Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadMi verdadera identidad

Mi verdadera identidad

Pasé por una noche oscura de la que casi no me puedo salvar, en la que las sombras de noche parecían salir de mis entrañas y me asediaban para no dejarme escapar. Me quedé en la oscuridad sin posibilidad de mi alma iluminar y en lugar de encender una vela, cada vez menos luz podía entrar. Sufrí, sufrí mucho por lo que me hice y lo que permití que otros hicieran desde su actuar, pero entendí finalmente que en cada cosa que pasó, tuve algo de responsabilidad. Y allí estando en la penumbra, en la absoluta oscuridad, pude ver lo que no era y comprender mi verdadera identidad, vi mi ser desde afuera pues de mi centro me había dejado sacar. Teniendo esa comprensión del lugar al que me dejé llevar, o al que inconscientemente yo misma fui a visitar, entendí que algo estaba muy mal. Algo respecto a mí, y a la visión con que a la vida solía enfrentar; sentada, completamente rota, me puse a meditar.

Poco a poco lo que era tinieblas se fue empezando a iluminar, como aquel que no tiene vista y por primera vez el cielo puede admirar; tardé un tiempo en ordenarme, en volver a respirar, pero ahora que lo hago, disfruto tanto el aire que aspiro como el que puedo exhalar. Me encontré, después de que entendí que realmente estaba intentando escapar, huyendo de mi vida, la que tanto me costaba lidiar. Entonces solté los pesos y me entregué a la voluntad, recordé de qué estoy hecha, mi naturaleza, mi origen y mi final.

No soy un humano teniendo una experiencia espiritual, soy un ser espiritual atravesando una experiencia humana. Somos seres con dos fuentes, una divina y una material, quedarse en solo una, es negar nuestra otra mitad. Cuando me pude ver, y de paso, me pude salvar, realmente encontré la clave para mi vida disfrutar. Mi corazón anhela compañía, una compañía real, no sólo llenar un vacío por miedo a mi soledad. Vi mis temores, mis angustias, mis dolores; pero también mis sueños, mi valentía y mis colores. Casi perderme, me hizo encontrarme, no saber quién era, me regaló la comprensión completa de lo que soy.

Mi verdadera identidad, la que es eterna; la que no está sujeta al mundo de las formas, la que no nace ni muere, la que no se pudre o se fermenta. Soy esto que soy, detrás de mis aprendizajes, mis luchas y mis guerras, lo que he sido desde siempre, y vine a terminar acá en la tierra. Soy el amor, la luz, la eternidad y la pureza, aunque me vista de negro, grite, llore y también haga pataleta. Ya no tengo miedo a perderme, porque sé toda mi verdad, ya no pueden confundirme, pues todo se pudo revelar. 

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1 COMENTARIO

  1. Respetada Columnista:
    El reconocimiento de si.
    El ser y estar en la vida, en coherencia con una filosofía de existencia que otorga la visión de lo universal.

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