Por Sebastián Allan
Muchas personas se atreven a hablar del virus, para unos creado en un laboratorio, para otros propagado por la ingesta de un animal. La verdad del caso, es que el verdadero virus fue encerrarnos en un confinamiento para paralizar la economía, estamento esencial para el desarrollo de las naciones.
Continuamente nos bombardean con mensajes relacionados con ‘Quédate en casa’ y esto nos dejó sin empleo, sin horarios, sin dinero, sin comida, sin familia; pero sí quieren que paguemos impuestos, gestando una dictadura que nos quiere robar lo más preciado del ser humano: la libertad.
Por eso, los invito a que griten ¡No tengo temor!, y este simple gesto les ayudará a avanzar, a determinarse y a ser tenaces con lo que tienen enfrente, aún cuando la neblina siga espesa.
Ahora me pregunto, ¿cuál es el siguiente paso para encontrar la libertad? Hace algunos días el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, manifestó que las casas de oración son lo que sostiene su país. De frente dijo que no puede ser que en su nación abran primero centros de abortos y licoreras mientras las iglesias (piedras vivas) permanecen silenciadas.
Si, los centros religiosos son necesarios, es más son esenciales para la salud mental de las personas, donde se obtienen respuestas que la ciencia no explica o anula (método escapista). Es importante recordarles, que la fe debe ser inquebrantable, fuerte y firme.
Por eso, mis amigos lectores, les digo una cosa sencilla: las personas que profesamos una fe necesitamos congregarnos, reunirnos en Gran Asamblea, compartir espacios con nuestros líderes y tomar decisiones que nos ayudan a crecer espiritual y materialmente.
Ayer, en Colombia se amplió la cuarentena por un mes más, donde se determinó que 43 actividades económicas pueden iniciar labores, bajo protocolos de bioseguridad que ayuden a minimizar los riesgos de las personas.
Finalmente, quiero decirles que el temor es el verdadero virus y que como valientes y guerreros, debemos vencerlo. Sí, el temor paraliza… no lo aceptemos como algo cotidiano en nuestras vidas; por el contrario, enfrentémoslo con carácter y templanza, porque así nos tiemblen las piernas, hay un respaldo mayor que se llama Dios (para mi el de la biblia), que venció la muerte y nos lleno de vida para tenerla en sobreabundancia.
Pienso que lo primero es Dios. Es la clave del éxito.. Los templos y congregaciones no se pueden catalogar como un almacén..