Cuando se habla de adicciones, se piensa generalmente en diferentes drogas, o en el tabaco y el alcohol, lo cual es correcto, sin embargo, la realidad es que el ser humano puede desarrollar tipos de adicciones a muchas cosas, incluso a las actividades físicas y a la comida.
Por ejemplo, los estadounidenses han creado la palabra workaholic, para referirse a los adictos al trabajo, o sea aquellas personas que necesitan estar siempre inmersas en su actividad laboral para sentirse bien, y no pueden, ni quieren desenchufarse.
El enfoque médico moderno considera a las adicciones como enfermedades, y como tal, éstas deben ser tratadas.
En el caso de la comida, como la mayoría de adicciones ésta tiene un componente físico y otro psicológico. Nuestro cuerpo tiene una gran capacidad de adaptación, si normalmente ingerimos un exceso de nutrientes, el organismo buscará encontrar un nuevo punto de equilibrio, por un lado, requerirá una mayor cantidad de esos nutrientes, y por el otro, disminuirá su propia producción de ellos, ya que sabe que los recibirá.
Por ejemplo, si nos acostumbramos a comer demasiada azúcar, llegará un punto en que el cuerpo requerirá esa sobredosis para funcionar. En otras palabras, nuestro organismo se ha hecho adicto al azúcar o a los alimentos que lo contienen. Lo mismo puede ocurrir con otros alimentos, tarde o temprano, esta adicción física generará también adicción mental.
La base psicológica de la adicción a la comida es muy compleja y son muchas las razones que pueden llevarnos a ella: la inseguridad, la frustración, el tedio, la ansiedad, el exceso de tensiones, etc. No estamos hablando del placer que proporciona una buena comida, de tener debilidad por tal o cual plato y cada tanto no poder dejar de comerlo, o de quienes gustan de buscar nuevos sabores o combinaciones, me refiero exactamente al hecho de tener que comer de manera compulsiva, como una fuerza que se impone a la voluntad.
En este camino, pronto desaparece el placer y es reemplazado por un sentimiento de culpa que acentúa el problema que originó la adicción.
Una circunstancia de este tipo lleva en el corto plazo a una situación de obesidad, que reforzará la adicción. En estos casos es importante comprender que no es eficaz un enfoque parcial del problema. Ninguna dieta o plan de ejercicios servirán por si solos, pues si la cuestión es la adicción a la comida, es necesario enfrentar el problema en su conjunto, incluyendo el componente psicológico.
Además de la atención especializada individual existen los grupos de autoayuda para personas obesas, que a partir de la experiencia de los grupos alcohólicos, brindan asesoramiento, apoyo y la comprensión de aquellos con los que se comparte el problema.