Por: Juan Antonio Ruiz Romero
Con la entrada en funcionamiento del Megacable en los próximos meses, el parque Olaya Herrera de Pereira tendrá la gran oportunidad de convertirse de nuevo en referente urbano del centro y dejar a un lado el imaginario de sitio peligroso y “territorio de miedo”.
La tesis de grado de los estudiantes de Comunicación e Informática Educativa de la Universidad Tecnológica de Pereira, María Fernanda Velásquez y Santiago Ramírez es una provocadora reflexión sobre los usos que ha tenido el parque Olaya a través del tiempo, pero también la forma cómo han cambiado las percepciones sobre este sitio emblemático.
La estación del ferrocarril, construida inicialmente en 1921, -y que por lo mismo celebrará su origen centenario el año entrante-, era una sencilla estructura de bahareque diseñada para albergar la llegada y salida de pasajeros. En los años siguientes, la estación sufrió sucesivas modificaciones hasta llegar a la edificación actual -declarada Patrimonio arquitectónico- y se integró a los nuevos desarrollos como fueron la construcción del parque Olaya Herrera, en la década de los años 30, y del Palacio departamental y la Facultad de Bellas Artes de la UTP en los años setenta.
Precisamente, en el sitio donde hoy se construye la estación de Megacable en el Parque Olaya, fue donde funcionó por cerca de veinte años la sede de la Facultad de Bellas Artes y la cual, ante los daños estructurales ocasionados por el terremoto del 25 de enero de 1999, fue reconstruida en el campus de La Julita.
Recuerdo una investigación liderada por el profesor Carlos Alfonso Victoria en 2002, identificando los “territorios de miedo” en Pereira. Si bien, el Parque Olaya estuvo por fuera del estudio, la percepción ciudadana del sitio era tenebrosa en ese momento por la falta de iluminación, los atracadores que se escondían en los árboles y caían de sorpresa sobre los transeúntes y la media torta que existía al frente de Uniplaza convertida en refugio de habitantes de calle y consumidores de alucinógenos.
En el gobierno de Martha Elena Bedoya se eliminó la media torta, se construyeron canchas deportivas y se estableció el primer Cai móvil en el sector. Luego se adecuaron la cancha de voleibol arena, el gimnasio al aire libre y un área destinada para las mascotas.
Las más recientes intervenciones físicas en el Parque Olaya fueron las estaciones de Megabús y el paradero de bicicletas públicas.
Con un flujo calculado de 1.400 pasajeros en hora pico, la entrada en operación del Megacable implicará la movilización de entre 10 mil y 14 mil personas diarias por los alrededores del Parque Olaya, a través de las calles 19,20 y 21.
Con adecuadas condiciones de seguridad y de iluminación nocturna, los ciudadanos convertirán al icónico parque en el principal articulador para los desplazamientos peatonales, en bicicleta, en buses articulados o en cable.
También será la ocasión para que el Parque Olaya recupere su significado histórico como punto de encuentro y potencie sus atractivos ambientales y arquitectónicos con una oferta cultural, turística, deportiva y gastronómica. Recordemos que en la antigua estación del tren funciona la sede Calle de la Fundación del Sena Risaralda con sus programas de Mesa y Bar, Cocina, Panadería y Logística.
En su etimología, la palabra oportunidad viene del latín opportunitas, op que significa «antes», y portus que traduce «puerto», es decir, “delante del puerto”. A pocos meses de la inauguración del sistema Megacable, el Parque Olaya tiene una nueva oportunidad. Y nuestra responsabilidad ciudadana es garantizar que se haga realidad.
Un texto con delicioso sabor a café pereirano, grais
Estupenda sugerencia, Marisol.
Muchas gracias
Comparto este oportuno comentario de Álvaro Franco.
“El parque Olaya Herrera es una de las muchas obras que realizó durante las décadas de los veintes, los treintas y los cuarentas, la extinta Sociedad de Mejoras Públicas. La obra se inicia a comienzos de los treintas. En lo que fuera el antiguo Cortadero de Egoyá. Y en terreno donado en parte por Alfonso Jaramillo Bernal. Es una obra hecha exclusivamente por la Sociedad de Mejoras, con nulo apoyo de la administración municipal, de la departamental o la nacional. Con múltiples dificultades logran teminarla, a comienzos de los cuarentas, diez años después de ser iniciada. Algunos massones se han inventado la leyenda blanca de que el parque fue construído con aportes personales de Olaya Herrera o por sus gestiones como presidente, como gratitud al gran aporte hecho por la masonería pereirana para financiar la guerra con el Perú. No existe mención alguna, ni en los archivos de la Sociedad de Mejoras, ni en los archivos de la Logia Libres N.17, que permite hacer tal aseveración.”
Excelente columna, que invita a la reflexión ciudadana sobre lo.que deseamos y soñamos de nuestros espacios públicos. Solo acotaría algo particular y es que el.parque aparte de ser referente urbano sea referente social y cultural de nuestra querida Pereira, nos tenemos que ir acostumbrando a encontrarnos en el parque Olaya como sucede hoy con el parque Bolívar, que bueno promover mayores espacios de permanencia como bancas cómodas que inviten a compartir un buen rato de reposo allí.