EN BLANCO Y NEGRO.
Por: ALBERTO VILLEGAS AGUDELO.
“Solo aquel que sueña y se traza propósitos de vida puede ver realizados sus anhelos y aspiraciones.”
Vuelve y adquiere relevancia la antigua aspiración de tener una vía alterna que nos comunique con nuestro hermano siamés el municipio de Belalcázar.
Unidos por siempre en el espacio físico que ocupan ambas localidades, con historias similares en cuanto a quiénes fueron sus primeros pobladores con inmensas similitudes en su topografía y climatología y hasta en el propio desarrollo étnico y socio-cultural, podría afirmarse que lo único que nos separa es el cordón umbilical llamado río Cauca, en donde años atrás, visionarios dirigentes de ambos municipios, ante la necesidad de complementarse en muchas de sus labores primarias como la agricultura y la ganadería y hasta en el abastecimiento de bienes y servicios en ambos sentidos, sin mayores conocimientos de ingeniería y con escasos recursos económicos, construyeron un puente peatonal del cuál, aún, se conservan en ambos lados del río los pivotes de concreto, como testimonio perenne de esa unión indisoluble, territorialmente hablando, y un profundo significado de que hoy como ayer, estamos en condiciones de afrontar nuestros destinos en muchos aspectos de bienestar, convivencia y desarrollo económico, de manera conjunta y complementaria para beneficio mutuo.
Esta es solo una metáfora descriptiva que busca en quienes en la actualidad son sus dirigentes y por supuesto en las comunidades de ambos municipios, despertar el interés y propiciar coincidencias frente a los procesos de integración, cada vez de mayor importancia, en una región que viene trabajando a pasos acelerados en temas de desarrollo y competitividad global, de los cuales no podemos quedar por fuera, so pena de las graves consecuencias sociales, económicas y políticas que esto puede significar para ambos municipios.
Ahora que toma fuerza y que se abre a pasos agigantados la conformación de la región administrativa de planeación «RAP del eje cafetero» con su más reciente inclusión del departamento del Tolima, que agrupará a 100 municipios con cuatro millones de habitantes, que pasará del 4 al 6.2 del PIB nacional, que tendrá un gran peso a nivel nacional en el tema cafetero, convirtiéndose en el primer productor del grano a nivel nacional y que abordará temas en proyectos regionales de tanta importancia como el turismo, la protección del agua, la comunidad del conocimiento y la ampliación de cobertura de Telecafé, donde por naturaleza propia estamos inmersos, es cuando con mayor fuerza y ahínco tenemos que buscar procesos de integración común que nos permita un espacio destacado dentro de todo este contexto de desarrollo regional.
La construcción de un puente sobre el sector de Beltrán y el mejoramiento de sus vías comunicantes en ambos sentidos de Marsella y Belalcázar, debe convertirse en un propósito regional, apalancado por el Gobierno nacional y apoyado irrestrictamente por los gobiernos departamentales y la clase política, social y empresarial de Risaralda y Caldas.
La común y añorada pretensión de que Marsella pueda tener conexión con la vía 4G que la conecte al Valle del Cauca, Choco y la Costa Atlántica por Antioquía y que Belalcázar tenga acceso al ferrocarril de occidente, al aeropuerto de Palestina y una mayor cercanía con Manizales, su capital, y que ambos municipios puedan convertirse en un verdadero corredor turístico y económico regional, son aspiraciones sobre las que debemos poner todo nuestro empeño y trabajar sin desmayo alguno, si es que no queremos quedar relegados en el olvido y el ostracismo que genera la incomunicación y no participación en los grandes propósitos que esta pujante región viene consolidando unida y de manera concertada.