Por John Elvis Vera Suarez
Primero. Las amenazas al territorio no son solamente las que siempre comentamos. Monocultivos, pineras, aguacateras, ganadería extensiva, urbanización zonas rurales, minería, contaminación y deterioro del patrimonio hídrico, erosión, fumigaciones aéreas, cultivos de transgénicos, fragmentación del territorio por ampliación de la infraestructura vial, turismo masivo y depredador, extranjerización de la tierra, etc.
Segundo. Gentrificación: término con que se hace énfasis en el desplazamiento de la población original de un sector céntrico, un barrio de una ciudad o un poblado en general, para atender la demanda turística y/o comercial, además de la especulación en la tenencia de la tierra. Estos sectores urbanos e inclusive rurales, terminan ocupados por grupos poblacionales de mayor nivel adquisitivo y su vecindario original acaba desapareciendo del lugar. Esto viene sucediendo paulatinamente y en diferentes niveles de avance, en todo el territorio del Paisaje Cultural Cafetero.
Tercero. El empobrecimiento de la población por los altos índices de desempleo. La migración de jóvenes, profesionales o no, en busca de oportunidades en otras tierras. El aumento de la población en situación de calle. La explotación sexual infantil. La inseguridad, el atraco callejero, el asalto a propiedades rurales, el sicariato, etc. Nos muestran un deterioro en la calidad de vida y de la convivencia de la población de toda la región.
Cuarto. La corrupción político administrativa. La negligencia y desatención de los asuntos primordiales. Funcionarios estatales sin compromisos reales con sus obligaciones ante la sociedad. La Ley, como se expresa comúnmente, sin resultados contundentes ante la creciente corrupción y la criminalidad. Las cárceles hacinadas con reclusos en espera de su condena o absolución de sus supuestos delitos. Y los delincuentes de cuello blanco pavoneándose por lugares concurridos.
Quinto. La ciudadanía incrédula. Apática. Dice estar cansada de tanta mentira y de ver cómo se deteriora su entorno socio-económico. Acude a los llamados para la participación ciudadana promovida por el Estado, pero se encuentra con muros al parecer inamovibles, que desalientan cualquier dialogo abierto y termina eligiendo finalmente a los directos responsables de su tragedia colectiva.
Sexto. Según la alerta temprana 041 del 25 de agosto, de la Defensoría del Pueblo, líderes y lideresas Comunales, Comunitarias, Ambientales, Defensores(as) de DD.HH., periodistas, comerciantes, Directivos y miembros de base de sindicatos y organizaciones populares, docentes, investigadores, estudiantes universitarios, miembros de las mesas de víctimas departamentales y municipales, han sido asesinados o desplazados de sus territorios por amenazas de grupos ilegales, que están haciendo presencia en el eje cafetero. Además, se presenta “homicidio en persona protegida, lesiones y tortura en persona protegida, prostitución forzada o esclavitud sexual, ataques indiscriminados contra población civil, reclutamiento forzado y vinculación de niños, niñas y adolescentes al negocio ilegal de tráfico de drogas”. Es decir, vienen por el territorio. Una supuesta limpieza social, para controlar la región y ponerla a disposición de sus intereses.