Francia Márquez no solo vuela en helicóptero, pues sucede que ella representa el ascenso de la «Afrocolombianidad»: neologismo usado en el texto de la ley 725/01 para reafirmar el espíritu que animó al presidente liberal José Hilario López, quien, en 1851, sancionó la ley que concedió libertad a los esclavos: logro que le fue negado al mismísimo Bolívar, debido a los terratenientes que lo respaldaron, cuyos intereses estaban ligados a la continuidad de esa servidumbre.
El trabajo esclavo corresponde a la forma de producción de la antigüedad y fue justificado por filósofos como Platón o Aristóteles. Tal situación no cambia con el cristianismo: los papas, Pablo de Tarso, Agustín de Hipona y Tomás de Aquino aceptaron la esclavitud. Solo con el auge de las ideas liberales, en el siglo XIX, se impone la emancipación: no sin derramamientos de sangre, como unos 600.000 muertos en la guerra librada por Abrahán Lincoln.
La ciencia contemporánea ha encontrado trazas que humillarían a los partidarios de la inferioridad de la «raza» negra. Según hipótesis antropológicas dominantes, todos descenderíamos de seres que habitaron África; los cuales emigraron y con el trascurso de miles de años, respondiendo a necesidades adaptativas de clima o alimentación, desarrollaron tintes diferentes en sus epidermis.
Según científico a E. Yunís, en Colombia los «más blanquitos» portarían un 29% de genes «afros», y otro 9% proveniente de los mal llamados «indios». Siendo así las cosas y en honor a la genética, deberíamos aceptar que somos afro- chibcho descendientes, y que nuestro racismo se reduce a una distorsión cultural, implícita en nuestros actos de habla
Cierto es que algunas regiones, como el Chocó, que poseen la mayor cantidad de gente «oscura» los problemas son mayores, pero ello tiene explicación histórica: una vez liberados los esclavos, algunos prefirieron internarse en regiones inhóspitas para huir de aquellos «blancos» que los trataban con látigo y que aún hoy los designan con el inglesismo de «afrodescendientes»: como si no fueran nacidos en esta tierra desde hace centenares de años y no adoptaran nombres tan blancuzcos como el de nuestra helicoportable vicepresidenta.
AGM/21/03/2023