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ActualidadPENSANDO EN VOZ ALTA. Estamos en manos de la ciencia

PENSANDO EN VOZ ALTA. Estamos en manos de la ciencia

Por JAIME DIEGO BEDOYA

*A propósito de la vacuna que nos inmunizará contra el espantoso e invisible COVID-19, escuché esta interesante conversación entre dos señores, uno anciano y otro muy joven: Creo, que la humanidad encontró la verdadera salvación contra esa mortal enfermedad que nos tiene encerrados y la economía postrada. ¡Gloria a los científicos que la produjeron en tan poco tiempo! La especie humana tiene que estar agradecida con ellos y todos los días hemos de rendirles tributo de admiración y gratitud. Vea, pues, lo que no produjeron las plegarias de la gente que, en tan aciago momento, se aferró a Dios como única tabla de salvación, lo hicieron los sabios en el laboratorio. Los científicos son los verdaderos dioses que salen a salvar la raza humana en los momentos más críticos, respondió el joven. Agrego yo, cada vez está más probado que no es con la oración como se cambiará buena parte de la realidad terrenal. Dios no tiene nada que ver con esto. Como tampoco se alegra ni entristece por lo que hagamos los hombres, pues esas cualidades antropomórficas, son propios de nuestra imperfección. Si Dios se entristeciera o alegrara, dependiendo de nuestros comportamientos sería, en caso de existir, un ser más del universo. La oración sirve como un mantra para tranquilizarnos en los trances difíciles del diario vivir, pero no para conmover a Dios. Dice el Papa Francisco que no nos podemos cansar de rezar porque si no cambia el entorno, cambia uno. Me parece que es la forma más sabia para definir el valor de las plegarias, pues, transformaciones en el medio no se operan, pero la gente aprende a aceptar esa realidad como un carma que le tocó llevar para siempre. La triste realidad de los suicidas es que no son capaces de encontrar un camino distinto a la tragedia. El cambio vendrá con la acción decidida de los hombres, votando por personas comprometidas con el desarrollo justo, equilibrado y que favorezca a todos o, por lo menos, a la mayoría. Y, entonces, ojo con el 22 para que no nos vuelven a imponer otro petardo uribista.

**La reforma fiscal sí se necesita, pero hay mucho de dónde echar mano antes que seguir esquilmando el bolsillo de la clase media. Cómo así que grabar sueldos de dos millones y medio. Sí las pensiones y salarios a partir de 10 millones. Fuertes impuestos a licores, tabacos, bebidas azucaradas, autos, casas y artículos lujosos, congelación de salarios del congreso y alta burocracia. Disminuir el número de militares de alta graduación, fusionar consulados y embajadas, reducir el número de asesores parlamentarios. Y que las iglesias paguen impuestos de las muchas rentas que tienen.

Jaime Bedoya Medina.

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