Para hoy, 10 de septiembre, todas las librerías, bibliotecas, bares, salas de teatro, todo expendedor, en fin, de libros, cultura, drama y cervezas, se verían bien si se les reviste, propongo yo en la puerta, o en su defecto al portero, de una larga barba blanca, traje blanco y botas rojas. Barranquilleros, quizá, han de nacer todos los días, pero el nacer barranquillero siendo traído al mundo en Bogotá, es cosa solo de Aníbal Tobón, quien nació, a su decir, en Barranquilla cuando ya tenía 3 años. Fuera pues, el capitalino, capitalino en 1947 al nacer primero, pero solo nacido de verdad en 1950 y barranquillero para toda la vida, misma vida ante la cual siempre llevó ventaja siendo permanentemente tres años más joven de lo que se supone.
De todas formas poco importa la edad para un poeta de su talante, acrónico y atemporal es para siempre. Es uno de los que yo llamo poetas del mundo, por más que el maestro se haya proclamado barranquillero desde los huesos hasta la epidermis.
Hijo de periodistas, Aníbal Tobón confluyó la misma labor con otras, fue narrador, poeta, titiritero, artista plástico, actor de teatro y dramaturgo. Por considerar mal drama la unión de Gonzalo Arango a la candidatura de Carlos Lleras Restrepo, se separó del nadaísmo. Consideró que la corriente ni se debía, ni debía entregarse a tales prácticas. En concordancia, su camino sería el suyo, y se movería entre Francia, Suecia, Venezuela y Colombia con poemas y títeres.
Su obra multidisciplinar, en su mayor parte, solo puede encontrarse en la memoria de sus amigos, o en la oralidad de quienes llegaron a cruzar con él, en el guayabal, o en el Viejo Continente, pues, crítico del escribir por publicar, poco se preocupó por imprimir su palabra escrita. Aníbal Tobón fue pura palabra hablada, y después de sus declamaciones públicas rasgaba sus poemas y los regalaba al viento costero colombiano. La poesía la veía en todas partes decía, a pesar de la cotidianidad. En entrevista con el periódico barranquillero El Heraldo, reveló, ante la petición de definir la palabra ‘poeta’, que “un poeta puede ser alguien que es militante de los derechos humanos del corazón, o de la imaginación’.
Si, como lo leía el maestro, la poesía está en todas partes, yo amaría encontrar dichos militantes, falta que seguro él también lamentó. La nodriza impedida, la poesía sin poetas. Claro, no es algo de reprocharle, él esparcía poesía con sus manos y su boca por donde pasaba su leve figura, comparada a la de Jesucristo, Fidel Castro, John Lenon, Che Guevara, Bin Laden y Don Quijote. Si esparcía poesía por donde anduviera, en todas partes la encontraba, por la sencilla razón de llevarla en la maleta de títeres sosteniendo hojas sueltas destinadas a ir al viento.
Zen sación
Cuando el miedo
Está a cinco centímetros
Se convierte en temor
Cuando está a cuatro centímetros
Es espanto
A tres centímetros
El miedo se convierte en pavor
Cuando el miedo está cercano
Es el propio pánico
A mi lado el miedo no tiene nombre
Pero cuando lo tengo adentro
El miedo desaparece
Aníbal Tobón, autor del poema aquí arriba expuesto, vocalista impostado de los Rolling Stones, con el miedo adentro, participó en la dirección de puntos de esparcimiento cultural en cada uno de los sitios que visitó. En Melgar seguro le recordarán con sus “concervezatorios” y sus tertulias de “filosofría”; los niños con su “poesíteca”. Entre estos y más motivos por los que sus discípulos y amigos han de recordarle, el mundo de los méritos le recuerda por su obra conceptual “Alacena con zapatos” merecedora del primer lugar en el XXVII Salón Nacional de Artistas en 1978, la que realizó junto al grupo El Sindicato, tomando como materiales zapatos recogidos por habitantes de las calles de Barranquilla. Tanto El Sindicato, como su obra, son una apelación al deficiente cumplimiento del derecho al trabajo digno.

Para Aníbal todos sus lugares fueron poemas, en la poesía percibió su lugar común. Con él, o tras él, existen en la actualidad innumerables hombres y mujeres que le extrañan y le recuerdan con el sagrado cariño de la literatura y la enseñanza, lugares comunes, quizá, de los más perdurables que pueda tener persona cualquier en su vida, pues, ¿quién olvida, caminando, a quien le enseñó el camino?
Lecturas y webgrafía:
Soy un man políticamente incómodo. Entrevista a Aníbal Tobón. John Better. El Heraldo. https://revistas.elheraldo.co/latitud/soy-un-man-politicamente-incomodo-138856
El barranquillero nace en cualquier parte. Álvaro Suescún T. . El Heraldo. https://revistas.elheraldo.co/latitud/el-barranquillero-nace-en-cualquier-parte-138857
El Sindicato. Diálogos críticos. https://dialogoscriticosmamb.wixsite.com/dialogos-criticos-/el-sindicato
Felicitaciones por el artículo, me gustó mucho leerlo, lamentable que no hayan quedado escritos del poeta porque lo que se escribe es lo único que perdura para siempre.
Profe, siempre siento honra cuando me lees. El poeta, digamos, que tuvo sus maneras. No quedó en tantos libros como fuera correspondiente a los tantos que escribió, pero quedó en la memoria de sus aprendices.
Un abrazo.