PADRE PACHO
Es muy frecuente encontrar en los foros o espacios de intercambios digital, la violencia digital, donde la calumnia y la difamación terminan convirtiéndose en algo normal, cayéndose en falsos testimonios; espacios donde se afirman cosas que no serian tolerables en la vida pública, toda una falta de respeto por la fama ajena, toda una descarga de insatisfacción que busca compensar con furia los deseos de venganza y violencia que invade cada vez nuestra vida social.
Son las bombas incendiarias modernas, los actos terroristas mas viles, porque se lanzan las criticas mordaces, con un único deseo, destruir al otro, y nos escondemos bajo falsos perfiles o incluso, amparándonos en el derecho a la información y libertad de expresión en el caso comunicacional, pensando que son derechos absolutos, que están por encima de la honra, el buen nombre y la intimidad, de aquel, o aquellas instituciones que destrozamos de manera inmisericorde.
Un comportamiento que campea con un olor fétido, falto de escrúpulos, que se alimenta de vanidad y procura eliminar los adversarios; un acto descalificador que infecta y pudre el alma, que afecta amigos y enemigos confesos. Su marcha invasora, elimina del camino a quienes considera rivales o un peligro; un monstruo anaerobio, que crea un clima de degradación moral irreparable, que destruye honores y dignidades, aireando intimidades y allanando virtudes; el más vil de los actos, el gran parásito de la convivencia humana: la difamación y la calumnia.

Un truco sucio que, aunque cierre heridas, dejará siempre cicatrices; la venganza de los perdedores, el arma de los necios; quien la infringe no puede nunca repararla. Es la hija de la ignorancia y la hermana gemela de la envidia.
Nuestra constitución vela por el derecho al honor y a la intimidad. El artículo 15, nos habla sobre el derecho a la privacidad y al buen nombre: “Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre, el estado debe respetar y hacer respetar este derecho”.
El honor se entiende jurídicamente, como una manifestación de la dignidad de cada persona. Toda injuria, calumnia y difamación, en sus distintas formas es considerado un delito en nuestro código penal. La calumnia, la difamación y la injuria son crímenes contra el honor de las personas.
Existen dos formas de difamación, la calumnia que es la difamación verbal y el libelo que es su forma escrita. Una difamatoria por medios radiales, televisivos o redes, se le considera libelo, y si es claro por sí mismo sin necesidad de un hecho probatorio, se le denomina “libelo per se” y se tipifica como delito.
Aunque algunos juristas han abogado porque en Colombia se despenalice la injuria y la calumnia, queriéndola convertir en una simple sanción civil, es claro no solo el daño que se infiere al honor y al buen nombre, sino el dolo de quien lo comete, situación que debe ser sancionada no solo civil sino penalmente.
El Código Penal Colombiano refiriéndose al delito de injuria, en su artículo 220 declara que quien haga a otra persona imputaciones deshonrosas, incurrirá en prisión de uno a tres años. El artículo 221 del Código Penal Colombiano con respecto a la calumnia afirma: “que quien impute falsamente a otro con una conducta típica, o sea calificada como un delito ante la ley, incurrirá en prisión de uno a cuatro años”.
Nunca te manches con presunciones, que no reposan en el conocimiento de la verdad. Napoleón expresaba: “El mal de la calumnia y la difamación es semejante a la mancha del aceite: deja siempre huella”. Dios odia la mentira y la falsedad.
Padre Pacho
Muy buena y oportuna su columna Padre Pacho 👌