Duque con la reforma tributaria de Carrasquilla, desafió al pueblo colombiano en vez de solucionar las peticiones del Paro Nacional 2019-2020, esas actuaciones de nuestros gobernantes me hacen verlos como extraterrestres, desconectados de las necesidades de la gente y gobernando a sus espaldas. El “Estallido Social” del 2021 que al perecer nadie esperaba, había sido diagnosticado casi veinte años atrás.
En artículo titulado “Colombia: Estado lamentable”, “El Tiempo” Domingo 27 de Octubre 2002 páginas 1-4, 1-5 se analizó la situación del país. El preámbulo del artículo decía así: LA BOMBA SOCIAL Historia de vida, datos preocupantes y opiniones de expertos reunidos en este especial de EL TIEMPO confirman que la llamada “deuda social” acumulada por el estado es un polvorín. Paradójicamente, coinciden los analistas, no parece a punto de estallar, por ahora. EXCLUSIÓN / ¿Qué tan lejos está el país de un estallido popular? Según el artículo, a pesar de la magnitud de las desigualdades en un país con algunas de las cifras más preocupantes de América Latina, lo insólito es que no se hubiese producido un estallido social: “Según muchos analistas, las cifras evidencian que desde hace más de una década, Colombia cumple de sobra con las condiciones de una bomba de tiempo social”
Según el artículo, la incapacidad del estado para solucionar los problemas básicos de la mitad de la población y la exclusión en Colombia, lo convertían en el segundo país más inequitativo del continente después de Brasil; se citaban cifras de Luis Jorge Garay: ”1,1 de los propietarios de la tierra poseen el 55 de la tierra en el país; la gente de altos ingresos gana 26,3 veces lo que ganan quienes devengan el mínimo o menos; el 75% de todo el crédito comercial está prestado a dos mil empresas o personas naturales, a pesar que existen más de un millón de negocios informales, 12 mil fábricas formales y 208.659 establecimientos comerciales”. También ofrecía cifras del economista Eduardo Sarmiento “De tener un 54% de pobreza comenzando los 90, pasamos a un 60% hoy; los ingresos salariales se redujeron en una quinta parte en los dos últimos años. Y de un 10% de desempleo hace una década, pasamos a 20,5”, según el mismo Sarmiento sumando el 19% de desempleados más el 31% de los subempleados, tendríamos a la mitad de los colombianos sin nada que hacer, o vendiendo cigarrillos en las esquinas.
La ineptitud estatal para buscar soluciones para los 25 millones de pobres de esa época, extendería la pobreza a las siguientes generaciones; según cifras de la Defensoría del Pueblo:”2,7 millones de infantes no asisten al colegio por falta de cupos, y 800 mil niños trabajadores eran menores de 11 años”; otras cifras decían que 323 mil niños trabajaban en servicio doméstico. El escrito reseña que programas como las becas Colfuturo creadas en el gobierno Gaviria, para que jóvenes sin dinero estudiaran en el exterior, se adjudicaban en un 90% a estudiantes de la Javeriana o los Andes ¡Qué tal la rosca!
El escrito comentaba que personas “del establecimiento”, Eugenio Marulanda presidente de Confecámaras, proponía a los empresarios buscar soluciones a la exclusión: “Urgentemente hay que empezar a incluir en nuestra gestión a los grupos sociales que tradicionalmente han sido marginados, Esto no es un asunto de interés filantrópico. Es un imperativo para el crecimiento económico. Ninguna economía es sostenible en tan aterrador contexto”.
Jorge Rojas director de Codhes, creía que por la llegada a las ciudades de desplazados sin comida, sin trabajo, sin alternativa para ellos o sus hijos, se estaban dando las condiciones para una manifestación popular a gran escala. Camilo González Posso opinaba que a pesar de estar dadas las condiciones para un gran estallido social, la guerra hacía que la economía pasase a un segundo plano; a pesar de la desmotivación, de la incertidumbre por el futuro: “Existe un enorme temor a levantarse contra el estado porque la opción de la guerrilla aparece como menos deseable para la mayoría”.
Finalmente se citaba a un investigador del Cinep: “Lo peor es que ninguno de los gobiernos del 90 para acá parece tener conciencia de la bomba de tiempo que se está gestando. El estado y el establecimiento son indolentes. Casi nadie ha mostrado la voluntad política para romper el círculo vicioso de la exclusión. Todo indica que lo que buscan es preservarla”.
-Un segundo artículo titulado “Los grandes costos de la pobreza”, “El Tiempo”, Domingo 8 de Agosto 2004. Página 1-8; destaca que doce años después de iniciar revolcones en salud, educación y programas de tipo social, aún no se derrota la pobreza, que al menos 23 millones de colombianos vivían en condiciones muy difíciles, los niveles del 52 % de pobreza al inicio de la década habían subido al 56%:”Las cifras son muy elocuentes: entre 8 y 12 millones de habitantes son indigentes, es decir, carecen de los recursos para suplir sus necesidades básicas de alimentación. En pocas palabras están aguantando hambre”-
El artículo sostenía que, aunque la ley 100 prometía una cobertura del 100% en salud, para esa época la cobertura iba en 40%. Aunque la cobertura educativa había crecido, un 10% de niños pobres entre 5 y 11 años no asistía a la escuela, un 25% no tenía acceso al bachillerato y menos del 20% accedían a la universidad, ”Por ese menor acceso a la educación los pobres no a consiguen empleos calificados que les mejoren sus ingresos, sino que deben aceptar trabajos apenas para subsistir”.
Aunque el desempleo rebajó del 20% aún sigue en niveles del 15% en las grandes ciudades, señala el escrito; en ese momento Colombia era el segundo país en desempleo detrás de Venezuela. Investigadores como Ricardo Bonilla, de la Universidad Nacional, consideraban que:” no se puede reducir la pobreza cuando muchos de los nuevos empleos que se están generando o son de mala calidad o no están bien remunerados”; para bajar la pobreza, Bonilla planteaba “Hay que facilitar el acceso a trabajos con salarios justos y evitar que las reformas laborales se hagan para reducir los costos de las empresas. Hay que hacer mayores esfuerzos para ampliar la cobertura en educación y permitir que la gente tenga mayor acceso a la tierra”.
Como soluciones: un representante de la Cepal planteaba actuar sobre el desempleo y la desigualdad generadores de la pobreza. Para Jairo Núñez, asesor de Naciones Unidas, otra solución era una adecuada política tributaria donde ricos y capital pagaran más impuestos, al eliminar beneficios y exenciones, habría más recursos a salud, educación y programas sociales; según sus palabras: “Los pobres no pueden seguir siendo atendidos con políticas asistencialistas o de caridad, sino que se deben tratar de incorporar al mercado laboral. Prefiero que tengan empleos de mala calidad a que estén desempleados. Aquí no hay una fórmula mágica”
En pobreza, Risaralda no es la excepción, Juan Diego Patiño (“Risaralda ante a pobreza extrema”, elopinadero, 1 de Abril 2023) plantea que nuestro departamento presenta los menores niveles de pobreza extrema en Colombia; aun así “Son 47 mil personas las que se acuestan en Risaralda tomando dos o menos comidas”, esas personas equivalen a la población de Apía y Quinchía juntas. De una peor situación económica nos salvan los emigrados, cuyas remesas del exterior crecieron un 9% para Colombia en el 2022 (infobae.com/america ). Por concepto de esas remesas el pasado 2021 los risaraldenses enviaron a sus familias cerca de 8.597, 24 millones de dólares (risaralda.gov.co).Risaralda es el quinto departamento que más remesas recibe: “Todas las remesas suman 1.5 billones anuales que sumando los presupuestos de los 14 municipios no alcanzan su valor” (caracol.com.co/ emisora).
Con preocupación noto que nadie habla de la corrupción (tipo Abudinen), como factor que agudiza la pobreza; creo que sí los corruptos, incluidos los políticos, no se robaran la plata, los más adinerados pagarían impuestos como en los países más prósperos.
Ante ese desolador panorama de pobreza ¿Cuáles fueron las soluciones del “genial” Juan Luis Londoño a nombre del uribismo, y los empresarios colombianos? Rebajar los salarios, eliminar horas extras, recortar horas nocturnas y dominicales, es decir, abaratar costos empresariales, diciendo mentirosamente que así generarían más empleos. En cuanto a las reformas, como siempre, el politiquero Congreso (elegido diciendo representar al pueblo, al que apuñala por la espalda, sin que nadie exija rendición de cuentas), acogerá las propuestas de los empresarios que prefieren brindar empleos precarios, tercerizados, casi informales, tipo plataforma tecnológica, antes que devolver los salarios dignos a los trabajadores.
Las soluciones son conocidas ¿Serán acogidas? Rechazo el vandalismo y los destrozos del paro 2021; pero las hordas de habitantes de la calle y de desadaptados que viven al margen de la sociedad, que no tienen nada que perder ¿De qué otra manera pueden protestar?
Muy acertado comentario, somos analfabetos políticos y cómplices amnésicos vde toda esta clase politiquería que se enriquece con negocios sucios, coimas , corrupción y que escogió la política como medio de enriquecerse y fabricar leyes para quedar impunes. Mil saludos y bendiciones hijo.
Muy acertado comentario, somos analfabetos políticos y cómplices amnésicos de la politiquería, una actividad que ahora todo mundo usa para enriquecerse, sin ningún tipo de vergüenza o límite moral.mil bendiciones y abrazos hijo.
Desolador panorama, lo peor es que ninguna propuesta de campaña para las próximas elecciones aborda este tema y aún así la población en pobreza extrema y limítrofes saldrán a votar por candidatos que no los favorecen….