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LUIS FERNANDO CARDONA
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ActualidadMujeres directoras: los fantasmas del cine

Mujeres directoras: los fantasmas del cine

En una edición del Festival de cortos de Bogotá (Bogoshorts), tuve la oportunidad de ver en pantalla un hermoso vínculo entre arquitectura y feminidad gracias a una puesta en escena  digna de la dualidad mujer-fortaleza, mujer-monumento o mujer-grandeza. Sin embargo, el corto contrastaba el poder de la imagen con una línea mucho más relevante: “las mujeres son los fantasmas en la arquitectura moderna, presentes en todos lados, pero extrañamente invisibles”. Dicho en términos de arquitectura por Beatriz Colomina y referida a la ausencia de las mujeres en la arquitectura, este enunciado retrata de igual forma la realidad de las mujeres cineastas, que como en todas las profesiones, se han hecho un lugar en la industria a capa y espada.

No es lejano pensar que en una lista de al menos cien mejores directores solo aparezca el nombre de una o dos mujeres, como si la historia del cine le negara una vez más al género femenino el espacio para liderar. A pesar de que se sabe que la mujer ha asumido el rol de directora desde el cine mudo, no ha tenido la suficiente recordación a lo largo del tiempo. Uno de estos ejemplos es Alice Guy-Blaché, primera persona en realizar una película de ficción. Además de sentar las bases de lo que sería la cinematografía de ficción en el futuro, también rodó y produjo alrededor de 600 películas entre 1896 y 1920. Pese a ello, Gaumont, dueño de la productora donde ella dirigió varias piezas cinematográficas, la borró del legado del cine al no incluirla en la historia de su compañía.

La academia ha tratado de redimirse con el papel de la mujeres en Hollywood durante los últimos años, pero las mismas denuncian estar peleándose el poder con los hombres. No es ese el fin, lo que se requiere es que la sociedad reconozca el talento sin categorizarlo. En una historia de casi 100 años solo siete mujeres han sido nominadas al Óscar por mejor dirección, salvo por aquellas que lo obtuvieron como Kathryn Bigelow con su película Vivir al límite,  primera mujer en ganar el distinguido galardón en 2010, siguiéndole el paso Chloé Zhao con Nomadland y recientemente Jean Campion con El poder del perro. Sin embargo, tuvieron que pasar alrededor de 81 años desde la creación de los Óscar para que una mujer ganara el premio a mejor dirección

Hace unos meses hubo una tendencia en Twitter y Tik Tok iniciada por mujeres que básicamente sintetizaba la inconformidad de ellas por las representaciones dadas en el cine, la mayoría coincidía en que el cine hecho por hombres no rinde una representación fiel de lo que son: las mujeres no se levantan peinadas, ni maquilladas, no lucen excesivamente perfectas todos los días de su vida. Las mujeres son imperfectas, pero al séptimo arte aún le cuesta entender esto. La ficción por libre que sea plasma imaginarios en la sociedad y las representaciones alejadas de la realidad construyen distorsiones en la mente de los individuos.

El problema no es que los hombres incluyan personajes femeninos en sus películas, gozamos de grandes directores, sino que su figuración como personajes sea incoherente y superficial. Jane Campion realizó lo que por mucho tiempo se le exige a los directores de cine -que se pongan en los zapatos del sexo opuesto- pero no desde las curvas y los traseros de gran tamaño, sino desde la sensibilidad, la empatía y el criterio de asumir al otro lejos de la clasificación de objeto sexual y más desde el reconocimiento de su humanidad.

Paradójicamente le tocó a una directora plasmar la masculinidad tóxica en el Poder del perro, entendiendo que su puesta en escena parte de la conexión que asumió con la obra biográfica de Thomas Savage, autor del libro en el que se inspiró la película. Comprender su dolor, el rechazo de la sociedad y la represión sexual a la que fue expuesto le tardó a ella ocho años. El resultado es una pieza plagada de simbolismos, que muestra el erotismo sin utilizar el recurso del desnudo, pero que hace hincapié en el abuso de un hombre sobre otro y que retrata lo que Thomás, reflejado en Peter, sintió en aquel momento. Una representación de un hombre hecha por una mujer que le rinde honor a la reflexión sincera y profunda del sexo opuesto, la misma que debería hacer siempre el cine.

1 COMENTARIO

  1. La reivindicación del cine con una mujer realizada por una mujer, Jane Campion; y expresada por una mujer, vos. Tu texto es lo preciso, lo justo y lo amable manifestando lo sublime, lo hábil y lo entero e integral de la dirección femenina, infortunadamente relegada al puesto de atrás por un sistema social diseñado por los hombres, pero sostenido tanto por hombres como por mujeres, y padecido también por ambos géneros, como tengo entendido se expone en la película de la neozelandesa.

    ¡Gracias, en todo sentido, por la integración, en todo sentido!

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