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PolíticaMinusválidos son los corruptos

Minusválidos son los corruptos

Por HERNANDO AYALA M

La mayoría absoluta, 99% de minusválidos son seres humanos sin discapacidad pues renuncian a su dignidad al abrazar la corrupción.  

Antivalor de la minusvalía es pandemia que degrada el espíritu de humanidad.

Estados Unidos eligió un presidente con discapacidad en cuatro ocasiones, la misma persona, a comienzos del siglo veinte, anterior al veintiuno en que setenta y cinco años después, por primera vez, ungió como gobernante a un mandatario afrodescendiente, un presidente negro.

Franklin Delano Roosevelt, desde una silla de ruedas presidió desde 1933 hasta 1945, a lo largo de la segunda guerra mundial hasta convertir a su nación en la primera potencia mundial desde entonces. Sacó a Estados Unidos de la gran depresión económica, su bandera la lucha contra la pobreza en su ideal demócrata, involucró al país en el gran holocausto del cual salió para consolidar su paradigma del American Dream, Sueño Americano, como tierra de la abundancia.  Delano Roosevelt, quien adquirió discapacidad a sus 39 años siendo senador, por el virus de la poliomielitis que entonces era llamado “parálisis infantil”, es la evidencia irrefutable de la equivocación cometida en el lenguaje aplicado a las personas con discapacidad física con el término degradante de minusvalía o minusválido por esa condición funcional. A lo largo de un siglo, el estigma social de segregación por presunta incapacidad formó una humanidad prejuiciada en el uso indebido de ese término para categorizar humanos con menosprecio, al menos en el idioma de Cervantes.       

El virus de la corrupción en lo público, es la plaga de la humanidad con una connotación que sí determina minusvalía voluntaria, elegida, asumida por voluntad, a conciencia y libre albedrío. Convertirse en corrupto es un acto de renuncia irrevocable a la integridad humana, para declararse en guerra contra la moral y ética en sociedad, en abierta confrontación violenta que vulnera derechos y dignidad de seres humanos víctimas inermes de asalto, ataque contra la fe pública, detrimento de sus derechos y degradación del bien común confiado a manos y conciencias que transgreden y subvierten el mandato y confianza recibidas de humanos que por voluntad dieron fe.

 Abrazar la corrupción sin escrúpulos es degradar la humanidad propia, su dignidad inherente, renunciar a la dimensión ética y honorabilidad que da sentido y valor a la vida humana. Es ahí donde una persona decide valer menos, minusvalorar su dignidad, revestirse de minusvalía para ejercer vida en ignominia, iniquidad, menosprecio y cinismo. Hay legiones enteras, dinastías y apellidos de clanes ancestrales que normalizaron como herencia en su adn esta condición de minusvalía y lo saben todos.

La pandemia de corrupción que no respeta nada en lo público, ni en lo privado, ni en lo secreto, ha degradado el valor de la vida en una sociedad como Colombia y Latinoamérica, donde el fin último que justifica todo lo que haya que hacer, es arrasar y acaparar lo que está al alcance en una rebatiña rapaz, que pareciera juego de piñata con el erario, el tesoro público, la res pública que es trabajo de todos. Esa traición, auto perfidia a conciencia hace minusválidos a todos los corruptos sin excepción, en la diversidad. En consecuencia, resignificar el término da cuenta del ser minusválido, valer menos en integridad, en confianza, en elegibilidad, mientras por voluntad permanezca el afectado en estado de corrupción.

La sexta parte de la humanidad vive una realidad social denominada desde el conocimiento técnico científico como discapacidad, referida a todas las limitaciones, restricciones y barreras que encuentran las personas en la diversidad humana, por razones de funcionamiento y acceso distinto a los parámetros convencionales de normalidad en el entorno social, físico, cultural, familiar. Mil cien millones de personas son caracterizadas como portadoras de funcionamiento deficiente por limitaciones de movilidad, carencias auditivas, visuales, cognitivas, multisensoriales, psicosociales, talla baja, en siete tipos de discapacidad en la norma colombiana. Esta realidad está definida con precisión en la Convención ONU sobre discapacidad y una extensa normatividad de ratificación e implementación, con un desglose de estatutos legales reglamentarios que complejizan en gran escala el sueño de la inclusión social real, goce efectivo de derechos para una vida independiente y toma de decisiones autónoma. Esta Convención proscribe y prohíbe el uso de términos vulneradores de la dignidad humana como minusvalía a minusválidos para referirse a la diversidad de las personas. El 3 de diciembre es el día de los derechos de las personas con discapacidad para promover su dignidad e inclusión.

Para llamar la atención sobre la erradicación del término minusvalía o minusválido que no puede ser como sinónimo de discapacidad, la resignificación de ese concepto negativo, degradante de la dignidad humana, clasifica perfecto para definir el comportamiento repudiable de quienes toman la decisión de valer menos en dignidad y respeto propio, que es la decisión de quienes determinan convertirse en corruptos en la diversidad.  En una nueva entrega hablaremos sobre discapacidad, inclusión real, corrupción y discapacidad, minusválidos que usan discapacidad para ser venales. Hay quienes se esconden detrás de una discapacidad para cometer abusos, mediocridad y corromper lo público. Por ahora baste decir que al menos el 98% de los seres humanos con discapacidad no son minusválidos, no practican corrupción y la mayoría absoluta vive en pobreza y exclusión en diverso grado como en 2020, el año de las banderas amarillas. 

Escrito por Hernando Ayala M Periodista Proceso Sociedad para Todos 30DS.

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