Por ADRIANA VALLEJO DE LA PAVA
Esta semana el Ministro de Justicia y del Derecho visitó la ciudad para firmar el acta de inicio del proyecto de construcción de la Cárcel Regional del Pílamo que inició hace varios años. La obra ha tenido que superar diferentes problemas jurídicos y constructivos y ha enfrentado la oposición de algunos habitantes de Combia a quienes no se les socializó debidamente el proyecto.
La construcción de cárceles en ninguna parte del mundo debería ser un hecho plausible. Las sociedades cada vez deberían necesitar menos centros de reclusión. Posiblemente en unos siglos se cuente la historia de países como Colombia que encerraba seres humanos en condiciones infrahumanas de hacinamiento, que miles de personas sindicadas, muchas de ellas inocentes, permanecían más de un año en centros de reclusión transitorios sin que se les resolviera su situación penal por la ineficiencia de la justicia. Así como hoy produce horror ver en las películas las personas colgadas o decapitadas así se verán las imágenes de las cárceles, especialmente de los países en desarrollo.
La buena educación genera capacidades para formular buenas políticas, incluyendo la criminal, como ocurre en los países nórdicos, por ejemplo, Finlandia ha logrado tener una de las poblaciones carcelarias más bajas de Europa, alrededor de 52 detenidos por cada 100.000 habitantes. Contrario al populismo punitivo, la condena máxima es de 15 años y la mínima es de 14 días, la duración promedio de una sentencia es de 11 meses, sin embargo, más de la mitad de los condenados duran menos de tres meses detenidos. Nunca han considerado la pena de muerte para ningún delito porque consideran que “no quieren quedar en el mismo nivel del asesino”.
Los centros de reclusión en Finlandia si son para la resocialización de las personas condenadas, algunos son abiertos, permiten el estudio y el trabajo, no como los que existen en Colombia en los que no se respetan los derechos humanos de los detenidos por las condiciones de hacinamiento y precaria infraestructura física y social.
Mientras evoluciona la educación y la consciencia para reenfocar y transformar la política criminal del país el Ministerio de Justicia y del Derecho, lamentablemente, tendrá que continuar invirtiendo cuantiosos recursos en infraestructura carcelaria como la del Pílamo y en el sostenimiento del costoso INPEC. Es más rentable económica y socialmente invertir en la prevención de los delitos y en el fortalecimiento de las políticas sociales.
Totalmente de acuerdo Adriana. A esto que usted acaba de exponer, que deberíamos estar considerando en el futuro mundo civilizado al que algún día lleguemos (Cuando dialogar sea lo normal y lo inteligente) hay que agregarle que esa construcción está lejos de disponer de recursos básicos como agua, alcantarillado, vías de acceso, por mencionar solo unos.
En ese escenario, lo que se vislumbra es la construcción de una obra de horror que apunta a una mayor y dolorosa violacion de los derechos humanos.