Para encontrar una solución a la falta de dinero que enfrentan los colombianos, es esencial identificar el verdadero problema. Se confunden las dificultades de cada colombiano con las del sistema político; no es lo mismo la falta de dinero que sufren los hogares colombianos que la falta de recursos para sostener el sistema político colombiano.
Mientras las personas trabajan arduamente por llegar a fin de mes y tener algo en la nevera, las noticias hablan constantemente de la corrupción. Aunque este es un problema significativo, es solo un efecto del sistema político y no la raíz de la crisis económica que viven los ciudadanos. Muchos colombianos mencionan la corrupción como su principal preocupación, pero la verdadera realidad es que el dinero no alcanza.
Estamos diseñados para obedecer y, en este contexto, se prioriza el pago de impuestos, parafiscales y otros recaudos, dejando en segundo plano la economía doméstica. La falta de dinero en los bolsillos de la gente se debe a entregar el fruto de su trabajo a un sistema político fallido. Por ello, es crucial priorizar la solución del problema económico de cada colombiano antes que llenar las arcas del Estado.
El dinero es más eficiente en manos de las personas que en manos de los políticos. Actualmente, esta realidad está invertida; cada vez que el sistema se queda sin recursos, se recurre a los bolsillos de los colombianos. Por lo tanto, es vital diferenciar los problemas individuales de los colombianos de los problemas del sistema político. La solución radica en reformar el sistema político, devolviéndole a las personas, empresas y familias lo que el gobierno les ha usurpado, no solo en recursos, sino también en funciones y poderes.