Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

CulturaLa niña que siempre se metía

La niña que siempre se metía

Por ÁLVARO CAMACHO ANDRADE

Cuando pequeños vivíamos en un barrio de cuadras grandes con casas muy espaciosas y muchas familias, en la mía aparte de nuestros padres éramos tres hombres y cuatro mujeres, teníamos muchos amigos y a mis hermanas no les faltaban las amigas, una de ellas Ángela María Hoyos Cuartas una monita de familia paisa que vivía al frente, que hablaba hasta por los codos y todo lo quería saber; tenía una hermana mayor discapacitada a quién le decían Tote, un hermano universitario que casi nunca veíamos, su mamá la señora Jenny que generalmente estaba en el salón de belleza o en su casa cuidando a Tote y su padre que salía muy temprano y regresaba muy tarde, hoy lo comparo al personaje de la novela de Artur Miller «La muerte de un viajante». En mi casa se celebraba todo, cada cumpleaños, día de la madre, día del padre, bautizos, primeras comuniones, 15 años, cumpleaños de tías, primos o visitas de familia y a nada faltaba Ángela. Como mis padres eran fotógrafos todo se registraba con la cámara y en cada foto Ángela quería aparecer, ninguno de los muchachos nos la aguantábamos porque para todo estaba de primera. Si hacíamos natilla llegaba Ángela, si mis padres compraron radiola aparecía Ángela, si lavábamos la nevera no faltaba Ángela.

Crecimos con la premisa de la época «hombres con hombres y mujeres con mujeres» pero aunque casi siempre los niños jugábamos cosas de hombres como fútbol, canicas, aro, cinco huecos, vuelta a Colombia con tapas de gaseosa o cerveza, trompo o a golpear puertas y salir corriendo y las niñas jugaban golosa, muñecas, oba, jazz, la lleva, hula hula, a la rueda o el puente está quebrado, en ocasiones nos mezclábamos en juegos como ponchados, soldado libertado, semana o stop y claro, Ángela no podía faltar. Cuando cumplí 13 años el día que volvimos a mi casa con mi hermano Julio después de haber estudiado durante un año en Puerto Leguizamo, Putumayo mi hermana Eva llamó a Ángela. Humm, otra vez Ángela, pensé, cuando llegó abrí los ojos y por primera vez vi a Ángela. Era rubia, hermoso rostro, bellas piernas, linda voz, grande, cariñosa, agradable, linda y mucho mas. Lo único que se me ocurrió decir fue: Papi tómenos una foto con Ángela. Casi todos los adolescentes de la cuadra nos enamoramos de Ángela. Un día vimos que un gran camión se parqueó frente a su casa y después de sacar todos los muebles y pertenencias se despidió de la familia y no la volvimos a ver. Ojalá que el 24 de diciembre a las doce de la noche mientras esté con mi familia destapando regalos aparezca Ángela para la foto.

Álvaro Camacho Andrade

La foto es una de las pocas que tengo con mi papá. No podía faltar Ángela.

2 COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más articulos