Por JUAN GUILLERMO ÁNGEL MEJÍA
El afecto que le profeso al amigo quien pregunta, ¿Cuál la traición de Santos?, me induce a analizar el tema de la siguiente manera:
Dice quien indaga: “Para el sector que fue derrotado en dos oportunidades por el expresidente Santos…”.
La verdad conocida es que Santos no derrotó a Uribe, por el contrario, hizo campaña con las banderas y con los votos de la gente que le creyó al presidente Uribe; perdió en la primera vuelta de la reelección, pero esa es harina de otro costal.
Afirma mi admirado columnista: “Si la acusación se centra en acabar con 50 años de guerra civil y firmar la paz con la guerrilla más grande América Latina…”.
Santos firmó con la mitad de las FARC, aquella que estratégicamente se desmovilizó, lo cual fue un gran logro, un solo fusil silenciado es una victoria de la vida, pero lamentablemente la otra FARC, el EPL y los demás grupos organizados, sin descartar a los que mal representan al estado y dado que la muerte no es patrimonio exclusivo de un grupo guerrillero, continúan ensangrentando a Colombia, aquí no vivimos una guerra civil entre el gobierno y las FARC; esta ha sido una tragedia con múltiples actores.
El presidente Gaviria logró acuerdos de paz con el M 19, el EPL, el Quintin Lame, el PRT, los comandos Ernesto Rojas, la Coordinadora Guerrillera y las Milicias Populares de Medellín; el presidente Uribe logró que se desmovilizaran 17.348 guerrilleros ( 2.980 del ELN y 14.368 de las FARC ) y 35.822 de las Autodefensas Unidas de Colombia ( los paramilitares) para 53.170 combatientes; Santos logró, con su acuerdo con las FARC, desmovilizar a 13.394 de sus integrantes (algunos de los cuales regresaron a las armas).
El resultado de esos acuerdos se puede verificar con las estadísticas del dolor, así que del pico de la violencia que se alcanzó en el año 2002, cuando se registraron 31.807 asesinatos es decir una taza de 77,0 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, este horror se redujo, en el 2010, cuando el presidente Uribe entregó al presidente Santos, un país con 17.459 homicidios, es decir la mitad de las muertes violentas de entonces, así la taza que refleja la barbarie se redujo a 34.0 homicidios por cada 100.000 colombianos; el presidente Santos entregó, en el 2.018, un país donde murieron por homicidio, 12.586 compatriotas es decir una taza de 24.3 asesinatos por cada 100.000 habitantes y para finalizar en el 2.019 (año antes de pandemia) en el gobierno del presidente Duque, Colombia registró el menor número de muertes en 44 años.
Ni Gaviria, ni Uribe, salieron la decirle al mundo que habían conquistado la paz, a pesar de haber logrado avances muy superiores, en cuanto al derramamiento de sangre, a los del ejercicio de Santos, quien manejó una poderosa plataforma diplomática y de comunicaciones para hacerle parecer como el primero y el único en lograr una paz verdadera en la sufrida Colombia.
“Llegó la paz pero la muerte no se fue”. Estamos avanzando en la conquista de La paz pero falta mucho por hacer, nuestras 25 muertes por cada 100.000 habitantes es cuatro veces mayor que el promedio mundial de 6.2 asesinatos por igual número de personas.
“Traicionar es defraudar…. Cuando una persona confía en otra y esta actúa de manera contraria a esperada”.
La cacareada traición a Uribe ni es ni noticia ni sorprende que el segundo de a bordo le dé la espalda a su antecesor, a quien Santos traicionó fue al pueblo Colombiano, sabemos que todo acuerdo de paz tiene como premisa algún grado de impunidad, no es eso lo que criticamos, lo que es traición es haberse elegido gracias al engaño al elector, recuerdan el “no sea mentiroso doctor Oscar Iván”, cuando increpaba a su contendor por preguntar si habría impunidad; la traición suprema fue hacerle trampa a la voluntad de las mayorías que lo derrotaron en el plebiscito que ofreciera como garantía.
Santos logró que su acuerdo pareciera el único, el fin de la historia de la guerra, tan bueno que no podía mejorarse, solo después de las horas hemos descubierto que el presidente puso en escena una pieza maestra de prestidigitación que envidiaría el gran Houdini.
Como siempre estamos de acuerdo . Tu comentario sobre la denominada traición de Santas , es la opinión más juiciosa y acertada que hemos conocido hasta ahora . Aprovecho para destacar tu importante labor para culminar el Cable, obra con la cual muchos no estuvimos de acuerdo, pero que a hoy apreciamos su importancia para muchos de nuestros conciudadanos, Felicitaciones
Doctor Ángel, esa es una verdad silenciada. Muy honesto de su parte siendo un representante idóneo del liberalismo colombiano.
Alguién tenía que decirlo, gracias por sus columnas serias y contundentes apoyadas con cifras reales y no las falacias que gritan y replican otros sin sustento alguno.
A la traición de Santos hay que agregar el acompañamiento periodístico de medios como caracol que también traicionaron a todo un pueblo con su opinión sesgada y amañada.
Que bueno poder contar hoy con información por otros medios como El Opinadero !!!