El incremento de las mesadas que superan un salario mínimo mensual legal en Colombia ha sido cuestionado, con razón.
De acuerdo con la normativa vigente, estos ajustes se restringen a reflejar únicamente la carestía registrada durante el año previo.
Este esquema no representa un aumento efectivo, pues solo compensa parcialmente la pérdida de capacidad de compra experimentada con anterioridad.
Año tras año, dichos pensionados ven sus ingresos estancados en términos reales y afrontan mayores gastos en salud, propios de su etapa vital, sin que se incorpore ningún factor adicional asociado al crecimiento económico.
La variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC), calculada por el DANE, sirve de indicador central para estimar la inflación en Colombia.
Según esta entidad, la tasa anualizada para noviembre de 2024 fue del 5,2%, mientras que el Ministerio de Hacienda proyecta un 5,0% para el mismo año.
Esto hace pensar que las pensiones superiores a un salario mínimo legal tendrán un ajuste entre el 5% y el 5,2%.
Desde una óptica conceptual, esta realidad puede entenderse así:
- Rigidez Nominal: Las mesadas no se adaptan oportunamente a la evolución de los precios, generando pérdida del poder de compra.
- Ilusión Monetaria: Los incrementos nominales dan una apariencia de mejora, pero no compensan la erosión real del ingreso, prolongando el desequilibrio.
- Efecto Arrastre de la Inflación: Al basarse en las variaciones pasadas, el ingreso actual no equipara el nivel de precios vigente, manteniendo un rezago persistente.
Por contraste, las pensiones hasta un salario mínimo suelen beneficiarse de incrementos superiores a la inflación, dado que en las negociaciones —o en su defecto, por decreto— se contemplan factores como la productividad y el crecimiento económico.
Limitar las pensiones superiores al salario mínimo únicamente a la inflación pasada prolonga una situación injusta que no refleja el dinamismo de una economía en expansión.
Este enfoque puede afianzar las disparidades entre distintos sectores sociales, perjudicando especialmente a quienes, habiendo cotizado mayores montos, enfrentan el paso del tiempo con ingresos relativizados frente al alza general de precios.
Es lamentable que la reforma pensional de 2024 no haya previsto un ajuste auténticamente real para estas mesadas.
Es hora de establecer un sistema más equitativo, que no solo reconozca el encarecimiento previo, sino que incorpore las perspectivas de una economía más próspera.
En un país que aspira a disminuir las desigualdades sociales y económicas, ¿cómo justificar que una parte considerable de sus adultos mayores quede relegada en términos reales?
La respuesta no puede seguir siendo el silencio de los afectados, ni la indiferencia institucional.
Mi apreciado Javier, la problemática pensional es sumamente compleja y costosa en su solución. A los ponentes de la Reforma, les dio miedo meterle el diente a la parte económica de ella. Y a las organizaciones pensionales y sus hermanas las Centrales Obreras, ni se les ocurrió presentar fórmulas alternativas, como sería que el incremento pensional fuera el promedio del IPC y el incremento del salario mínimo.
En vez de echar discursos de la historia del neoliberalismo, deberíamos presionar a las Centrales Pensionales a preparar propuestas de nivelación pensional.
Es muy interesante su columna Profesor Ríos, porque desde hace cerca de 40 años los tecnócratas neoliberales al servicio del capital especulativo que acumulan las grandes corporaciones y la élite de poder en el mundo, a sangre y fuego han avanzado en su propósito de financiarizar la economía, aplastar la clase media y su derecho a mejorar su ingreso y su vida digna.
Es así como la remuneración salarial de aquellos que están en su etapa productiva la han reducido en más de un 50% desde que la aplanadora neoliberal se impuso en Colombia y a un altísimo porcentaje de quienes ya acabaron su vialidad porque dedicaron su juventud y su vida al aparato productivo, con «patrañas» y engaños los reclutaron en los fondos de pensiones y se les apropiaron de más del 40% de su mesada pendional; a éstos y a quienes acertadamente optaron por quedarse en el Régimen de Prima media con prestación definida, también los sigue golpeando eso misma élite de poder, que tiene secuestrado al Estado, dándole un manejo restrictivo a la Política Monetaria con el único fin de manipular el comportamiento de la Inflación a su favor, logrando durante décadas mostrar un IPC de un solo dígito, que les ha permitido ponerle un freno al incremento salarial, que pocas veces en las últimas 3 décadas ha mantenido estable o mejorado la capacidad de compra de la población colombiana.
A manera de ejemplo, y por mensinar un solo hecho que comprueba la veracidad de lo que Usted, profesor Javier explica en su columna y de lo que se describe en los párrafos precedentes, obsérvese que durante ese mismo período, la cantidad de tarjetas de crédito en el bolsillo de los colombianos se ha incrementado, el sobreendeudamiento de los hogares se ha triplicado, la cartera de crédito consumo de los bancos se ha quintuplicado y las aberrantes utilidades acumuladas por los banqueros (que son los mismos dueños de las grandes corporaciones empresariales del mundo), ha crecido más de 20 veces. Esto sin meternos meternos a analizar la vulgar y peligrosa concentración de la riqueza, que cada vez está en manos de un más pequeño grupo de «privilegiados» magnates que se adueñaron del Planeta.
Ese fue un engaño más de los políticos promeseros con los pensionados a quienes les crearon falsas expectativas para alcanzar el poder.
Acertada columna, el incremento anual está rezagando el ingreso real de los pensionados que superan el salario mínimo.