En el complejo devenir económico social y político del país durante el siglo XX emergió la figura del doctor Mariano Ospina Pérez, quien a pesar de haber nacido en las postrimerías del siglo XIX desarrolló la mayor parte de su vida en aquél. Desde muy joven ingresó al Partido Conservador. Curiosamente no fue un personaje polémico, al punto que lo podríamos resaltar como alguien que lograba sus objetivos sin enfrascarse en interminables polémicas. Su carrera política fue vertiginosa; lo lleva a la presidencia de la República y lo consagra como jefe máximo e indiscutible de su partido. Es muy reconocido por haber fundado la Federación Nacional de Cafeteros y durante su mandato presidencial se promulgó el Código Sustantivo del Trabajo. Como quiera que las condiciones de los trabajadores del agro eran realmente deplorables, ordenó les fuera suministrado vestidos de labor.
El 9 de abril de 1.948 Ospina Pérez enfrentó el bogotazo y en lugar de huir cobardemente dio vida a la famosa frase: Para la democracia colombiana vale más un presidente muerto que un presidente fugitivo, y en las horas de la noche citó a palacio al presidente de la Dirección Nacional Liberal, doctor Darío Echandía, el cual también se fajó su frase: ¿El poder para qué?
Una vez termina su período de gobierno Ospina Pérez es proclamado jefe único del Partido Conservador. Sobreviene el Frente Nacional, dentro del cual el caudillo tiene un papel protagónico y prácticamente la política nacional girará en torno suyo: no se movía una hoja en el conservatismo sin su permiso. Y, como cosa insólita, para que el partido Liberal pudiera postular un precandidato a la presidencia de la República, tenían que ir ante el doctor Ospina a efectos de que este diera su consentimiento, lo que dio lugar a que se pusiera de moda en el argot político de la época la frase: Vaya a que le echen la bendición. Esta adquiescencia del Jefe también era necesaria para las respectivas nominaciones en altos cargos del Estado, tales como: comandantes de las Fuerzas Armadas, ministros, embajadores, magistrados, gobernadores, etc.
Este extraordinario liderazgo del doctor Mariano, finalmente queda evidenciado al quitar y poner presidentes, por ejemplo: La Dirección Nacional Liberal y el doctor Ospina en representación del partido Conservador, designaron como presidente de la República al general Gustavo Rojas Pinilla. Después estos mismos partidos retiran a Rojas y designan una Junta Militar para que presida el país.
Finalmente, cabe destacar que en la conciencia colectiva se tenía al doctor Ospina en un concepto de caudillo tan alto, que algunos politólogos llegaron a aseverar: El único presidente que no puso este eminente Jefe, fue el doctor Misael Pastrana Borrero, porque lo puso doña Bertha Hernández de Ospina Pérez.
*Directivo Soer (Sociedad de Escritores de Risaralda)