Me parece estúpida la manera como la gente se encasilla en los dos polos de la democracia universal. En los últimos años los eventos electorales del planeta le ofrecen al votante dos opciones que cada día se corren más hacia los extremos. Han perdido vigencia el «centro», los «independientes», la «tercera vía» y las otras alternativas que alimentaron la democracia en el siglo XX. Ahora todo se reduce a la «extrema derecha» y a la «extrema izquierda». Los lideres han descubierto que al electorado (al menos al latino y al gringo) no le gustan las posiciones blandas y que responde mejor al llamado con discursos agresivos que rompan los cánones y normas de la sociedad.
Los colombianos mostramos la peor cara en las anteriores elecciones presidenciales. Asistimos a unos comicios en los que la derecha moderada fue aplastada por un candidato medio (?) loco, vulgar y camorrero como Rodolfo Hernández. Sus «madrazos» y excentricidades atraparon a un pueblo «mamado» de lo que había. No le importó que el señor tuviera serios cuestionamientos y muchas investigaciones por corrupción, un virus que viene calando en la conciencia de los colombianos rendidos ante el progreso incontenible de la podredumbre. Muchas veces habrán escuchado la frase: votaré por fulano, es un bandido pero se le ven las obras. ¡Una triste resignación!
A Petro, que también derrotó a la izquierda moderada, le tocó la más fácil. Había que escoger entre dos personajes salidos de todos los estándares y el pueblo —en una reacción de sensatez— se inclinó por aquel que le ofreció el mejor sueño, un cambio radical frente a los indolentes gobiernos que le precedieron.
Lo mismo que acaba de pasar en Argentina. Ese país se inclinó por el más procaz y cínico. Después de veinte años de funesto gobierno del «kirchnerismo» los pibes del sur optaron por quien les ofreció otro camino cualquiera. La «derecha» del mundo aplaude a rabiar sin conocer al personaje y sin imaginar las consecuencias de esta decisión. Ojalá no sea un salto al abismo. Todos queremos (especialmente los suramericanos) que los argentinos superen la enorme crisis económica que viven pero no voy a caer en la euforia circunstancial y facilista de aplaudir anticipadamente a un líder que se atreve a decir cosas como:
– Entre la mafia y el Estado prefiero a la mafia.
– Durante más de 20 años estuve engañando a mis alumnos. Todo lo que enseñé sobre estructuras de mercado está mal. … Mi misión es cagar a patadas en el culo a keynesianos y colectivistas hijos de p%&.
– El Papa es el representante del Maligno en la tierra.
– Una empresa que contamina el río, ¿dónde está el daño?
– Somos superiores moralmente; esto no es para tibios.
– La venta de órganos es un mercado más.
Aunque algunos se rasguen las vestiduras les digo que no veo lejos su discurso al de Hitler. Como lo dijo mi colega columnista Juan Guillermo Ángel, es increíble que un pueblo como el alemán, culto y humanista, haya caído en las tesis bárbaras y racistas del führer. Pues me pregunto lo mismo de los argentinos. Ya veremos.
Por lo pronto, debo decir que es mentira aquello de que el mundo se encamina hacia la derecha o hacia la izquierda. La política funciona como el péndulo de un reloj. Un rato va hacia un lado y luego hacia el otro. Revisen a Europa y a cada país democrático de América y me darán la razón. Lo importante pienso, es no caer en «ultra extremos» y preferir atajos que conduzcan siempre a la justicia social.
Lo cierto es que en este momento, las ideologías extremas están de moda. Acabo de pasar en los Países Bajos y en los Estados Unidos, que siempre se han hecho ver como modelo democrático, las encuestas le dan buenas posibilidades a un señor que tiene más de 90 cargos de justicia y ha estado utilizando en sus discursos de campaña lenguaje que no se había oído desde la época de Hitler y Mussolini. Ideologías moderadas no están muy de moda.
bueno tener una tertulia con el autor @ErnestoZuluaga, los temas que toca son de actualidad y de discusión.
Antes de opinar, revise el termino del título del artículo, según la RAE
paroxismo
Del lat. tardío paroxysmus, y este del gr. παροξυσμός paroxysmós.
1. m. Exaltación extrema de los afectos y pasiones.
Lamentablemente el análisis que realiza nuestro amigo escritor analista sobre Colombia, fue y es cierto, cobro de nuestra sociedad colombiana a las clases políticas.
Tal vez en Argentina, se dio algo similar en una parte, pero la opción para la segunda vuelta y parte de la primera, era tal vez ir en contra de una clase política también desprestigiada (sólo que en el caso argentino es de izquierda) y ganó la opción contraria, que ojalá para los argentinos funcionen en algo y mucho para que mejore su economía.
A veces, se podría pensar que incluso no son temas de izauierda o derecha, sino de populistas que se amparan en cualquiera de las dos tesis para llegar a las masas electorales.
Un saludo don @ErnestoZuluaga
… Y los que atacan a la religión, no son los comunistas pues, ellos son los que dicen que la religión es el opio del Pueblo; entonces que hace un ultraderechista diciendo que el Papa es el representante del maligno.
Yo creo que más que izquierda y derecha, lo que hay es líderes mal intencionados, aprovechandosen de la poca cultura, las necesidades y el desespero de un pueblo.