Por: Álvaro Camacho Andrade
– “Nuca se me olvidará cuando la tía Lucila entró a la casa muy agitada, sacó de un talego la pierna ensangrentada de mi abuelo aún con el zapato puesto. Era casi hasta la rodilla.” Rosa Ramírez
– “La cosa fue así: El sábado 16 de julio de 1955 se celebraba en el parque La Libertad la fiesta de la Virgen del Carmen. Norberto (como el peluquero, pero no era gay) el papá de mi padrastro Don Luis, estaba sentado en una de las bancas que eran como talladas en cemento, había fuegos artificiales y en ese momento prendieron una torre con la imagen de la virgen. Junto a la banca donde estaba el abuelo tenían cantidades de pólvora lista para ser usada, al parecer una chispa hizo explotar todo y Norberto voló en pedazos con todo y banca. A la tía Lucila se le ocurrió recoger la pierna y llevarla a la casa para dar la noticia a la familia.” Jorge Arredondo
– “Nosotros vivíamos en El Balso por la subida a La Popa junto a la bomba de gasolina, yo tenía cinco años ¡esa imagen nunca se me quitará de la mente!” Rosa Ramírez
– “Lucila era la hermana menor de Don Luis, mi padrastro, dueño del taller Roserkrant en el pasaje Pulgarín, donde reparaba vitrolas, gramófonos, radios, radiolas y más, técnica que aprendió por correspondencia; ella vivía en san Judas a unas casas de la parroquia, en una casa angosta y muy larga, con Adán. Adán era constructor de casas de bahareque” Jorge Arredondo
– “La tía Lucila era mala con Adán, lo trataba mal y le pegaba, ella hasta tenía un mozo, Adán lo sabía y se aguantaba” Rosa Ramírez
– “Las familias de antes tenían debajo de la cama una bacinilla esmaltada y casi siempre blanca que usaban en la noche para no tener que ir al baño que quedaba al fondo de la casa, cuentan que la tía Lucila le pegaba a Adán con la bacinilla y que en alguna ocasión le tiró encima su contenido” Jorge Arredondo
– “Tenía una risa exagerada y burlona, su pelo era largo entre negro y canoso que se cogía con una cola, siempre vestía con faldas largas y oscuras y fumaba tabaco, casi no compartíamos con ella” Rosa Ramírez
– “Cuando no eran faldas largas, acostumbraba a ponerse pantalones y camisas de Adán que le quedaban grandes, y usaba siempre un sombrero fino de hombre que compraba en la carrera 8ª con 18 marca Stetson o Barbicio” Jorge Arredondo
– “Sus ojos eran grandes y saltones, la cumbamba muy puntiaguda y la nariz grande y aguileña” Rosa Ramírez
– “Para mí que la tía Lucila era bruja, ella salía todas la noches al lote del hipódromo que quedaba junto al río donde era Carrefour, montaba caballo a pelo y regresaba a la casa a las cinco de la mañana” Jorge Arredondo
– “Un día, ya vieja, vendió la casa y guardó la plata bajo el colchón, a los pocos días nos contó que se la habían robado unos inquilinos, ya no vivía con Adán, la tía Lucila murió, no sé de qué, más o menos en 1985” Rosa Ramírez
Al pobre Adán lo vieron por última vez vendiendo “solteritas” en La Capilla a finales de los años 80, nunca se supo qué le vio a la tía Lucila, se cree que lo tenía hechizado algo relacionado con la bacinilla.