a su chimenea y a su dulce hogar!” Es un antídoto anual, y Santa Rosa de Cabal lo celebra con el Concurso Nacional de Villancicos, certamen único cuyo género contrasta y se ubica por encima del que critico y los que exalto y escucho por gusto, convicción, identidad y placer.
Por ello lo tomo como una propuesta que se entrega cada año al huevero contemporáneo, y como al huevero, a todo el que sigue tales vejámenes musicales a los que hago física oposición y vuelvan su atención, mediante la música navideña, a los lirismos dignos de respeto que por lo menos respetaban nuestra lengua común. Enfrentemos este, el primer virus americano, con tesón y (para referenciar de nuevo la época que no viví pero recuerdo) con la canción de José Feliciano, que en medio de la simplicidad de su mensaje, pudo ver con su música más allá que lo que permiten los ojos y el ingenio de los contemporáneos:
Feliz Navidad
Feliz Navidad
Feliz Navidad
Próspero año y felicidad
¡Bienvenida la navidad!
Felicitaciones,escribes muy bien, es agradable y muy entretenido.
Un abrazo.
Muchas gracias, profe.
Un abrazo y feliz navidad.
¿A quién tengo el placer de agradecerle?
Fantástico tu escrito , te felicitó.orgullosa de ver el gran hombre que eres.