Por ALBERTO ZULUAGA TRUJILLO
No es mi estilo polemizar con mis lectores a raíz de mis escritos ni mucho menos con mis colegas en el oficio por la simple y llana razón de que cada quién, piensa y opina de manera libre como mejor le plazca. Pero hoy debo hacer una excepción en mi comportamiento debido a una columna de mi viejo amigo, el uribista cinco estrellas, Álvaro Ramírez González, titulada: “Providencia”, en la que al relatar los trágicos acontecimientos sucedidos en la Isla caribeña resalta las diligentes acciones emprendidas por el Gobierno frente al territorio insular, brutalmente golpeado por el huracán Iota entre la noche del 16 y el amanecer del 17 de noviembre, señalando que la operación de rescate “será un verdadero récord en tiempo y eficiencia gerencial” y pregunta: ¿a qué horas los oportunistas y malintencionados resolvieron que el presidente Duque había anunciado que en 100 días estaría la Isla totalmente reconstruida? ¿A quién le cabe en la cabeza semejante estupidez? ¿Por qué mienten de esa manera tan burda? Inmediatamente le puse un mensaje: “Álvaro, soy consciente del enorme esfuerzo que supone la reconstrucción de San Andrés y Providencia y del altísimo costo económico en momentos tan cruciales como los que vivimos por la pandemia, pero es la impulsividad de un Presidente lenguaraz que lo pone ante la opinión pública entre la espada y la pared”. A renglón seguido le envié la información del periódico El Tiempo: “Duque habla de plan de 100 días para reconstrucción de Providencia”. Efectivamente, desde Cartagena donde habilitó el Puesto de Mando para atender la emergencia, el Presidente textualmente dijo: “Tenemos que poner en marcha un plan de reconstrucción que permita la mayor transformación en un período de 100 días o menos”. Para quienes no se nos dificulta la comprensión de las cosas es obvio entender que lo que debía estar listo en 100 días era el plan de cómo va a ser la reconstrucción. Una destrucción del 98 por ciento de la infraestructura requiere de tiempo y de muchísimo dinero, el que precisamente en estos momentos de pandemia escasea y por cantidades. El diario La República, ante lo dicho por el Presidente el 17 de noviembre tituló: “Duque dijo que la reconstrucción de Providencia se hará mínimo en 100 días”. El Gobierno a nadie corrigió. El castellano es un lenguaje rico en palabras y solo es susceptible de ser malinterpretado cuando no se usan las adecuadas o maliciosamente las utilizamos para dar a entender algo diferente. Y eso fue lo que hizo el Presidente. Enunciado como un plan de reconstrucción para hacer la mayor transformación en 100 días o menos, alimentó la esperanza de una nueva Providencia en ese limitadísimo tiempo. Definitivamente el pez muere por la boca. El 17 de diciembre de 2010, hace exactamente 10 años, una falla geológica borró del mapa a Gramalote, en Norte de Santander, y pese al compromiso del Alto Gobierno de ser reconstruido en un año, hoy, 10 años después es una promesa incumplida. Igual sucedió con Mocoa, cuya tragedia cumple ya cuatro años. En su particular estilo el columnista Ramírez González, en la columna en mención, trata de mamertos, carroñeros y enemigos del Gobierno a todos aquellos que no lo aplauden ni comulgan con sus obsecuentes zalamerías. Es menester mermarle al apasionamiento.
Alberto Zuluaga Trujillo.
alzutru45@hotmail.com