La sensación de piernas cansadas generalmente es debida a una insuficiencia venosa, que refleja una alteración vascular localizada preferentemente en las extremidades inferiores. Se manifiesta localmente por una hinchazón con enrojecimiento y calor localmente producidos por la retención de líquidos y el aumento de presión en el interior de las venas.
El 40% en promedio de la población presenta insuficiencia venosa. Parece evidente que existe una predisposición familiar además de factores influyentes, como son los cambios hormonales que la mujer manifiesta principalmente antes de la menstruación, la obesidad el embarazo, la falta de actividad física, el aumento de la temperatura, el permanecer muchas horas de pie, la toma de anticonceptivos, algunos tóxicos como el tabaco y alcohol, los traumatismos repetidos y la inmovilización prolongada, factores identificados como los más frecuentes.
Las extremidades inferiores poseen 2 sistemas venosos paralelos relacionados por una serie de venas cortas que los comunican. Estos dos sistemas se denominan sistema venoso superficial y profundo.
La circulación venosa fluye de modo ascendente desde las piernas hacia el corazón y del sistema superficial al profundo, de tal modo, que cualquier alteración del ritmo o la dirección de este drenaje provocará manifestaciones de retención sanguínea e insuficiencia venosa.
La posibilidad de este recorrido ascendente se realiza gracias al movimiento de las piernas que produce compresión de las venas, al buen tono y elasticidad de los vasos sanguíneos y a la presencia de unas válvulas en su interior, que impiden que la sangre retroceda y se estanque en su largo recorrido hacia el corazón.
La alteración de estos mecanismos produce enlentecimiento de la circulación con sobrecarga de presión. Si bien los síntomas varían inicialmente, puede presentarse sensación de pesadez de piernas, hormigueos, calambres, inflamación con sensación de calor en la zona de las pantorrillas e hinchazón de los tobillos al estar de pie, así como con el calor, que va aumentando a lo largo del día y que se hace evidente al sentir que el calzado nos aprieta y marca su forma al quitárnoslo. Con el tiempo las venas pierden su elasticidad y se dilatan de forma permanente apareciendo signos cutáneos en forma de deshidratación, pigmentación eczema y hematomas al mínimo traumatismo.
El uso de extractos vegetales es un método eficaz dentro de la medicina natural para la prevención y el tratamiento de los síntomas de insuficiencia venosa. Su administración puede ser vía externa, en forma de geles aplicados mediante un masaje ascendente a veces complementado, según la necesidad, y la toma interna para mejorar la circulación en general y potenciar nuestros sistemas de drenaje.
Se utilizan plantas con actividad tónica venosa y protectora capilar como Bolsa de Pastor, Castaño de Indias, Vid Roa, el Rusco, Espino Blanco, Arándano, Meliloto, Hidrastis, Hamamelis, Ginkgo Biloba, Groserello Negro, Vara de Oro y Ciprés, plantas que con un marcado efecto protector y regenerador de las paredes vasculares promueven una circulación más fluida y mejoran el retorno venoso. Estas plantas están indicadas en alteraciones sintomáticas como inflamación de las venas o flebitis y dilatación permanente de las mismas varices y hemorroides.