Por JAMES CIFUENTES MALDONADO
El derecho urbano es un asunto altamente complejo, que sin embargo es transversal a los intereses de toda la sociedad; es un tema que nos toca a todos en la cotidianidad, y cuyo control y sanción ha sido encomendado a los corregidores e inspectores de policía, en el marco de Ley 1801 de 2016 o Código de Seguridad y Convivencia Ciudadana.
Algunos tenemos la suerte de realizar un sueño que se llama casa, o somos vecinos de un señor que construyó una, de tal suerte que, si la construcción nuestra o la ajena no reúne los requisitos técnicos y no obedece a una planeación que se concreta en una licencia, pues ello implica una afectación a manera de riesgo, de peligro, para toda la comunidad, que se concreta cuando la casa o el edificio se caen o de alguna manera empiezan a causar perjuicio a quienes están en su entorno.
Sigue siendo muy normal que cualquier vecino o nosotros mismos, echemos la «planchita» sin planos y sin permiso, pues porque ¿permiso para qué? y ¿cómo nos vamos a gastar el presupuesto de los materiales o la mano de obra en un ingeniero o en un arquitecto o en el trámite de una licencia? Además, ¿cómo le vamos a dar el trabajo a unos señores que cobran caro si mi tío el maestro de obra sabe más y cobra más barato?
Está bien arraigado el «mito urbano», según el cual para construir basta con solicitar la licencia, y que la obra puede iniciarse con el aviso amarillo. Es preciso aclarar que ese aviso lo que indica es que la autorización está en trámite, y además es un mecanismo de información a la comunidad, por si llegara a haber quejas u objeciones al proyecto. Se entiende que la obra está permitida cuando se fija el aviso blanco que contiene el número de la resolución. De hecho, muchas obras se inician con el aviso amarillo y así se terminan, sin que nunca se expida la licencia, sobre lo cual conviene indicar que las personas que así lo hacen se están exponiendo a que la autoridad de policía ordene la demolición, además de imponer cuantiosas multas.
El control de las obras debe darse por igual sobre las obras con licencia y sin licencia, porque es frecuente que las obras que cuentan con licencia finalmente se desarrollan ignorando o violando las especificaciones de los planos aprobados por la Curaduría o que excedan la cantidad de metros cuadrados permitidos.
¿Cómo exigirle licencia al ciudadano de estrato 1, si con lo que vale la licencia construye un piso?
Se ha sabido que la alcaldía de Pereira está trabajando en una alianza con las facultades de ingeniería y de arquitectura para que, por vía de consultorio y voluntariado de los estudiantes de últimos semestres, la gente de escasos recursos obtenga sus diseños y sus planos y que las Curadurías cobren por la licencia un valor mínimo, exonerado de impuestos. Si el alcalde logra esto, ya no habría excusa para construir sin permiso.
El nuevo código de policía acercó el tema del control urbanístico a la comunidad, lo hizo visible, lo sacó de la administración, donde estaba propenso a la politiquería e incluso corrupción, pero entregó unas responsabilidades inmensas y muy delicadas a unos funcionarios que no están formados en el componente técnico del control urbano y no cuentan con todos los recursos.
Respecto lo que se pretende con el tema del convenio de la alcaldía con las universidades, habría que analizarse desde desde el punto de vista legal ya que quien se haría responsable de estos diseños (los estudiantes que no tienen licencia?, La universidad?, Los profesores? lo dudo).
El problema es que se sigue viendo a los diseños como un requisito (un documento más) y no como un trabajo técnico que implica responsabilidades para quien los realiza máxime que se trata de diseños de edificaciones que si bien son consideradas de «baja complejidad», en realidad son edificaciones complejas ya que por lo general son adiciones a estructuras desconocidas bien, en su cimentación, en su refuerzo, calidad de materiales, etc. Adicionalmente, en otros casos implica el tener que pasar de un sistema estructural constructivo a otro (adición de un 3er piso).
Es por esto que hay tantos delineantes que se las dan de ingenieros y arquitectos.