* Hay expresión libre en Colombia con predominio de mala calidad y falta de responsabilidad.
* Prensa libre con severas amenazas entre los 23 países con situación difícil Colombia en el puesto 139 de 180 en Reporteros Sin Fronteras.
Un presidente jefe de estado en error alarmista y un fiscal general con lengua en desmadre, han dado el espectáculo deleznable patético sobre la realidad de la libertad de expresión que hay en Colombia a propósito de los análisis y conciencia que sobre este derecho en el ejercicio del periodismo tuvimos en el mundo durante la semana con motivo del aniversario treinta del día mundial de la libertad de prensa el miércoles 3 de mayo, jornada instituida por Naciones Unidas a través de su agencia para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El mal ejemplo recibido por dos funcionarios de tal irresponsabilidad en perjuicio de la autoridad investida en mandato de la ley para ejercer funciones al frente de dos instituciones públicas, enseña que los colombianos no controlamos suficiente la incontinencia verbal que nos mantiene entretenidos en el despotrique, descalificación, insulto, ofensa y maledicencia permanente como manifestación de una ansiedad y emocionalidad pendenciera de ataque constante a los otros, los distintos y adversos al parecer individual. Hay abuso por malformación de temperamento y ausencia de carácter sólido en una ética de lo público, mal desempeño en esta facultad que otorga ser parte de una democracia muy afectada por malas prácticas.
Un titulado en ciencias de la comunicación en su perspectiva ideológica proclive a la restricción de libertades y autonomía, mientras trabaja y devenga en nombre de la vida autónoma independiente, propone que más o menos como en la lógica de «la ley de cachos» un esperpento fallido de abuso legislativo hay que legislar para controlar la libertad de expresión en Colombia porque son demasiados los insultos, difamaciones, calumnias y daños al buen nombre de servidores públicos señalados sin evidencia judicial de ser corruptos. Hay que ponerle control a esa libertad de expresión para dañar en las redes sociales, es la idea del prohibicionista. ¿Endurecer el código penal será la opción?.
Los colombianos tan felices, tan locuaces, tan dicharacheros, tan elocuentes conversadores, no hemos formado una cultura de autorregulación y plena responsabilidad en el ejercicio de la libre expresión y vamos en picada con el desempeño no ético de un sector muy influyente del periodismo industrial en medios corporativos con propósito parcial de defensa y prevalencia de sesgos ideológicos por intereses políticos económicos. El periodismo está sufriendo sus peores ataques en este tiempo desde adentro en el comportamiento inaceptable de agentes privados interesados con orilla ideológica que han socavado la confianza pública y credibilidad en ese bien esencial para la libertad de conciencia cuál es el derecho a la información dañado por quienes se hacen llamar periodistas sin ser leales con este servicio esencial a la sociedad en libertad y democracia. Todos los peligros externos de violencia, impunidad, censura, acoso, asfixia económica, falta de seguridad personal y garantías sociales, están agravados por el daño que los negocios han impuesto sobre la libertad de prensa con estrategias de propaganda disfrazadas de periodismo. El debate no se ha dado en la profundidad que corresponde y el mal empeora.
Mal hablados, mal pensados, sin racionalidad suficiente, con exceso de emocionalidad afectada, comportamiento visceral, odio desbordado, insultos, descalificaciones, la libertad de expresión está atravesada por un comportamiento degradado como el observado en un administrador de justicia en ejercicio de política pública criminal, totalmente desencajado, con lenguaje descompuesto, fuera de todo parámetro de respeto por la dignidad de una función pública con investidura judicial. Así está el grado de exceso y abuso de la libertad de expresión y el ataque a la libre prensa con actos de censura y discriminación contra medios periodísticos que no clasifican en los afectos del Fiscal General de este tiempo.
Ardua y extensa tarea hay que desarrollar en un proceso formador de competencias ciudadanas para la capacidad de raciocinio crítico responsable, expresión libre asertiva con respetabilidad, fundamentación argumentativa, todo desde el proceso educativo escolar con los nuevos colombianos que no pueden repetir estas conductas habituales que convierten un derecho fundamental potencia para crecer en desarrollo humano en factor adverso de confrontación y degradación de la coexistencia en la diversidad. Por la boca con el mal uso de la palabra, abuso de la expresión no responsable, vivimos en conflicto permanente que comienza desde el maltrato intrafamiliar y la violencia doméstica hasta el espectáculo degradado protagonizado por los servidores públicos en la cúspide de la burocracia como el supuesto autoproclamado fiscal más docto con pergaminos académicos nunca vistos que van por el piso con el comportamiento expuesto ante todos.
Mientras tanto, Reporteros Sin Fronteras, organización mundial de periodismo dice que hay libertad de prensa en Colombia en condiciones muy difíciles por múltiples amenazas que se ven agudizadas con los abusos de un ejercicio periodístico agente de intereses ideológicos, económicos, políticos en contra de la esencia de la libre prensa. Estamos en el puesto 139 entre 180 países evaluados por este informe. Los cinco países donde está mejor la libertad de prensa en el mundo son todos escandinavos, con Noruega a la cabeza, territorio con un balance en derechos humanos en mayor equidad. Los cinco peores son desde Corea del Norte, China y Rusia los territorios de mayor censura contra la libre expresión.
La libre expresión y su garante responsable de primer orden la libertad de prensa, son el oxígeno de la conciencia libre para cada ciudadano en democracia real y sólo con ese aire limpio, potable, libre de contaminación ideológica, es posible tener capacidad de decisión libre para realizar todos los otros derechos. Mientras haya conciencia engañada, manipulada, mal informada y mal formada, no hay derechos plenos para quien así vive.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Mail disnnet@gmail.com
Excelente su análisis, en el caso del auto – calificado «más capacitado» para ejercer la Fiscalía, es lamentable su estilo farandulero y fullero, no solo se convirtió en crítico oficial de Petro, (cosa que podrá aducir él), es parte de sus funciones como contrapeso al poder presidencial, pero por desgracia abusa de la justicia como espectáculo, y debería enfocarse a desengavetar investigaciones como Odebrecht y la ñeñe-politica, solo por nombrar dos casos de ineficiencia de su malhadada gestión.