Por: LUIS FERNANDO RESTREPO V.
Emulando al ex técnico nacional Francisco Maturana que tanto nos enojaba cuando decía que “perder es ganar un poco”, espero no enfurecer a mis lectores con esta variación de esa frase aplicable a lo que estamos viviendo los colombianos en este momento aciago.
En el entendido que esta pandemia ha afectado todos los sectores de la economía, el Gobierno intentó recuperar caja con una reforma tributaria, que afectaba de manera peligrosa a todos los sectores y clases sociales de la nación, menos a los banqueros, y a los más poderosos.
En su terca iniciativa, hizo oídos sordos a todos los sectores políticos y gremiales que le advertían de lo lesivo de su propuesta y fueron entonces los sectores sociales quienes comenzaron a plantear una marcha para forzar al Gobierno Nacional a retirar el proyecto de reforma, propuesta que caló en todos los sectores de la sociedad incluso en algunos de los más recalcitrantes copartidarios del señor Presidente.
El 28 de abril, en pleno pico de la pandemia, los ciudadanos salieron a marchar venciendo el miedo al contagio del Covid 19, por defender su derecho a una vida digna, y con la consigna clara de obligar al gobierno a retirar su nefasta reforma tributaria.
Dicha protesta ciudadana, que se preveía pacífica, fue torpedeada por cantidades de circunstancias que exasperaron al pueblo y desencadenaron violencia de ambas partes, manifestantes y policías heridos y muertos y saqueos indiscriminados al comercio de las ciudades.
Como respuesta a esta situación, los mandatarios locales mediante decretos impusieron un toque de queda a partir de las 3 de la tarde del día 30 de abril; el señor Gobernador impuso la medida en todo el departamento, justo un día antes del día del trabajo, lo que generó un movimiento de resistencia civil nunca antes visto en la historia de Pereira y creo que de Colombia, los jóvenes furiosos salieron a las calles desafiando la orden de sus gobernantes, lo que desencadenó más inconformidad y de contera, más vandalismo y a su vez más represión, más heridos, más muertos, más saqueos.
Sin importar las órdenes de toque de queda ni las prohibiciones de una magistrada de Cundinamarca, ni las solicitudes del mismo gobierno contra el que protestaban, los ciudadanos y las centrales obreras salieron a marchar el primero de mayo con la misma consigna, que creo salvo un muy bajo porcentaje apoyábamos, “abajo la reforma tributaria”.
Por primera vez desde los tiempos de Jorge Eliecer Gaitán, la protesta ciudadana tuvo su eco en el gobierno y el día 3 de mayo, decidieron retirar la reforma tributaria, por el riesgo de que el manejo del orden público se les saliera de las manos, los ojos del mundo estaban puestos en nuestro país, por los excesos de la fuerza pública y de los vándalos que intentaban deslegitimar la justa protesta ciudadana; no sólo los ciudadanos le habían ganado al gobierno, sino que se habían hecho visibles en la ONU, la comunidad europea, y hasta los Estados Unidos, quienes le pedían al gobierno cesar la represión contra la protesta pacífica.
Sí, ganamos todos. Pero en vez de salir a celebrar, a tirarnos Maizena, a brincar en la Circunvalar y la plaza de Bolívar, como cuando gana la selección, comenzaron a rodar nuevas protestas, taxistas contra las plataformas, camioneros contra los peajes, otros contra la reforma a la salud, otros pidiendo que renuncie el presidente, y ahora para que se reduzca el congreso.
No supimos ganar, por el contrario, salieron a cerrar las vías a impedir el paso de los alimentos que los campesinos produjeron para nosotros incansablemente durante los tiempos de pandemia, y desde el martes 4, que debió ser fiesta, se han dedicado a bloquear el país.
Me pongo en el lugar del gobierno y veo que no hay espacio de negociación, y este terco presidente y sus ministros en lugar de calmar las aguas, salen diariamente a echarle gasolina al fuego, y la victoria ya se empieza a ver de su lado, pues los productos empiezan a escasear en las ciudades lo que hace que una propuesta que comenzó legítima, sea ahora despreciada por una importante mayoría y al gobierno le conviene, ya el malo no es el gobierno, sino los manifestantes que violan los derechos fundamentales de los colombianos.
La victoria se perdió, señores manifestantes; ustedes estaban en contra del IVA a la canasta familiar y ahora con las escasez los alimentos no subieron un 19% sino un 200%; protestan por una reforma a la salud que puede matar a los colombianos y dejan morir personas en ambulancias en los taponamientos de las ciudades o impidiendo que les lleguen oxígeno y medicinas; protestan por la afectación que la reforma iba a hacer a la clase media y hoy la tienen secuestrada, sin una gota de gasolina; decían que la reforma iba a traer hambre y los bloqueos adelantaron ese efecto, luchaban por los campesinos quienes hoy se ven obligados a botar la leche y los alimentos que producen se pudren en las entradas a las ciudades.
Ya al abrir el paso y volver a la normalidad, va a parecer que los promotores del paro perdieron, y se viene convirtiendo en una lucha de egos entre un presidente obstinado y unos manifestantes que vienen suicidándose en sus muy justas pretensiones y con ellos, se están llevando por delante el pueblo que los apoyó. Perdimos todos, y el gobierno también pues van a pasar años para que pueda reponerse del daño que causó y para recuperar la gobernabilidad y la imagen del país en el exterior.
No obstante, es hora de cesar, ya se ganó, vamos a disfrutar y a celebrar porque la lesiva reforma tributaria es hoy un papel en el archivo del congreso de la república, que quedará para siempre en la historia, como la iniciativa legislativa que el pueblo tumbó con su derecho legítimo a la protesta.
Se puede continuar luchando por las justas causas, de manera pacífica, ya vimos que se puede, pero sin atentar contra el pueblo que es en últimas lo que todos queremos defender, el país debe producir y crecer para que en 2 meses no nos vuelvan a ahogar con otra reforma tributaria, que ya sería imposible de retirar, sólo la producción genera impuestos y eso es caja para el gobierno, si las empresas no producen será el pueblo nuevamente el llamado a cubrir el hueco fiscal, y termino como el Chapulín Colorado “ y ahora ¿quién podrá defendernos?”.
LF ya ha habido otros triunfos…leete a Mauricio Archila…. esperemos a ver qué pasa
Excelente artículo, sin embargo yo creo que el desabastecimiento que estamos viendo es una jugada política del estado para enemistar a la personas contra el PARO, teniendo el estado la solución en sus manos y es sentarse a negociar.
Sin ser partidaria de la totalidad de las peticiones del movimiento, (me parece una alcahuetería la renta básica solicitada) es sentarse y hablar con argumentos económicos y retirar esas reformas tan lesivas que proponen los gobernantes en contra de la mayoría de sus gobernados lo que genera tanto malestar. QUE ES PRINCIPIO EL OBJETO DE ESTA PROTESTA SOCIAL.
Tal cual
Muy ecuánime su columna, bien por ello!