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Economía y medio ambienteNuestros tesoros perdidos: parte 2. La Biodiversidad.

Nuestros tesoros perdidos: parte 2. La Biodiversidad.

Por JOSÉ DANILO SALAZAR

El 3 de diciembre de 2020, escribí la primera parte de éste artículo prometiendo volver a éste tema específico, hagámonos una pregunta ¿Por qué hay países tan pobres en biodiversidad que son ricos y por qué nosotros que la tenemos no salimos de pobres? ¿Será que se cumple aquel chiste de mal gusto, que aun así retrata nuestra realidad económica?  

El  chiste dice que estaban dos personajes, San Pedro y Jesús, mirando un mapa de América y decía Jesús: aquí va a estar Argentina, será famosa por sus carnes;  aquí estará Chile famoso por su cobre; aquí Venezuela famosa por su petróleo;  aquí se ubicará Ecuador famoso por vender pescados y atunes enlatados , y así continuó nombrando país por país y San Pedro, solo miraba, finalmente ubicó en el mapa Jesús  a Colombia diciendo: aquí estará éste país famoso por su café, petróleo, esmeraldas, carbón, paisajes, y siguió el listado, san Pedro lo atajó: maestro, a cada país le diste un producto y a ese último le diste de todo,  ¿ por qué? -Pedro es que no sabes los desgraciados que gobernarán allá. Este mal chiste para enfatizar que nuestras riquezas parecen ser más una maldición,  que lo  en realidad son: una bendición,  pero manejadas y administradas por otros que si se enriquecen  con ellas, mientras a nosotros no nos benefician.

La biodiversidad es la combinación de dos palabras, se  define como la variedad de plantas, animales, hongos y microorganismos, y las diferencias genéticas que en éstas especies producen rasgos muy diversos; también se refiere a la manera como estas especies interactúan entre sí, y con el suelo y el agua que los rodean, a estas interacciones se les llama ecosistemas.

La diversidad de los ecosistemas tiene que ver con varios factores, entre ellos: alimentos, humedad, diferencias de clima y radiación solar; en Colombia por estar ubicados en la zona ecuatorial con alta radiación solar todo el año, con cordilleras que generan diversos climas (los  pisos térmicos), donde prosperan diversos organismos y ecosistemas; aunque solo tenemos el 0,7 por ciento de la superficie terrestre, somos el cuarto país en mamíferos, tercero en reptiles, segundo en: anfibios mariposas y plantas y primero en aves y orquídeas ¡Qué maravillosa bendición nos ha tocado!

El 12 de agosto de 2001, página 1-2 , en  “El Tiempo”, Juan Carranza denuncia que, en éste tiempo, los imperios ya no necesitan armas para dominar a países débiles o a sus colonias, ahora la dominación será más sutil, por medio de alimentos, a través de semillas transgénicas, manipuladas en laboratorios, que evitan el alto consumo de pesticidas y aumentan la productividad de éstas, si  son cancerígenas o no bastaría  identificarlas con una etiqueta como lo hace la Unión Europea;  el problema  para nosotros y nuestra región, es que se dejará de investigar sobre plagas, enfermedades, productividad,  etc. porque  no es necesario,  ya que estos temas  los resolvieron los transgénicos,  y al desaparecer  nuestra  investigación actual,  por cierto muy precaria, nuestros países, condenados a  aceptar el papel que se nos asignó  en el  orden capitalista mundial:  vender nuestros recursos naturales y agricultura y no tener industria,  acabamos convertidos  en  proveedores de minería y materias primas agropecuarias; papel que hemos desempeñado hasta ahora, cuando seremos doblegados por  las multinacionales, que nos sacarán de proveedores a compradores de su su agricultura,  y  que, además, podrán decidir si nos venden o no sus semillas, pudiéndonos obligar a apoyar la política internacional de las potencias, para ser premiados con semillas, de lo contrario podrían negárnoslas, y podríamos desaparecer por hambrunas  o volvernos suplicantes de su caridad;  los gobiernos colombianos siempre han sido sumisos al capital norteamericano y han actuado como sus satélites,  por algo somos calificados de Caín de América, falta ver si tanta  abyección y servilismo nos  garantizarían ser clientes especiales, no lo creo. El yanqui es comerciante y solo tiene clientes a quienes clasifica de acuerdo a su poder adquisitivo, no por su lambonería, para la sumisión no hay recompensa. Para demostrar cómo hemos pasado de vendedores, a compradores de  productos agropecuarios, el señor Carranza dice “en la década de los 70, se sembraban en Colombia 240 mil hectáreas de algodón. Hoy treinta años después – cuando en los 90 se llegó a solo 7.000 hectáreas- apenas se cultivan 45.000”, “lo mismo sucedió con el arroz, el maíz y la papa, pues el trigo, la cebada y la soya prácticamente desaparecieron, y el país llegó a mediados de los 90 a la calamitosa cifra de 6,5  millones de  toneladas de productos agrícolas importados”, obviamente después del T.L.C.  Con U.S.A. ésta situación debe ser peor. ¿Ha mejorado la situación del campesinado y se ha dado una verdadera prioridad al agro? , los paros campesinos y la minga indígena demuestran que no. La seguridad alimentaria es una cuestión de seguridad nacional para los gringos, ¿por qué para nosotros no? , porque nuestros gobernantes no son patriotas, no les preocupa depender de otro país para alimentar a su población, teniendo tierras, mano de obra, climas y según se dice 8 millones de desplazados, que podrían ser beneficiarios de los baldíos de la nación y las tierras  recuperadas de narcos paras y guerrilla y  ser la base de la resurrección agropecuaria nacional.

Juan Pablo Ruiz, en su artículo  “Biodiversidad:  la usamos o la perdemos” publicado en  “El Espectador” semana del 26 de septiembre al 2 de octubre de 2004, página 18- A, dice que los países ricos en biodiversidad, están perdiendo ese, que sería su capital natural de manera acelerada, y  agrega que  “ esto se explica  porque si bien es un lugar común que la biodiversidad es una riqueza natural que debe ser conservada, para quienes toman las decisiones de política aún no hay evidencias suficientes o contundentes respecto a su aporte al desarrollo económico y social”.  Según el autor somos el tercer país más rico en biodiversidad en el mundo, el más denso en biodiversidad por unidad de superficie,  pero esta circunstancia natural, no ha sido aprovechada para usarla como pieza fundamental para el desarrollo social y económico de nuestra patria.

Opina  el autor que, aunque el sistema nacional de áreas protegidas pretende conservar la biodiversidad y en los parques nacionales se prohíben actividades productivas, la aspiración de conservar la biodiversidad sin usarla está  fallando, los recursos para el sistema nacional de parques son cada vez  menores, y los parques son invadidos para cultivos ilícitos como coca y amapola, lo que los expone a ser fumigados,  o son usados para actividades empresariales, o como parcelas campesinas.

Considera el señor Ruiz, que por la crisis de producción agropecuaria  y su constante pérdida de importancia relativa en la actividad económica nacional,  debemos repensar el desarrollo rural,   deben diversificarse las actividades rurales; según el señor Ruiz “un camino es convertir la biodiversidad y los ecosistemas  naturales en recursos para el desarrollo. Diversificación en los sistemas productivos buscando mayor presencia de biodiversidad  En asocio con  los cultivos y productos tradicionales.  Diversificación en los productos agropecuarios, buscando y desarrollando mercados para productos de nuestra biodiversidad”,  también propone  diversificar actividades productivas rurales  asociando la  conservación de  los ecosistemas  con el  agroturismo, el ecoturismo y la preservación y pago por servicios ambientales. “En síntesis, buscar convertir la biodiversidad  en capital económico y social para el desarrollo sostenible del país”

Infortunadamente muchas recetas como las del autor anterior, son difíciles de implementar, cuando lo único que aún nos quieren comprar las potencias es nuestra minería, para vendernos sus productos industriales y seguir enriqueciéndose a costa nuestra;  por otra parte las potencias practican la biopiratería: el robo de recursos biológicos de los hábitats  nativos de un país y muchas veces los conocimientos ancestrales, para su uso comercial,  y no pagan regalías por ello, si  alguien compra un jean Levis, el precio incluye la marca del pantalón, por ser marca registrada;  pero  sucede que con nuestras especies animales o vegetales, por falta de políticas gubernamentales, dinero e investigación nuestras,  las multinacionales fabrican productos que registran como descubiertos por ellos,  sin reconocer el robo que nos hacen, el caso más horroroso es el de la multinacional Monsanto, que pretendió patentar las semillas del mundo, como un descubrimiento suyo y no un regalo de Dios, o un producto de la evolución del mundo natural.  En artículo publicado en  “El Tiempo” el domingo 11 de junio de 2006, suplemento del “The New York Times” página 4, se cuenta que Brasil investiga el uso medicinal de la baba de una rana venenosa de árbol, que podría ser la redención económica para una aislada y pobre tribu brasileña, tenían un equipo de 20 científicos, que buscaban un millón de dólares para financiar el proyecto. El citado artículo denuncia  que  Squibb, un gigante de la farmacéutica, estudió el veneno de la serpiente jararaca y lo usó para fabricar Captopril, que empezó a vender en 1975, obteniendo ingresos de millones de dólares para la empresa con sede en Nueva York, sin que Brasil, país de origen de la serpiente, sea nombrado para nada.

¿Cómo logramos aprovechar la bendición en nuestro beneficio?         

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