Por ALBARO BALLESTEROS.
Mataron al poeta de los sueños, el de la mano erguida y la barba espesa, el que entre zamba y danza le quería cambiar a la juventud su miseria.
La ciudad del puente grande octava maravilla de las Américas, se vistió de sangre, pólvora y miseria, la noche en que ocho balas mataron al poeta.
Y ahí va, la bronca cobarde huyendo en la noche dejando sobre el puente la tragedia, gobierno indigno, has perdido el tiempo si crees que a la juventud se le acalla a punta de terror muerte y metralleta.
Vergüenza para un gobierno matar a un hombre solo por acallar una protesta, sin saber que la muerte prematura le dio más vida al poeta y, que si antes sólo era conocido en una capital pequeña, su muerte lo hizo triunfador en la nación entera.
Lucas… así se llamaba el soñador de mano erguida y barba espesa, que aquella imberbe noche murió sobre el puente de la ciudad trasnochadora y morena,
Dejándonos la enseñanza que se puede perder la vida pero no las ideas.

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D.R.A.