La mayor responsabilidad de cualquier gobierno territorial está en una adecuada gestión financiera que garantice el cumplimiento de las metas trazadas, de las promesas electorales y del plan de desarrollo que se le presenta a la ciudadanía. Siempre será una tarea difícil porque, en el nuevo marco jurídico colombiano, cada alcalde que llega encuentra las arcas vacías. Las cosas en nuestro departamento de Risaralda y en su capital no son lejanas a esta realidad y en concordancia con ello hay que celebrar que los mandatarios hayan sabido acertar en la escogencia de los funcionarios que administrarán la hacienda pública.
El gobernador designó a alguien a quien ya le había entregado la misma responsabilidad en su primer mandato, un hombre conocedor como pocos de las finanzas departamentales, pulcro, serio y sin aspavientos. El doctor Jorge Alexis Mejía llega de nuevo al gabinete sin un respaldo político diferente al de su jefe, Víctor Manuel Tamayo. Su hoja de vida es garantía de éxito y los risaraldenses podrán tener la tranquilidad y la certeza de que las cosas irán por buen camino.
Por los lados de la Alcaldía de Pereira el panorama es muy similar. Maya ratificó a quien le había sucedido en esa responsabilidad y había sabido completar la tarea que Juan Pablo Gallo les había encomendado. Conocedora al milímetro de la situación municipal, mujer de carácter y con la misma independencia política que su homólogo departamental, Dora Patricia Ospina es prenda de garantía para el alcalde y para los pereiranos. No la tiene fácil. Las promesas de Maya son enormes y se va a necesitar mucho dinero para cumplir.
En días pasados me referí en esta columna a la situación financiera del municipio y expresé que sería necesario la utilización del mecanismo de la valorización. Al respecto tuve la oportunidad de dialogar con esta funcionaria y me quedé con una grata sorpresa: hay confianza y el firme propósito de financiar el plan de desarrollo sin meterle la mano al bolsillo de los pereiranos. Los argumentos que me dio son absolutamente válidos y expresan la seriedad con que se enfrentará el reto. Ante el inmenso desorden de nuestro catastro sería una gran irresponsabilidad hacer —por ahora— un derrame de valorización. Habría enormes injusticias y quienes terminarían pagando los costos no serían exactamente todos aquellos que deberían hacerlo.
Y, ¿para qué pretenderlo si las finanzas municipales están atravesando por un buen momento? Las cifras hablan por sí solas. El primer logro conseguido es el de haber recuperado la confianza de los pereiranos en el manejo de sus finanzas. Se han visto obras importantes sin sobrecostos ni escándalos.
Los recaudos del impuesto de Industria y Comercio han tenido un crecimiento muy positivo y la administración municipal obtuvo en 2019 ingresos de predial por 135 mil millones de pesos y aspira a alcanzar este año los 150 mil millones, sin contar con los positivos resultados que se esperan de la gestión de actualización del catastro en la que están empeñados desde hace cinco meses el área metropolitana Centro Occidente y toda la administración municipal. Se tienen 70 mil millones de pesos de capacidad de endeudamiento que se pretende no utilizar por lo menos en el primer año.
Las transferencias de las entidades descentralizadas (Aguas y Aguas, Aeropuerto, Energía y Aseo) podrían llegar a los 80 mil millones en estos cuatro años. Ojalá todos estos propósitos se cumplan y veamos salir airosos a los mandatarios en su tarea de cumplirle a pereiranos y risaraldenses. Quienes están al frente de estas responsabilidades no podrían ser mejores. Buen viento y buena mar.
Publicada originalmente en El Diario y reproducida en El Opinadero con autorización del autor.
Confianza en el elegido, bien sea municipal o departamental, cuando nombran personas capaces, sin sesgos politiqueros.