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PolíticaEscampavía-“Las Uvas de la Ira”

Escampavía-“Las Uvas de la Ira”

Por: Juan Guillermo Ángel Mejía

Hay quienes explican la violencia en Colombia debido a: “El problema de Colombia es la desigualdad y la pobreza”, tesis que recibe un refuerzo con “Colombia es el pías más desigual del mundo”. Frente a estos argumentos se podría afirmar que países como Sudán del Sur con ingreso per cápita de US$ 221 por año, o Malawi con 326 o Burundi con 343, Madagascar, Niger, Haiti, Bolivia, El Salvador, Paraguay, deberían ser más violentos que Colombia que registra un ingreso comparable de US$ 6.700, abundamos revisando cómo, si la causa de este desastre, es el nivel de pobreza extrema, verificamos que Colombia ocupa el puesto 70 entre 164 países analizados lo que  muestra que el 4.5% de la población es afectada por esta tragedia, estadística que no es para enorgullecernos, pero que desdibuja  el discurso  del por qué ocupamos los primeros lugares en los índices de violencia en el mundo, indicador que contrasta con los primeros lugares que ocupamos en el llamado índice de la felicidad el cual, a pesar de ser una encuesta subjetiva, es un indicador de que no estamos tan mal, ni tan bien como nos quieren hacer creer los radicales.

La explosión de violencia después de la muerte de un ciudadano en circunstancias originadas por el licor, la intolerancia, el exceso de fuerza entre otras causales y peor cuando desató otras dolorosas en las que murieron y resultaron heridos muchos compatriotas en los enfrentamientos con la turba destructora que sembró terror; una y otras merecen repudio, un análisis detallado y un llamado a la convivencia.

En su discurso de posesión como presidente de los colombianos dijo Alberto Lleras: “Para reducir la violencia y reprimirla, ya lo estamos viviendo, es preciso que al Nación entera, sin reservas, se dedique a ese trabajo supremo, no con la cándida esperanza de que cada iniciativa o cada acción aislada produzca el milagro de la Paz, sino acondicionándose para una larga empresa que pueda requerir la alteración de la mayor parte de nuestros hábitos, de nuestros conceptos y de nuestra capacidad para resistir duras pruebas. Sabemos que la violencia sobrevive por la impunidad. La impunidad es en gran parte ineficiencia, en parte, ojalá mínima, complicidad con los violentos.

Pero los violentos y sus cómplices, por razones políticas o económicas, no son sino una exigua minoría del pueblo que sólo anhela y solo pide la restauración de la Paz «. Estas palabras pronunciadas hace 62 años, se nos hacen familiares cuando hablan de la complicidad con los violentos, de la impunidad, de la falta de un concierto nacional para lograr la anhelada paz, deseo colectivo que se ha frustrado debido a la ineficiencia, a la arrogancia y peor, a la vanidad de quienes se erigieron como redentores mientras buscaban laureles y finalmente lo que está ocurriendo nos hace dudar si los portadores de la muerte deseen sinceramente abandonar su lúgubre tarea.

No fue un fenómeno espontáneo, mejor quizás como una mezcla entre aquello y algo planificado, dado que no hay duda que los violentos están prestos para sacar debajo del colchón las máscaras, las bombas, la gasolina y las armas; tampoco se debió solo a la “prensa cínica, mercenaria y demagógica” de la que hablaba Joseph Pulitzer o a “la arrogancia periodística que está llegando a unos límites insoportables”  según Juan Gossain, esto es una suma del comportamiento de la maldita izquierda armada pero también le cabe culpa a quienes Steimbek, en sus Uvas de la Ira, quería “colocarles la etiqueta de vergüenza a los codiciosos cabrones que han causado esto”.

Repudio al policía arrogante, matón y asesino  pero admiro, respeto y tengo mucho que agradecer al que acude a mi llamado y rindo un homenaje a los 86 miembros de la fuerza pública muertos en acción en solo 10 meses, a los 685 heridos en el mismo lapso, como una muestra de lo que ocurre a las otras víctimas de la violencia, compatriotas y seres humanos como nosotros.

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3 COMENTARIOS

  1. Quién es el piloto? Cuál es su equipo? Cuál la estrategia? El país se desmorona entre la desigualdad y la violencia, siguen en campaña, no más retórica, reclamamos acciones eficaces, perdimos la esperanza, llevamos dos años de puro bla bla bla más una sobredosis diaria de Alo Presidente

  2. Pido a Dios llegue el dia en que los ciudadanos como el autor de estas excelentes notas, gestores de desarrollo y equidad social, nos toquen el corazón y podamos hacer de este maravilloso pais, el sitio de convivencia pacifica que nos correspondió por herencia genética y designio Divino.

    • IGNORAR QUE LA DESIGUALDAD SOCIAL ES COMBUSTIBLE PARA LA VIOLENCIA ES SINO UNA CIEGA INTERPRETACION DE LA REALIDAD ENTONCES UNA INTENCIONALIDAD SOTERRADA POR GUARDAR EL POLVO BAJO LA CAMA.

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