El universo fluye permanentemente, y la mayor parte del tiempo las personas no son conscientes de este movimiento, porque se hace de manera imperceptible. Aunque todas las formas y los fenómenos se encuentran bajo la influencia de esta ley natural, es bastante común que se perciba el transcurrir de la vida como algo estanco. Por este motivo, hay una tendencia a pretender tener el control sobre todas las cosas, por medio de la repetición de las mismas pautas de pensamiento y acción de otrora. Son comunes las expresiones “todo tiempo pasado fue mejor”, “la música de antes sí era bonita, en cambio la de ahora es de puras vulgaridades”, “árbol que nace torcido, jamás su rama endereza”; ellas apuntan a comparar el pasado (que ya, por supuesto, no existe) con la realidad del presente. Para poner un ejemplo: Ángela, una mujer de 55 años, consultó al psiquiatra por un cuadro de características que ella atribuía en gran medida a que su única hija (con la que había vivido siempre) se hubiera ido a vivir al extranjero, lo que la hacía sentir extremadamente sola y sin saber en qué ocupar su vida.
Al preguntarle sobre su relación con el padre de la hija, rompió en llanto y expresó: “Hace 27 años me abandonó, y desde entonces mi único consuelo había sido Nancy, mi niña”. Cuando se indagó sobre la posibilidad de haber tenido una nueva relación luego de la ruptura matrimonial, agregó con amargura: “Desde ese día de la separación, me prometí que nunca más me iba a enamorar, para que los hombres no me causaran más sufrimiento, y lo he cumplido”. ¿Cuántas veces, amable lector, usted no ha pensado o ha actuado como Ángela o ha considerado alguno de los dichos mencionados? O, quizás, ¿cuántas veces se ha sorprendido pensando en que si su relación afectiva se acabara, sería el fin del mundo, lo que pasaría igualmente si tuviera una pérdida económica o si su equipo deportivo favorito fuera derrotado? El apego es una de las principales causas de infelicidad en el ser humano. El filósofo griego Epícteto (50 – 125) desarrolló cómo alcanzar la serenidad interior, y con respecto al apego y vivir en el pasado, decía que una vez ha sucedido un hecho, no lo podemos cambiar, por lo que debemos centrarnos en el aquí y en el ahora y aceptar las circunstancias tal como son.
No apegarse al pasado, no proyectarse al futuro, habitar en el momento presente y observar una vida llena de virtudes son claves para superar las contingencias a las cuales se enfrentan los seres humanos en su cotidianidad. El mejor día que puede tener una persona es el hoy, no importa cómo hayan sido los del pasado: hay que dejarlos sepultados allí donde ocurrieron y solo utilizarlos como un gran aprendizaje, que hemos debido vivir por diferentes circunstancias, muchas de las cuales escapan de nuestro control voluntario y, por esa razón, se deben aceptar. ¡Desata los nudos que te atan al pasado!, permítete fluir acompasadamente con el ritmo del universo, permítete ser compasivo contigo mismo y vuela para recorrer los mundos de una nueva ilusión que siempre debe estar presente en tu vida. www.urielescobar.com.co
Querido doc Uriel.
Saludos
Sus columnas son siempre frescas y al punto, en especial en estos tiempos tan vertiginosos que insisten en medir al ser humano por sus logros y competencias. La salud mental es tan importante como la vida física, o como una lluvia sin sombrilla, o como el mismo sol para el paisaje. De ahí que sus textos reflexivos apunten a una diana y acierten, ya que es necesario cultivar las pausas en la mente, observar nuestra vida interior y optar por la felicidad según Epicteto. Esa felicidad que no es una meta, sino una ruta, no un fin sino un medio, no una forma, sino un estado. Muchas gracias por escribir reflexiones tan nutritivas para nosotros, los hijos de la nube, y los atletas de un camino sin postas.
Saludos.
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Diego eFe
La vida es todo eso que has mencionado de manera tan poética y mucho más, por supuesto. Son tantas las aristas que nos ofrece la experiencia de estar vivo que siempre habrá un camino expedito para la esperanza y el inicio de este recorrido tiene un punto en común: el interior del ser. Gracias y un gran abrazo, querido amigo
Excelente artículo. Un asunto recurrente en el que muchos hemos estado involucrados en nuestras vidas. El pasado, solo eso es, algo que se ha ido para siempre. Gracias
Gracias a ti por tu aporte. Si es muy común que vivamos ligados al pasado en especial con la carga de sufrimiento que este trae cuando ha sido doloroso. Hay que soltarlo, no hay otra opción. Un abrazo
Muy productivo artículo.
Gracias, Javier. El no superar las vivencias del pasado es una importante fuente de sufrimiento, ya lo decía Buda hace 2.600 años. Un abrazo
Humano y real. Muchas veces encuentro frases como «yo perdón pero no olvido». Ahí está la atadura. Cada que se recuerda la ofensa, se da un paso atrás. Maravilloso vivir el hoy, le daríamos fin a la ansiedad y a la depresión. Seríamos muy felices. Gracias Dr. Uriel. Gran tema tocado de manera muy sencilla y clara.
Gracias, Olga Cecilia por tu aporte. Atarse al pasado cualquiera sea la experiencia vivida es anclarse y no avanzar. Lo liberador es el perdón. Un abrazo