Como un vehículo conducido en contravía, por una persona alicorada , sobre una concurrida y veloz avenida, parece que están transitando algunas empresas de radio en Colombia y seguramente en varias regiones del mundo.
La tecnología cada vez le gana más espacio a la radio, pero muchas de esas compañías se niegan a apostarle a los ecosistemas digitales y algunos líderes de procesos de esas empresas aseguran que no lo ven necesario, ya que esto no les marca audiencia en el Estudio Continuo de Audiencia Radial (ECAR), que es el único que mide a este medio de comunicación en Colombia.
Los periodistas del AM parecen hablar solos en cada madrugada en sus informativos matutinos y con uno que otro que aún oye radio en algún momento del día. Sus contenidos, cada vez, tienen menos posibilidad de llegar masivamente al público porque sus emisoras cada día tienen menos oyentes.
Empecemos por los carros
Mientras que por allá en 1930 el reto principal era introducir un radio que permitiera al conductor tener entretenimiento a la hora de conducir, hoy en 2024, casi un siglo después, esos radios están quedando en el olvido, pues las pantallas táctiles inteligentes, con acceso a internet se están tomando todo ese mercado y ni siquiera traen frecuencias como el AM o FM.
Quienes conducen hoy, así el carro no sea el más moderno, prefieren encender el radio de pantalla, conectarlo al internet o incluso al celular por vial Bluetooth y así disfrutar de sus listas de reproducciones o mejor conocidas como Play List. Escuchan o consumen lo que quieren, no lo que la empresa de radio les suministra.
Ahora sigamos con los hogares o las oficinas
La aparición de dispositivos como los asistentes de voz han hecho que las amas de casa o las personas en su oficina no tengan que llevar un radio transistor para escuchar entretenimiento. Con solo darle una orden, el asistente busca y reproduce lo que la persona desea consumir, incluso estaciones radiales de todo el mundo que están en plataformas que son capaces de sintonizarlas. Nuevamente la gente consume lo que quiere y no lo que una estación radial le ofrece.
Frente a este tipo de asistentes las frecuencias AM y FM están prácticamente perdidas si no le apuestan a los escosistemas digitales. Pues si no hay RealAudio no tienen posibilidad de ser encontrados por asistentes como Alexa.
Continuemos con el campo
Los transistores y las viejas radiolas ya están colgadas como adornos antiguos de fincas y fondas. Sus dueños en sus celulares Androide pueden escuchar música, otros prefieren los bafles o reproductores a los que conectan el celular por bluetooth o simplemente le pegan una memoria usb con varias horas de reproducción de la música que les guste, no la que una empresa de radio les suministra.
Pero todo no para allí, pues a todas esas situaciones en las que la radio pierde campo con la tecnología, no podemos olvidar una muy importante y masiva como las transmisiones en vivo y los Streaming. Basta con entrar a Facebook, Instagram, YouTube y otras para ver un noticiero, incluso radial o ver el contenido de algún periodista, locutor, ponediscos, etc etc.
Por último hablemos de señal. Cada día es más difícil sintonizar una emisora radial, sobre todo si es de AM. La calidad de audio tampoco es la mejor y por lo general lleva una molesta lluvia por debajo, mientras que en internet el sonido es nítido, envolvente y armónico.
Con todo y que lo digital tiene costos como planes de datos, suscripciones y otros… la Radio pierde campo en el escenario que le exponga.
Las estaciones radiales además siguen aferradas a una encuesta como el ECAR, un estudio telefónico, en el que un solo encuestado puede representar centenares o más de oyentes, o sea un estudio nada tangible ni exacto, pero que hoy sigue siendo el único que mide la audiencia de la radio en Colombia y que les permite a las empresas hacer un “análisis” para crear sus portafolios de ofertas comerciales. O sea para vender aire.
La Radio tal vez no va a desaparecer, se va a transformar, pero los directivos y dueños de algunas empresas de radio no logran entenderlo y siguen aferrados a las cabinas, sus vetustos transmisores y sus contenidos nada atractivos.
No logran ver más allá de la nariz y entender que una sola persona con un celular y plan de datos puede triplicarlos en la audiencia que cada vez les es más difícil obtener.