Fundado el 9 de febrero de 2020
LUIS FERNANDO CARDONA
Director Fundador

ActualidadNada más ecuánime que el arte en actividad creacional

Nada más ecuánime que el arte en actividad creacional

Dibujar es un soliloquio, para volverse con el trascurrir del tiempo, monologo. Éste toma vida en la medida que cada línea, limite, volumen, corroscos, sentimiento o emoción en el espacio duro, texturado, liso, algodonado o suave se repite en florilegios, en personajes que cuentan historias, momentos vacíos que el artista en muchas ocasiones no se toma en serio.

La función del espectador, del observador, es darle curso a su conversa susurrante frente a la obra, una articulación imaginada del artista y del que la contempla, un dialogo mediado entre el silencio y el afecto (aquí pasan muchas cosas) de lo que se mira, para llenar de significados bellos, algo que el creador nunca se imaginó plantear; aquí nace la crítica, se configura un verdadero arte.

Los artistas tenemos por principio, la mayéutica de los objetos en otros, mediados por la interpretación, dar a cada cosa un significado, un desarrollo lingüístico, que nos permite entrar en lo más profundo del conocimiento artístico, si así lo requiere y define el autor con responsabilidad, con el compromiso. Se está enfrentando a un reto que define algo en la vida y en el mundo del arte, en su propia existencia.

Cuando estamos en la actividad-ciencia del arte, estamos pensando en lo que va a salir o por lo menos de lo que podría aparecer, siempre pensando también si lo realizado, va a trascender en el tiempo y en el arte.

En el sistema de la cultura espiritual de la sociedad moderna, la filosofía y el arte ocupan una posición de extraordinaria importancia. En primer lugar, tanto la filosofía como el arte desempeñan un papel excepcional en la formación del nuevo ser humano, del individuo universalmente desarrollado, plasmando su concepción del mundo, sus posiciones vitales, su decoroso mundo intrínseco en la ocupación y la cultura. En segundo lugar, la filosofía y el arte participan en el concurso de la resolución de los conflictos ideológicos, políticos y sociales de nuestro tiempo, dentro de un régimen socialista o capitalista, por consiguiente, todo esto confluye positivamente, sobre el desarrollo de la sapiencia y, el arte, como fuerza titánica con metodologías científicas, aplica incesantemente deseos, fuerza y esperanza a los ojos consientes del mundo que ve pasar las cosas y acontecimientos.

Las ciencias aplicadas o exactas, replican que solo ahí en el plano cartesiano, en la hoja cuadriculada se vive lo indiscutible, lo perfecto, el cuadrante. Nada más ecuánime que el arte en actividad creacional, generando comprensión de la incomprensión, de lo que pasa y no pasa por nuestro cuerpo, por nuestra membrana de la dermis, los sentidos, que ponen valor a las cosas, ponen el pecho a los perdigones mutuos, de aquellos que quieren combatir la sensibilidad y el afecto del mundo fino.

Debemos volver a la cultura científica, a la delectación del arte, a la educación de ese mundo de la creación con fundamentos de la palabra, del libro y la plática, de lo debido con pureza y decisión, no hay nada más ausente que el arte superfluo, anodino, banal, ese que corre por los andenes tocando puertas de las almas en pena de un sistema industrial.   

‘’Es, pues, el poder de la ciencia un poder que se extiende cada vez más a todos los ámbitos de la actividad humana y por el cual cabe esperar el advenimiento de una sociedad científica que se caracterizará por el empleo de la mejor técnica en producir, en educar y en propaganda. Así se representa Russell la evolución de la ciencia en 1932, cuando publica su obra El panorama de la ciencia. La esperanza e ideario político de Russell encuentran de este modo su crisol en la Idea de que la raza humana sólo puede desarrollarse en el sentido de un Estado mundial organizado, cuya primera máxima fuera: «Es mejor hacer un poco de bien que mucho daño», sociedad y hombres para los cuales deberá estar claro que un mundo sin deleites y sin afectos es un mundo privado de valor, y cuya organización debería estar inspirada y regida por el espíritu de planeamiento y de proyección que caracteriza a la ciencia y al saber.”

2 COMENTARIOS

  1. Gran reflexión, con la palabra, desde el dibujo.
    No creo que un escrito se logre así, sin ser dibujante
    Gracias

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