Por JAIME BEDOYA MEDINA
En Munich 72, un comando terrorista “Septiembre Negro”, nombre tomado de los enfrentamientos entre el ejército jordano y combatientes palestinos que mataron al primer ministro, Wasfi Tall, por el peso que tuvo en la expulsión de sus militantes, asaltó la villa olímpica y mató 11 atletas israelíes. El nadador gringo, con 7 medallas de oro, Mark Spitz, huye del evento por su ascendencia judía. Un oficial de la policía alemana y cinco de los 8 terroristas también cayeron en la matanza. En estos juegos participó nuestro gladiador, el barranquillero Helmut Bellingrodt, primer colombiano que alcanzó medalla olímpica.
En 1980, Moscú organizó los juegos sin asistencia de Estados Unidos en protesta contra las criminales botas soviéticas invasoras de Afganistán que, prevalidas del Internacionalismo Proletario, alegaron llamada del presidente Babrak Karmal a salvar su democracia. Doble moral de los comunistas: Si los gringos invadían, intervencionismo. Si ellos lo hacían, Internacionalismo salvador. De ahí emergió el monstruo Osama Bin Laden, que enfrentó las tropas invasoras aupado por los gringos contra quienes después apuntaría los fusiles que le habían suministrado. Las justas perdieron brillo porque las dos potencias eras las reinas y señoras de la competición en todos los órdenes.
En la seguidilla de saboteos, los olímpicos de Los Ángeles, en 1984, se verían privados de los atletas soviéticos que, en represalia por el trato recibido en los anteriores, tampoco quisieron participar. De nuevo el certamen perdió importancia porque los gringos sin grandes competidores se alzaron con casi todas las medallas.
En 1996, Atlanta fue la agraciada y también golpeada por el terrorismo con saldo de 2 muertos y centenares de heridos. En 1956, por primera vez llegan al Extremo Oriente, a Melbourne, la metrópoli australiana, luego a Tokio en 1964, Seúl en 1988, Sidney en 2000 y Pekín en 2008. Estados Unidos ha sido sede en 4 ocasiones: Los Ángeles, dos veces, San Luis y Atlanta. Canadá, una vez con Montreal. Europa, por 18 ocasiones. En América Latina, dos: Méjico 68, empañados por la matanza de Tlatelolco y en 2016, en la embrujadora Río de Janeiro. África nunca ha tenido la suerte de realizarlos.
También en estas justas el gobierno del gran Juan Manuel Santos superó con creces las expectativas.
Gracias, atletas; gracias, Tokio. Adiós, nos veremos en París 2024.
**Celebro la detención de los vándalos de La Primea Línea. Creo que, los organismos de inteligencia tuvieron que buscar hasta debajo de las piedras, porque dado que usaban las nada revolucionarias capuchas, no era fácil ubicarlos. El Estado lo logró y, salvo que se trate de un falso positivo, felicitaciones. Ahora, ¿cuándo detendrán los paramilitares armados de Cali que, con toda desfachatez y al lado de la policía disparaban contra los civiles? Severidad con unos y complacientes con los otros no es ni moral ni jurídicamente válido.
Jaime Bedoya Medina.