Las mascotas invitan al amo a la Granja de Noé

En algunos establecimientos comerciales hay un letrero que dice:  “Pet friendly”, para indicar que es permitida la presencia de perros de compañía.  Un gran adelanto frente a la prohibición de ingresar mascotas, que prevaleció hasta hace algunos años.

Pero en la celebración del vigésimo aniversario de la Granja de Noé, las mascotas no solamente fueron bienvenidas, sino que literalmente eran estas las que invitarba a sus amos.

No fue una simple frase efectista para alcanzar un impacto publicitario.

Las directivas de Comfamiliar Risaralda se lo hicieron saber a sus afiliados y a la ciudadanía risaraldense, previendo que para este domingo 19 de noviembre en el parque Consotá toda persona que llegara acompañada de su mascota (o acompañándola, como suene mejor) podría ingresar sin pagar.

Y fue masiva la afluencia a todos los espacios del parque, especialmente, claro, a la Granja de Noé que estaba de celebración.

Perros de todas las razas, gozques algunos y otros de inocultable pedigrí, fueron llegando desde tempranas horas tirando de las cadenas que los ataban a sus amos. 

Algunos con bozal, por cierto, la minoría; recién salidos del salón, los demás acudieron a la cita en el célebre espacio de recreación y esparcimiento donde cientos de niños y niñas aprenden experimentando, las ciencias naturales. 

Desde el año 2003, en el parque Consotá, se creó la Granja de Noé en respuesta a la necesidad de construir un aula abierta donde los visitantes pudieran vivir experiencias similares a las que a lo largo de los años hemos vivido los “montañeros paisas”. 

Como, por ejemplo, dar de comer en la palma de la mano a un cachorro (por supuesto, con la supervisión de los cuidadores), observar en su hábitat al ternero, la llama, el pony, la vaca, el chivo, el conejo, la cabra y muchos otros animales y aves de corral, son experiencias que a los mayores nos recuerdan tiempos idos pero a muchos niños citadinos les permiten aprender las ciencias naturales en su entorno más primario.

Por esto y por mucho más el parque Consotá es sin duda la mayor atracción para la sana recreación y esparcimiento de las familias risaraldenses y una de las principales unidades de negocios de Comfamiliar Risaralda, junto con la moderna clínica de la Avenida Circunvalar y el centro múltiple de servicios de Dosquebradas.

Mención especial merece, por la devoción y el entusiasmo con que día a día engrandecen este escenario los colaboradores de Marinela Sánchez, la zootecnista egresada de la Universidad Tecnológica de Pereira que llegó al parque hace 17 años y desde entonces lo cuida como propio.

Con ella y con todo el equipo de Comfamiliar Risaralda la ciudadanía tiene una enorme deuda de gratitud, pero también desde hoy, las mascotas que jugaron de locales en la celebración del vigésimo aniversario.