José Manuel tiene 26 años y trabaja desde su casa todo el día para costearse sus estudios de tecnología en sistemas, es apuesto y algo tímido, pero la noche es joven y quiere socializar con personas de su edad al ritmo del reggaetón y la música urbana, así que ha acudido con uno de sus parceros a una discoteca de la zona rosa de Pereira, localizada en el vecino municipio de Dosquebradas.
Allí conoce a Andrea, bella, alegre y empoderada, con curvas que denotan el arte de la cirugía estética, quien se le acerca seductora y lo invita a bailar, arte en el que el joven galán no se queda corto.
Con el paso de las horas, Andrea lo convida a cambiar el lugar por uno más íntimo donde continúan pasándola bueno, libres de cualquier compromiso.
De las copas pasan a los besos, de los besos a las caricias y de éstas a mayores manifestaciones de placer, pero también a una animada conversación que les permite conocer algo más de sus vidas.
“Soy webcam”, le dice Andrea, con absoluto desparpajo. «Vivo sola, mi trabajo que permite pagar la renta en un conjunto residencial exclusivo, tener mi automóvil particular y viajar al exterior. Además, cuando salgo de rumba me gusta pagar la cuenta para no tener qué deberle nada a nadie”.
Entonces José Manuel se queda callado, pensando quizás en los principios que le han inculcado en su hogar. Recuerda que su madre, quien hizo de padre de familia para criarlo, le enseño que la dignidad vale más que el dinero y que “el cuerpo de la mujer es un templo que no debe ser profanado”.
Sin embargo, son otros tiempos y para la bella y vivaz Andrea la dignidad tiene un valor diferente, por lo que José Manuel se apresura a preguntarle: “Y en tu casa, qué te dicen por el oficio en que trabajas”. «Nada, responde ella, yo no solamente gano para sostenerme, sino que me alcanza para darle uno que otro regalo a mi madre y mis hermanos».
“Es que este es un trabajo digno como cualquier otro, yo vendo entretenimiento para adultos, aquí no hay prostitución porque no me tocan y mucho menos hay penetración. Sería muy diferente si me acostara con los clientes”.
Medellín, Bogotá, Cali y Pereira son consideradas el paraíso de las WebCam en Colombia, un negocio que, según La República, puede estar facturando alrededor de 600 millones de dólares al año, “según los cálculos más conservadores de los empresarios del sector”.
No todas las modelos webcam son Andrea, pero según palabras de ella, por lo menos 15 millones de pesos devenga mensualmente.
A su interlocutor, escasamente le quedan dos millones de pesos mensuales después de tener qué descontar la seguridad social y la salud de su contrato de prestación de servicios, el cual no incluye primas, vacaciones ni pensión de vejez.
La chica abandonó sus estudios superiores muy temprano, apenas comenzó su carrera de modelo los empleadores le dijeron que podría ponerse el sueldo que quisiera, siempre y cuando trabajara duro.
Ella considera que cinco o seis años en una Universidad serían son mucho tiempo para salir a ganarse cinco veces menos que el promedio. Así, el negocio del webcam les arrebata miles de jóvenes a las universidades al mostrarles un camino más corto para llegar a las sumas de dinero deseadas.
Hay en Colombia 100.000 modelos que muestran sus partes íntimas a sus ocasionales clientes por internet a cambio de uno o varios token (forma cómo se hace el pago de sus servicios) dejando multimillonarias ganancias a los empresarios.
Aunque trabajan día y noche, pese a que no están cubiertas por un contrato laboral y las pocas que sí lo están han sido contratadas por empresas de fachada, todas aceptan las condiciones sin pensar en su futuro.
El negocio es clandestino. En la mayoría de los casos funcionan en edificios donde cada habitación es un estudio, dotado de la cámara web, el anillo luminoso, el computador o la tablet, el vestuario y algo de utilería generalmente adquiridos en un sex shop.
La belleza es efímera, llegarán nuevos rostros y nuevos cuerpos a ocupar las pantallas de los dispositivos móviles. No importa, las actuales generaciones piensan poco en el futuro y solo viven el momento.
Ahorrar para un eventual quebranto de salud, o pagar a un fondo de pensiones y cesantías previendo la vejez son ideas que ni tan siquiera asoman por sus mentes.
Ayer, el gobierno nacional hizo dos anuncios forma simultánea. Por un lado, a través del Viceministro de Relaciones Laborales Edwin Palma reveló que se avanza en la reglamentación del modelaje webcam para garantizar los derechos laborales de las personas dedicadas a esta actividad, en cumplimiento de la sentencia de la Corte Constitucional de 2021, y agregó que, además, busca enfrentar la evasión tributaria en razón de los recursos que dejan de ingresar al fisco nacional por este concepto.
Por otro lado, ayer también, el gobierno del presidente Gustavo Petro sancionó la Ley 2307 del presente año, que garantizará la financiación necesaria para asegurar la gratuidad en el valor de la matrícula de los programas de pregrado en las instituciones de educación superior pública.
En un país que se sumerge en la cultura traqueta habrá que crear muchos incentivos más para convencer a los y las jóvenes de estudiar en vez de delinquir y a las modelos webcam, en particular, que una universidad les puede dar mejores herramientas para formarse como seres humanos integrales que el incierto, explotado y fugaz negocio de la venta de fantasías sexuales a través de los dispositivos móviles y las redes sociales.
En entrevistas y diálogos, la respuesta del interlocutor va entre comillas y se respeta el vocablo, porque refleja el contexto en que se desarrolla. En este caso, es la forma como se expresa la entrevistada. Gracias por sus aportes.
la palabra RENTA para pagar una habitacion, casa, apartemento,esta mal dicha.
es una palabra del ingles mal empleada.
alquiler los que habitan inquilinos
arriendo los que habitan arrendatarios
RENT los que habitan ????
en ingles rent los que habitan RENTERS