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LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadLos efectos orgánicos del estrés

Los efectos orgánicos del estrés

Hablar de los factores que causan estrés es referirse a una larga lista, ya que son bastantes y numerosas las condiciones que nos pueden llevar a dicho estado, sin embargo, éstos los podemos clasificar en factores internos y externos.

En los internos, podemos clasificar a los problemas laborales, económicos, de pareja, conflictos a nivel de núcleo familiar, cambios en el estilo de vida, pérdida de un ser querido, consumo de sustancias psicoactivas.

En los externos, figuran las alteraciones del medio ambiente, las contaminaciones visual, auditiva y electromagnética, entre otras.

Son innumerables las manifestaciones orgánicas y mentales que afectan nuestro organismo cuando es sometido a un determinado factor de estrés, sin embargo, es importante tener en cuenta que el hecho de venir padeciendo determinada enfermedad, hace que determinados sistemas orgánicos sean más susceptibles de deteriorarse, presentando así un mayor número de síntomas como resultado de la agravación del sistema comprometido.

Así pues, veamos cuáles pueden ser los síntomas o enfermedades más representativas en cada uno de estos sistemas:

– Mente y Sistema Nervioso: depresión, ansiedad, insomnio, aflicción, cefalea, migraña, apoplejía.

– Sistema circulatorio: hipertensión arterial, arterioesclerosis, angina de pecho, palpitaciones, infarto cardíaco.

– Sistema digestivo: alteraciones del apetito, gastritis, reflujo gastroesofágico, ulcera gástrica o duodenal, indigestión, flatulencia, colon irritable, diarrea, estreñimiento, hemorroides.

– Sistema endocrino: predisposición a la diabetes o agravación de la misma, alteraciones a nivel de la glándula tiroides, síndrome de fatiga crónica.

– Sistema reproductor masculino: alteraciones en la erección y en la eyaculación, infertilidad.

– Sistema reproductor femenino: síndrome premenstrual, alteraciones del sangrado menstrual, disminución del lívido.

– Sistema musculo esquelético: tensión y dolor a nivel de cuello, hombros, espalda y otras áreas.

– Sistema inmunológico: alergias, susceptibilidad a las infecciones, e incluso predisposición al cáncer.

– Piel y pelo: transpiración excesiva, urticaria, acné, pérdida del cabello, dermatitis seborreica.

El manejo del estrés, como el de cualquier enfermedad, implica como primera medida el identificar el factor desencadenante de dicha situación.

Principalmente, el manejo estará orientado a una serie de cambios en el hábito de vida, tanto en su esfera física, como mental, frente a las situaciones que de alguna manera lo afectan en todo su entorno y ello se puede lograr con técnicas como el yoga, la meditación trascendental y otras terapias de relajación.

El cambio de la alimentación, así como de los hábitos alimenticios jugaran un rol muy importante, ya que si la dieta de la persona incluye alimentos más naturales y con menos aditivos químicos, su cuerpo responderá en una forma más positiva, liberándolo de ese estrés que generan otro tipo de alimentos nocivos para la salud.

La actividad física constituye otro aspecto que cabe destacar al igual que actividades de tipo artístico que distraen nuestra mente, generan estados nuevos de creatividad y nos separan de la tradicional rutina que tanto nos estresa.

Por último, existen gran cantidad de terapias médicas que pueden ayudar de forma importante a que dicho proceso de control y manejo de estrés se realice con mayor celeridad, tal es el caso de la homeopatía, las esencias florales de Bach, los campos magnéticos pulsantes, la terapia neural, la terapia con minerales y vitaminas, los masajes en todas sus modalidades, esto por mencionar algunas que son necesarias tenerlas en cuenta, pues muchas de ellas pueden significar la mejoría para muchos de los factores que desencadenan, nuestro conocido e inseparable estrés.

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