Como suele decir Risa loca: «Patrón, prácticamente se acabó la semana«; hoy debemos decir: se nos acabó el año.
Pareciera ser que aunque los días siguen teniendo 24 horas y los años 12 meses con sus 30 días en promedio, la percepción del tiempo es distinta, el tiempo pasa más rápido, lo que quizás pueda significar que vamos a vivir menos y nos vamos a morir más rápido.
En estas nuevas formas de existir, de tanto vértigo, en las que, quienes tenemos la fortuna de trabajar, mantenemos absorbidos por las ocupaciones, ya ni siquiera presos del horario, sino de las tareas, de los pendientes de la agenda, del correo y del WhatsApp, la calidad de la vida es un tema al que tenemos que pararle bolas porque, si no, nos va a suceder lo de esa frase que le atribuyen a John Lennon y que dice que «la vida es algo que pasa mientras estamos ocupados en otras cosas«.
Y hablo de los que le echamos la culpa al trabajo, sin pasar por alto los que no tienen ocupación productiva alguna o que, aun teniéndola, viven inmersos en el océano de las distracciones en que se ha convertido el celular, con esos nuevos pecados veniales que son las redes sociales, las comunicaciones instantáneas, el Tik Tok y las plataformas de noticias como las de Google y Microsoft.
Los medios de información, los nuevos y los tradicionales, como La Revista Semana, El Tiempo y El Espectador, han debido entrar a la nueva forma de comunicar prefabricando noticias que no son noticias, a través de titulares tremendistas diseñados meticulosamente para que los internautas no puedan resistir el impulso de dar clic y quedar allí atrapados, embelesados, catatónicos, en un contenido baladí que no dice nada.
Voy a parodiar algunos de esos titulares, que nos van llevando a la conclusión de que ahora los únicos inteligentes son los teléfonos y que los productores de contenidos están haciendo el negocio del siglo con nuestra estupidez, miremos: «Te impresionarán las condiciones en que está viviendo Antonio Banderas«; «Mira el resultado de comer 30 alcachofas de una sola vez«; «Shakira no aguantó más y se despachó contra Piqué«, «Nairo Quintana dio noticia sobre su nuevo equipo y explotaron las redes» «Lionel Messi no se guardó nada en su entrevista en el Chiringuito» «Darwin Quintero le dice no más al América y se va para modesto equipo del FPC«.
Como se puede ver, la nueva forma de titular «noticias» está basada en llamar la atención del público con nombres o temas rimbombantes, sin adentrarse en el tema que al final termina siendo algo sin confirmar o una frivolidad, de manera que se cautiva la curiosidad, el morbo y el hambre de chisme del lector que se come la carnada y el contenido finalmente es efectivo en la vorágine de la publicidad de la internet.
Yo que viajo permanentemente por el Eje Cafetero, puedo dar fe que la epidemia es generalizada, no hay policía, guarda de tránsito, vendedor de mostrador, obrero de la construcción y profesionales en todas las ramas, que se escapen al poder de la entretención de los celulares, los ve uno absortos mirando la pantallita o como dice mi mamá «desgranando» como le llama ella al texteo al enviar y recibir mensajes.
Así las cosas, pues ni modo, vamos a vivir menos y nos vamos a morir más rápido.