Miscelánea
Dicen a manera de reflexión, para poner a los seres humanos precisamente en la dimensión humana, frágil e impredecible, que cuando los hombres hacemos planes Dios en algún lugar sonríe. Y hago referencia a este dicho porque el tema a tratar en la Miscelánea de esta semana era otro, que a última hora he decidido no abordar porque no me sentiría cómodo y creo los lectores tampoco, si no diera alcance a los hechos tristes de la tragedia de la Avenida de Río, que nos han sobrecogido y nos muestran con la crudeza de las 15 víctimas mortales y 35 heridos que se contabilizaban parcialmente.
Estamos terriblemente acostumbrados a que las catástrofes, las verdaderas catástrofes, sucedan en otras partes y las veamos en televisión con total indiferencia. Pero cuando el infortunio aparece ante nosotros, en vivo y en directo en forma de avalancha, apreciable solo elevando nuestra mirada, no en el horizonte sino allí no más, a unas cuadras del centro y de la Plaza de Bolívar, la sensación es diferente.
Seguí la noticia impotente y con sobrecogimiento, porque las victimas ahora son de nuestra propia gente, esa que siempre ha estado ahí pero que tiene que sufrir la desgracia para que hagamos conciencia de que existe, porque normalmente es invisible.
Pero no es nuevo que, en las orillas de los ríos, de las quebradas, al pie de los taludes y en el bordo de los precipicios viva gente, en condiciones increíbles de insalubridad y de riesgo. Es una historia que se repite y pareciera no tener remedio, aunque tenemos que reconocer que en muchos casos las autoridades han actuado y fenómenos de invasión como el que antiguamente hubo en el sector de La Popa, ya no son tan frecuentes, para citar quizás el ejemplo más evidente, porque por allí en alguna época pasamos todos, los de aquí y los muchos que iban de paso y se llevaban esa terrible imagen de nuestra ciudad, entre Pereira y Dosquebradas.
La pregunta es, ¿y porque sigue pasando?,¿porque la gente sigue ocupando los espacios públicos, las zonas de reserva que generalmente son de riesgo? ¿Por qué no hacemos nada? Y ¿que tendríamos que hacer? si la situación es tan elemental como que por mero sentido común y autocuidado nadie debería vivir a la orilla de un rio ni al pie de un barranco, porque la naturaleza es indomable y tarde o temprano reclamará lo suyo.
Aunque no se note, en esta administración de Pereira y en las pasadas ha habido procesos y operativos para lograr la recuperación de espacios ocupados con situaciones de riesgo, pero, además de eso, se han adelantado programas de vivienda e incluso el Gobierno Nacional ha regalado casas, pero el problema supera los recursos, porque el tema es más complejo de lo que alcanzamos a comprender.
Yo recuerdo que sobre el Rio Otún, en el sector de San Francisco, hace años muchas familias fueron reubicadas en Dosquebradas, lo cual fue un alivio en su momento, pero si miramos hoy muchos de esos terrenos recuperados han sido ocupados nuevamente, ¿por qué?, la respuesta no es fácil, porque va más allá de las inversiones y de los esfuerzos estatales, tiene que ver con una costumbre a veces con la complacencia de los gobiernos que no controlan o son incapaces de controlar, pero además tiene que ver con la simpatía y el oportunismo de algunos políticos que legitiman las invasiones con actos que uno en principio encontraría loables como repartir natilla y buñuelos y regalos en navidad, en un acto que uno sabe más allá de lo humanitario, y que en realidad es una estrategia de captación de votos, para que esos candidatos ya elegidos ayuden luego a gestionar la legalización y perpetuación de asentamientos donde la experiencia muestra que definitivamente no se puede vivir.
¡Sí se ha hecho!, y se sigue haciendo, pero no alcanzan los lectores a imaginar las dificultades y las talanqueras que se tiene para desarrollar soluciones, y pongo un ejemplo, el Sector de Remanso Guayabal, donde irónicamente los mercaderes de la invasión han impedido el desarrollo de un plan de vivienda precisamente para los más necesitados y en donde están en riesgo de malograrse millonarios recursos, porque no ha sido posible recuperar los terrenos para ejecutar las obras.
Pensemos en esto, así el municipio se aplicara a fondo y existieran los recursos necesarios para reubicar todos los asentamientos ilegales y en zonas de riesgo, en un escenario de corto plazo es muy posible que vuelvan a darse las ocupaciones en los mismos lugares, porque la presión por la vivienda es enorme en los segmentos vulnerables de la población que crecen permanentemente, por la llegada de desplazados de otras regiones del país e incluso la llegada de migrantes de otros países.
El problema es inmanejable, porque en nuestra particular forma de ser, solucionado el problema para algunos, no falta el que lo promueva para otros, en una práctica criminal que ha hecho de la invasión y la venta ilegal de terrenos una forma de vida y de negocio de inescrupulosos, que encuentran en la miseria de otras personas su oportunidad.
En un caso muy complejo, en el Corregimiento de Caimalito, en Pereira, se han recuperado y se han vuelto a ocupar terrenos con poblaciones de invasión, en cuya caracterización se ha detectado que muchos de los ocupantes tienen arraigo y vivienda propia en otros lugares y que simplemente promueven la ocupación como una forma de aprovechamiento, llegando al colmo de que invaden para luego alquilarle los ranchos construidos a terceros en condiciones en verdad indignas y precarias.
Las autoridades, hacen lo que pueden, a mí me consta; algunas tratan de aplicar la Ley, lo que significa un esfuerzo desgastante, descomunal e impopular, la mayor de las veces infructuoso y otras simplemente hacen la fácil, reparten almuerzos y llevan regalos en diciembre. Así es de jodida es la cosa, y por eso es que, en esta compleja problemática, si no cambiamos el chip, no vamos para ningún Pereira.
Ustedes como periodistas, y no se dice BORDO, SINO BORDE del río; deberían estar no solo para comentar los hechos negatios o positivos, sino proponer soluciones, alguno de ustedes trata de hacer esa tarea social?
By the way. I love your articles.
No vamos a llegar a ningún Pereira ni a ninguna parte. Yo pensó que todo es culpa de un gobierno incompetente y su mala administración.
👏👏👏