Una ciudad como Pereira y cuatro millones de habitantes del Eje Cafetero y regiones vecinas, al estar en zona de alto riesgo sísmico, por tener un volcán activo en el vecindario y suelos de cenizas volcánicas altamente deleznables, merece y necesita un hospital de alta complejidad o de cuarto nivel.
La ciudad carece de un pabellón de quemados cuyos pacientes son remitidos a Cali. Las enfermedades de alto impacto no conocen raza, ni credo religioso o político.
Además, Pereira y Manizales están hoy en el ranking de las dos ciudades del país con mayor índice de envejecimiento cuya población requiere atención médica especializada, de altos costos y complejidad.
Pese a las opiniones políticas o personales, hoy Pereira tiene andando de la mano del gobernador Víctor Manuel Tamayo, un proyecto de hospital de alta complejidad cuyas obras se han iniciado con recursos de la Nación y la celosa vigilancia de la Contraloría General de la República, tal como me lo aseguró el Contralor Carlos Mario Zuluaga.
Con toda la tramitomanía, estudios, diseños, pliegos y demás etcéteras, no es fácil poner en marcha una obra de esa magnitud. Estuvimos allí viendo la iniciación de la construcción en 9 mil metros cuadrados del edificio de consulta externa. El edificio de atención en salud de alta complejidad y administración tendrá unos 45 mil metros cuadrados. Incluido helipuerto. Habrá que mejorar tiempos de ejecución.
Las ideas tienen poder, pero hay que gestionarlas y hacer presión social para asegurar un servicio de salud eficiente y de alto valor científico para la región.
Comprendo a mis lectores que opinan sobre las incertidumbres que tienen estos proyectos con recursos públicos. Ojalá de la cita del gobernador Tamayo con el ministro de Salud Guillermo Alfonso Jaramillo salga el acuerdo que garantice la estabilidad futura del proyecto en el sentido de que sea una institución privada como la Clínica Valle de Lilí la que administre el Hospital de Cuarto Nivel.
Esa debería ser la consigna que anime a la sociedad risaraldense, en especial, a la gobernanza institucional conformada por las autoridades gubernamentales, los gremios empresariales y la Red Universitaria de Risaralda.
Sugerimos al gobernador crear una veeduría garantista cívico técnica como la de Vías del Samán cuyos resultados son positivos y valiosos.
El gobernador Tamayo ha recuperado el Hospital San Jorge cuyo desgreño administrativo tuvo seis gerentes en la anterior administración y pérdidas superiores a $20 mil millones sin responsables políticos ni administrativos.
Es verdad que lo público tiene riesgos, pero en 100 años no habrá otra oportunidad para que Pereira tenga un hospital de cuarto nivel.
Estimado columnista, no estoy de acuerdo con su opinión, desconoce mucho usted del sistema de salud y la prestación de servicios…no es necesario un 4to nivel de atención, se resolvería tan fácilmente la atención de alto costo en el departamento construyendo un hospital de segundo nivel en Pereira que libere al hospital San Jorge y le permita ser el centro de referencia especializado para la región con oferta de servicios de 3 y 4to nivel sin incrementar los costos en salud de un sistema que ya no aguanta más apretadas de cinturón. Además un segundo nivel no cuesta 600 mil millones de pesos y no deja un lucro del 10 al 15 % por destinación de contratación al promotor de la iniciativa..mal calculados 60 a 90 mil millones de pesos, dinero suficiente para pagar 4 veces el endeudamiento actual del hospital San jorge..