Por Vicente Zuluaga Osorio
De acuerdo con el artículo 235 de la constitución nacional son atribuciones de la Corte Suprema de Justicia “Juzgar, previa acusación del Fiscal General de la Nación a los ministros del despacho, al Procurador General, al Defensor del Pueblo, a los agentes del Ministerio Público ante la Corte, ante el Consejo de Estado y ante los tribunales; a los directores de los departamentos administrativos, al Contralor General de la República, a los embajadores y jefes de misión diplomática o consular, a los gobernadores, a los magistrados de tribunales y a los generales y almirantes de la fuerza pública …”
Pero, además, tiene esta otra atribución: Juzgar al Presidente de la República o a quien haga sus veces.
Por su parte el artículo 178 ordinal 3º de la misma codificación establece que corresponde a la Cámara de Representantes, previa investigación de la Comisión de Acusaciones, “Acusar ante el Senado, cuando hubiere causas constitucionales, al Presidente de la República o a quien haga sus veces, a los Magistrados de la Corte Constitucional, a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, a los miembros del Consejo Superior de la Judicatura, a los magistrados del Consejo de Estado y al Fiscal General de la Nación.”
La semejanza entre ambas instituciones consiste en que ninguna, duele mucho tener que reconocerlo, ha cumplido a cabalidad con sus funciones.
La Comisión de Acusaciones en toda su historia no ha formulado ante el Senado sino tres peticiones de acusación: contra Gustavo Rojas Pinilla y los ex magistrados Pretelt y Malo.
La Corte Suprema, no ha sido capaz de ordenar la captura de Álvaro Uribe Vélez, a pesar de tener en su poder numerosas investigaciones por delitos de suma gravedad, como las masacres de El Aro, La Granja, El Roble, los falsos positivos que nadie sabe cuántos son, las chuzadas a los magistrados de la Corte Suprema, periodistas y líderes de la oposición, los homicidios imputados al Das a raíz de la entrega de esa institución a los paramilitares, los actos de corrupción de sus ministros, casi todos condenados, como el caso de Andrés Felipe Arias, la Yidis política para su reelección y la podredumbre en que tiene sumida a la nación con el títere que montó en la presidencia de la República, cuyo porcentaje de respaldo de los colombianos bajó al 41 % según la empresa encuestadora Gallup.
A estas alturas uno se pregunta, con dolor de patria, si los magistrados que quedaron en la Corte Suprema de Justicia son iguales de corruptos a Leonidas Bustos, Gustavo Malo, Tarquino, Francisco Ricaurte, Escobar, del Cartel de la Toga, lo cual, de ser cierto, sería una vergüenza indescriptible ante el mundo que, sumada a los otros males que padece la nación, nos deja en la necesidad de acudir a un paro general con participación de todas las fuerzas vivas del país.
Total verdad , es llamada coloquialmente: Comisión de Absoluciones de la Cámara…..
El círculo corrupto que rige en las Cortes, en el Congreso, en las instituciones de Control ( Fiscalía, Contraloría, Procuraduría), locales, deptales, y nacionales; son una vergüenza nacional e internacional.
La corrupción: el plato fuerte del actual Narco_ estado, que se sustenta en decretos , en mentiras, en presentación de un grupo de ineptos, que van desde el presidente títere, el eterno guerrerista, los ministros, y el temible: centro demoníaco.
Hasta cuando?