Definitivamente cada vez es más frecuente ver como muchas personas, tanto de edad adulta, como jóvenes, se quejan de estar perdiendo la memoria, hasta el punto que en muchas ocasiones esto genera alteraciones en diferentes situaciones de tipo laboral, social y familiar.
Pero para poder entender este fenómeno debemos entrar a definir qué es la memoria, entendiendo por ésta, el proceso en el cual las experiencias y habilidades motoras y verbales son conservadas y se encuentran en condiciones de representarse y desarrollarse nuevamente, acompañadas del conocimiento, más o menos preciso, de comportamientos ya efectuados en el pasado.
La memoria constituye un sistema muy complejo de interconexiones neuronales, como una especie de red multidimensional de vertiginosa rapidez, que es capaz de recuperar una información almacenada, sin embargo, a veces, esa habilidad se ve alterada con el paso del tiempo como consecuencia de algunas enfermedades o simplemente por una alteración en la bioquímica cerebral.
Son múltiples las causas que generan la pérdida de la memoria, pero dentro de las más importantes tenemos las siguientes:
– La enfermedad vascular cerebral: es bien sabido que el cerebro necesita un buen riego sanguíneo, así como oxígeno para mantener su actividad y capacidad, y las personas que padecen dicho problema pierden la capacidad de concentración y memoria.
– La edad avanzada: así como todos los órganos sufren un proceso de envejecimiento, el cerebro también padece las consecuencias del paso del tiempo y aparecen cambios que influyen en forma decisiva en la funcionalidad del mismo.
– Las infecciones: existen agentes infecciosos que afectan el sistema nervioso y pueden dañar en ocasiones en forma irreversible esta función intelectual.
– El hipotiroidismo: las alteraciones de las hormonas tiroideas están asociadas a una pérdida progresiva de la memoria.
– El consumo de drogas, alcohol y cigarrillo: el uso prolongado de estas sustancias está directamente relacionado con el deterioro escalonado de esta importante capacidad.
No podemos olvidar que existen otras causas como los traumas craneoencefálicos, enfermedades metabólicas y patologías degenerativas que afectan el sistema nervioso y otras que pueden afectar, en un mayor o menor porcentaje, la memoria.
Surge entonces la pregunta: ¿Qué hacer para tratar y prevenir la pérdida de memoria? Primero que todo debemos determinar cuál es la enfermedad o patología que está desencadenando dicha pérdida de memoria y proceder a tratarla, sin embargo, cualquiera que sea la causa existen una serie de medidas que pueden contribuir notablemente a mejorar este déficit.
Empezaremos por decir que ante todo debemos revisar que la alimentación sea balanceada, tanto en carbohidratos, proteínas y grasas, y lógicamente esto con lleva al consumo de buena cantidad de verduras, granos y frutas que contengan cantidades ideales de minerales, oligoelementos, vitaminas y aminoácidos dejando de un lado toda aquella alimentación tipo «chatarra», que está cargada de químicos, aditivos y saborizantes artificiales, que en nada benefician la función cerebral.
Con respecto a este punto, en muchos casos será necesaria la reposición, ya sea por vía oral de estos elementos como son el cobalto, el manganeso, el fósforo, el zinc, la L- carnitina, la L- glutamina, la fosfatidilcolina, el complejo vitamínico B y la fosfatidilserina, por mencionar algunos, todos ellos en forma individual o combinados con procaína que es un gran neuroactivador.
También podemos hacer uso de un programa de oxigenación del tejido cerebral mediante la administración de ozono, que no solamente nos ayuda a regenerar tejidos, sino que también nos va a mejorar el estado inmunológico.
La terapia neural se configura igualmente en uno de los procedimientos que deben acompañar el manejo de este déficit. En cada paciente se determinará cual será el tipo de terapia que más se acomode a sus necesidades y, lógicamente, después de haber realizado una completa historia clínica del paciente.
Buen artículo, quienes conocen del tema nos comparten una información básica para poder corregir elementos probables de causa de ello.