Por HERNANDO AYALA MERLGAREJO
- Los ninis y el estallido. Ninguneados, nadie más peligroso que quien nada tiene que perder.
- En treinta años los muchachos de hoy serán viejos adolescentes. Por cada cuatro viejos habrá un muchacho. En Europa más viejos aún.
Pasó en Túnez, Argelia, Egipto, Siria y fue posible con el detonador de las redes sociales, la conexión digital y la pandemia de inequidad en aquel momento de la primavera árabe. En Alepo los aviones rusos se sumaron a Al Asad en su régimen genocida para sofocar el alzamiento.
En América latina, Suramérica, el satélite de Washington, desde su vista anticomunista con el mismo discurso de McCarthy en los años cincuenta del siglo pasado, pontificaba como el libertador del presunto paraíso de la democracia sólida, cañazo que mimetizaba el desmadre de corrupción, explotación y daño ambiental de su extractivismo a ultranza y la arrasadora maquinaria de guerra a la población con la inmisericorde inequidad y exclusión social. Los protegidos del Estado en el modelo de ésta visión de vida serán siempre los ricos para que siendo más ricos empleen mano de obra.
Durante treinta años de neoliberalismo impulsado como doctrina desarrollista desde la era Gaviria, acorraló, arrinconó y dejó sin salida a millones de jóvenes en Colombia, en el tiempo en que por cada viejo hubo cuatro jóvenes en la demografía nacional. Fué un acoso deshumanizado.
Hoy más de noventa de cada cien jóvenes en una población superior a quince millones, no ven el futuro que les prometió una voz que salió desde Pereira. Ése futuro por el cual danzaba con esperanza Lucas Villa en este suelo donde le cortaron su sueño y lo único que tenía, la Vida.
Millones de jóvenes colombianos hijos de la Constitución del 91, la de los derechos para todos, la paz, la inclusión, la democracia participativa, quienes nacieron a partir de ese pacto social, se quedaron por fuera del mismo y la promesa del régimen es agudizar ésta realidad.
Ni educación, ni trabajo, ni salud, ni inclusión, señalados de terrorismo, máquinas de guerra, con un pensamiento feudal al frente de la llamada institucionalidad que es un Estado enemigo de sus derechos y con el riesgo de morir de cualquier riesgo en semejante mapa agravado por el virus en pandemia, ¿Qué hacer cuando no hay salida? La generación huérfana de padres ausentes de cuerpo presente, llegó a la injusticia total y su estallido está ahí ante un Estado incapaz de remediar y una sociedad que no entiende.
Los que pensaron que era fácil distraer con el asunto Venezuela, la casa incendiándose y los responsables prometiendo arreglar la del vecino, siguen convencidos de que es fácil, todo es cuestión de disparar y arrasar muchachos para que el miedo les encauce su fiesta de grupo. Basta oír como hablan los funcionarios a cargo de la responsabilidad de Estado.
Nini, nada de nada, los muchachos siempre fueron al combate en la historia de la libertad humana, con la disyuntiva clara, vencer o morir, sin alternativa distinta. Los príncipes de los sátrapas, parásitos de siempre, ejercen su mueca privilegiada de desprecio e ignorancia irremediable frente a la dignidad humana.
Los profetas de la guerra ahora fingen sorpresa frente a su única siembra y se ratifican en su maldición, esparcir veneno, engañar y asustar ignorancia para contar más rentabilidad en su perversión. Los jóvenes, los muchachos siguen siendo carne de cañón donde imperan rémoras, parásitos de la desigualdad. Muchachos amaestrados por su dinastía, señalan a los que se sacrifican de enemigos de su orden y confort. Ignominia.
En 2050 no habrá muchachos para esta infame realidad. Tampoco estarán los satrapas de la infamia hoy. Para entonces en Colombia serán más de ochenta colombianos viejos, mayoría sin pensión, por cada cien nativos de esta tierra. Menos de veinte serán jóvenes y ya no estarán mayoría al servicio de lo que hoy imponen los chivos pares de los Leónidas Trujillo de la humanidad, el sátrapa dominicano. No serán cien años otra vez. En cuarenta ya no habrá muchachos en ningún bando en esto que hoy elige la ignorancia engañada. Terrible y despreciable.
Proceso #EMPATE_21 Integridad Juego Limpio #EticaDiversidad. Humanizar humanidad.
Escrito por Hernando Ayala M. Periodista Proceso DISNNET SOCIEDAD PARA TODOS 30_DS.