1Por ERNESTO ZULUAGA RAMÍREZ
Según declaración de la UNESCO (1977) un patrimonio arquitectónico y cultural es un bien o conjunto de bienes muebles e inmuebles, materiales e inmateriales, de propiedad de particulares o de instituciones públicas que tengan valor excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte, de la ciencia y de la cultura y que por lo tanto deben ser dignos de conservarse para la nación.
El tema de preservar bienes inmuebles para que sirvan de ícono, garantizar su conservación y uso por parte de la comunidad, darle protección legal y un estatuto privilegiado no es nuevo en nuestro país pero tampoco es muy antiguo. Al fin y al cabo somos una sociedad nueva en el contexto mundial. Y hay que reconocer que siempre será polémico por cuenta de lo subjetivo de los conceptos. En Colombia son muchas las construcciones y edificios que han sido declarados de utilidad pública y patrimonio cultural a través de los últimos años y sin duda los más numerosos —y no por ello menos representativos— son los que dejó el paso del ferrocarril por la geografía nacional. En una agreste topografía andina nuestro país fue líder suramericano en la construcción de vías ferroviarias y nuestro desarrollo económico, urbano y social giró en torno al avance de este medio de transporte y comunicación. Podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que fueron los Ferrocarriles Nacionales de Colombia el motor principal de la economía y el factor más importante en el nacimiento de nuevos asentamientos e incluso de varias de nuestras ciudades.
Sin embargo la corrupción y los malos manejos dieron al traste con todo este proceso hasta llegarse a la inevitable liquidación de la empresa administradora y a la desaparición de casi toda la infraestructura. Ante la lamentable situación que afrontaban los abandonados edificios y las vías que sirvieron a toda la red ferroviaria, la invasión de sus predios y el deterioro de las construcciones, el gobierno nacional dictó el Decreto 746 del 24 de abril de 1996 mediante el cual se declararon patrimonio arquitectónico y de interés cultural todas las edificaciones del sistema. De esta manera en Risaralda dieciséis inmuebles que pertenecían a los FFNN se convirtieron en patrimonio cultural de la nación. Las estaciones principales en cada municipio colombiano —de gran belleza arquitectónica— fueron sin duda el centro de atención y a partir de ese momento se iniciaron acciones para repararlas y conservar sus edificios y fachadas. En Risaralda corrieron buena suerte las estaciones de Pereira y La Virginia. Con ayudas de la nación y esfuerzos locales se lograron adecuar, remodelar y preservar; pero no sucedió igual con las pequeñas estaciones y construcciones que se encontraban en las orillas de la vía férrea cerca a los pequeños y nuevos asentamientos humanos que se forjaron al paso de la “máquina”. Los edificios de La Selva, Morelia, Villegas, Betulia, Santa Rosa de Cabal y Nacederos están en lamentables condiciones y las demás desaparecieron.
Sobre esta última ha habido una polémica reciente por cuenta de su lamentable deterioro que amenaza ruina. En aquel lugar el tren paraba para recoger y dejar el ganado que se movía alrededor de la plaza de ferias de Pereira y el café que se producía en la zonas de Combia y Marsella y mal podría interpretarse que su valor es arquitectónico —muy pobre sí— es la razón de su importancia histórica. Desde allí se desprendió también el ramal del ferrocarril que se construyó hacia la ciudad de Armenia. Hay que diseñar una política pública en torno a lo que queda para recuperar y salvar las estaciones que aun están en pié y desde lo local presionar a la nación para que ayude financieramente.
Sería muy importante lograr el rescate de estas edificaciones, que fueron tan importantes en el desarrollo económico y urbanístico del país, adicionalmente pueden revitalizarse funcionalmente para que cumplan hoy, quizás un papel diferente al que tenían en la época de su aparición, pero de invaluable apoyo a sus comunidades circunvecinas, operando como puestos de salud, escuelas, equipamientos culturales o como centros comunitarios, etc; funciones que tanto reclaman las comunidades precitadas.
Me gustó el artículo…siempre he imaginado lo maravilloso que sería tener una red ferroviaria activa moviéndose dentro y fuera del país. Gracias.
Gracias por este artículo, bien escrito y claro sobre la incapacidad del las autoridades gubernamentales para crear acciones positives para restaurar y rescatar del deterioro estas edificaciones, después de reconsider que son patrimonio Arquitectónico.
Ojalá este artículo sir a de llamado de atención para mover otras voces para general action y producir resulted al respecto.