Por: FERLEY HENAO OSPINA
ferleyhenao@gmail.com
Los colombianos estamos observando perplejos la manera como unos precandidatos a la presidencia, merodean en los círculos del poder para tratar de ayudarle al gobierno a maquillar una absurda, desproporcionada e inoportuna reforma tributaria.
Esos que se arrimaron a partidos de oposición porque en las vertientes que siempre han estado ya no tienen votos, ahora, en el ocaso de este sistema insensible y explotador, tratan de captar los votos de los ciudadanos indignados. Están haciendo el papel de “manguitos”.
“Trabajos” similares han hecho ya algunos que fueron elegidos por listas alternativas y cuando tienen que votar se salen del recinto, sin ningún pudor, para que gane la opción del gobierno. Es decir, la opción que perjudica a los ciudadanos, incluidos sus mismos electores. Esos son los “manguitos” que ahora quieren desempeñar el papel de redactores de la misma reforma tributaria pero con palabras distintas. Siguen creyendo que este es un pueblo de pendejos.
El pueblo derrotó al gobierno en las calles y ahora algunos oportunistas, disfrazados de alternativos, quieren ayudarle a Duque a transformar su derrota en victoria a cambio de «mermelada». Están convirtiendo los rimbombantes nombres de sus coaliciones en verdaderos muros de la vergüenza y de la desvergüenza.
La solución a los graves problemas que confronta Colombia hoy, no es hacerle retoques o maquillajes a esa absurda reforma tributaria. Los retoques no son otra cosa que la estrategia con la que quieren volver engañar al pueblo estos remedos de alternativos cuando en realidad siguen siendo lo mismo que siempre han sido.
La solución, la sabe todo aquel que tenga siquiera cuatro dedos de frente, es derogar las exenciones tributarias, obligar a los poderosos a pagar los impuestos que les corresponden sancionando severamente a los que le hacen trampa a la DIAN y aparecen con sus declaraciones de renta en “CERO”, y sancionando también a los que le hacen fraude al fisco, no solamente dejando de pagar sus impuestos sino reclamándole al estado que les efectúe devoluciones fraudulentas.
Ahí no más está la plata y mucho más. Puedo seguir la interminable lista de recursos públicos que se esfuman en la cara de los entes de control y que van a parar a los bolsillos de los que siempre han detentado el poder solo para eso, para saquear el erario público.
Qué mejor reforma que revocar la que les dio gabelas a los bancos, a las petroleras y al carbón, y la que les devuelve los tributos a los que ya pagaron?
Si esa reforma tributaria que el pueblo colombiano heroicamente ha tumbado con ministro y todo, pretendía conseguir unos 25 billones, pues les recuerdo que anualmente los corruptos, que están ahí enquistados, se embolsillan más de 50 billones (El doble). Entonces sáquenselos del bolsillo, métalos presos y pongan esa plata al servicio del país.
El pueblo en las calles ha dicho: ¡Ya basta! 200 años han estado saqueando a Colombia y no han dejado nada para su desarrollo pero la tienen empobrecida y asfixiada. En buenas manos este sería un buen país.
Respetado Columnista: sus argumentos con validez y solidez.
Toca puntualmente l a quiénes y qué se debe transformar en el funcionamiento del Estado.
Toca como los tibios , que son personajes con falta de carácter y criterio serio, frente a los problemas del país, no sirven.
Toca como los partidos de coalición, son un peligro, al igual que los delfines que proponen, al igual que los partidos tradicionales, que no van a cambiar su dinámica de engaño.