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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLA MASCULINIDAD PERDIDA

LA MASCULINIDAD PERDIDA

La figura masculina ha sido desplazada en la sociedad moderna por un estado paternalista que ha asumido el rol de proveedor y protector, roles que tradicionalmente correspondían al hombre. Este cambio no solo ha debilitado la identidad masculina, sino que ha llevado a nuestras sociedades al fracaso, manifestado en tres síntomas principales: evasión fiscal, emigración y abstención electoral.

La evasión fiscal, lejos de ser una jugada astuta para engañar al gobierno, refleja más bien una sumisión que nos obliga a ocultar lo que debería ser legítimamente reconocido como el fruto de nuestro esfuerzo. Este acto no es una rebeldía, sino una rendición ante un sistema que castiga la autonomía y la propiedad, y nos hace vivir con miedo de lo que deberíamos poder disfrutar libremente.

La emigración masiva de hombres, incapaces de soportar las cargas impositivas y económicas, evidencia otra forma de derrota. Muchos dejan a sus familias atrás, convirtiendo la búsqueda de oportunidades en un drama de separación y desarraigo, en lugar de enfrentar el sistema que los oprime.

La abstención electoral refleja una profunda resignación. En un sistema donde las opciones políticas no ofrecen alternativas reales, muchos hombres eligen alejarse de las urnas en lugar de involucrarse y proponer soluciones reales a los problemas reales. Esta actitud, lejos de ser una protesta, se convierte en una aceptación pasiva del statu quo, donde el hombre renuncia a su derecho de influir en las decisiones que afectan su futuro. La verdadera fuerza del hombre radica en la capacidad de cuestionar y transformar el sistema desde adentro, asumiendo la responsabilidad de proponer alternativas, en lugar de resignarse a un escenario predeterminado.

El estatismo ha logrado someter al hombre, convirtiéndolo en un individuo que pide permiso para todo: desde manejar su dinero hasta construir su propio destino. Lo obliga a esconder lo que no debería ser escondido, a vivir bajo un constante temor de no cumplir con las normas impuestas por el aparato estatal. Este control perpetuo transforma al hombre en un dependiente, dejando de lado sus características intrínsecas de proveedor, líder y protector.

Es fundamental destacar que el rol masculino y el rol femenino son complementarios para las sociedades exitosas. La colaboración entre ambos géneros en diversas áreas, como la educación, la salud y la economía, es esencial para fomentar un entorno donde cada uno pueda contribuir de manera significativa.

Es imperativo recuperar la masculinidad atractiva, aquella que promueve la autonomía, la responsabilidad y el liderazgo. Esto no solo beneficiará al hombre, sino que también fortalecerá la estructura familiar y social, creando una base sólida para el desarrollo de comunidades prósperas y equilibradas. La sinergia entre los roles masculinos y femeninos es clave para enfrentar los desafíos actuales y construir un futuro más próspero.

El hombre debe llenar de valentía su vida para enfrentar y desafiar el sistema que lo oprime. Solo así podrá recuperar su verdadero rol, tomando las riendas de su destino, protegiendo su libertad y construyendo una sociedad más autónoma y justa. Juntos, hombres y mujeres, podemos crear un entorno donde cada individuo tenga la oportunidad de prosperar, basado en la autonomía, la responsabilidad y el trabajo conjunto.

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